Lo del fiscal Stampa

Mientras la clase política y mediática olvida con gran frecuencia lo que realmente interesa al personal, andan los parroquianos enfrascados en el caso Dina y su móvil —que si fue agente de los servicios secretos marroquíes, etc., etc.—, los chapoteos de la ministra Portavoz —que está como loca por librarse de tal responsabilidad—, por si los socios de Sánchez consideran de "derechas" a las ministras Calvo, Calviño y Robles y un sinfín de 'paqueiradas' más.

He sido y soy muy prudente respecto al caso mencionado; como no dispongo de información fehaciente me limito a hechos comprobados, no sin antes decir que aquellos que consideraron a Villarejo un tigre de papel se equivocaron de medio a medio. Entre esos hechos comprobados está la investigación levantada por la Fiscalía de Madrid contra el fiscal anticorrupción Ignacio Stampa envuelto en un vidrioso asunto de "revelación de secretos" en el llamado "caso Villarejo" y que afectaría, presuntamente, a información facilitada a la abogada de Podemos.

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¿Por qué llama la atención al columnista? A Stampa, destinado en la Fiscalía Anticorrupción, la sociedad le ha encomendado la misión —se le paga por ello— para combatir los desmanes, no para apuntalarlos. Afortunadamente para todos, ello no está acreditado; si lo fuera o fuese la cosa alcanzaría una gravedad extrema. Dicen que se le conoce entre la grey podemita como Ironman y que alguien ha ido presumiendo de sus relaciones personales con el alto funcionario judicial. La prensa extranjera se ha hecho eco de la orgía de noticias al respecto que tienen la virtualidad, al parecer, de divertir al personal.

Todo ello devendría en una magnífica miniserie para Netflix, pero tiene poco que ver con las inquietudes que atenazan a una inmensa mayoría de compatriotas.

Me temo que seguirá dando juego.