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El café sube de precio (a falta de respuestas)
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Graciano Palomo

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El café sube de precio (a falta de respuestas)

Al final, tras años de experiencia en este chollo de la observación política, te permite afirmar que la gente no recuerda lo que dices, sino cómo lo dices

Foto: El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, durante su intervención en la sesión de control al Gobierno. (EFE)
El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, durante su intervención en la sesión de control al Gobierno. (EFE)

Visto lo comprobado por estos agitados lares, en política es útil decir estupideces, aunque sea por un momento. Incluso, escupir atrocidades por parte de aquellos que ignoran que las palabras tienen un significado. Ahí tenemos, por ejemplo, a Pablo Iglesias y a su fiel escudero, Pablo Echenique, como ejemplos inmarcesibles. Olvidan que ya están en la 'mamandurria'.

En el extremo contrario, encontraremos a la muchachada de Vox que oposita (es lo suyo) a diario al mejor exabrupto del milenio, olvidando sus capos que si la situación española es la que padecemos, entre otras razones, es porque se empeñaron en destruir la unidad del centro-derecha y la derecha. A día de hoy, en el Parlamento español, se puede describir a la perfección aquel axioma del viejo profesor de Yale según el cual un político es aquel que mientras da besos a un niño le roba los caramelos.

Sánchez no invita a Casado a café porque ni siquiera se gasta una llamada telefónica desde hace tres meses

Al final, tras años de experiencia en este chollo de la observación política, te permite afirmar que la gente no recuerda lo que dices, sino cómo lo dices… "¡Cierra la puerta al salir…!", le espetó despectivamente el nuevo marqués al 'hereu' de apellidos compuestos.

"Señora vicepresidenta", pregunta Álvarez de Toledo, "¿podía decirnos si de verdad piensa que el PP está buscando un golpe de Estado?".

"Usted y yo tenemos la obligación de ser responsables", contesta la señora de Cabra (Córdoba). Podría haber añadido: "Nos va la vida. Le invito a tomar un café".

Minutos más tarde. Se sube el corcel Teodoro, segundo jefe de los populares.

"Señor Iglesias, ¿sigue pensando lo mismo sobre las 'puertas giratorias' una vez que ya se ha introducido por ellas?".

"Tendré mucho gusto en invitarle a un café, señor García Egea", respondió el aludido.

placeholder El líder del PP, Pablo Casado, junto a su portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. (EFE)
El líder del PP, Pablo Casado, junto a su portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. (EFE)

Antes, el jefe de la oposición había inquirido al presidente del Gobierno si tiene ya el número exacto de fallecidos por el covid19.

"Señor Casado, usted tiene que decidir si está conmigo o si prefiere a la ultraderecha…".

Y todo así. Es un día cualquiera en el Parlamento donde la oposición pregunta y el Gobierno debe responder, por ley. Sánchez, en cualquier caso, no invita a Casado a café porque ni siquiera se gasta una llamada telefónica desde hace tres meses. ¿Para qué? Ya tengo a Bildu y ERC, ahora a Ciudadanos, a los que ha concedido el favor de en lugar de dos metros de distancia, finalmente, será de 1,5 m.

Jamás pudo imaginar el mítico colombiano Juan Valdés —Café de Colombia— que los políticos españoles del Sáncheztein curraran tanto para su negocio. Gratis. Y los contribuyentes españoles, a 'sensu contrario', que su dinero fuera tan escasamente correspondido por aquellos que lo dilapidan.

Visto lo comprobado por estos agitados lares, en política es útil decir estupideces, aunque sea por un momento. Incluso, escupir atrocidades por parte de aquellos que ignoran que las palabras tienen un significado. Ahí tenemos, por ejemplo, a Pablo Iglesias y a su fiel escudero, Pablo Echenique, como ejemplos inmarcesibles. Olvidan que ya están en la 'mamandurria'.

Pablo Echenique Vox Ciudadanos Bildu