Un lustro y están viejos y superados

Es lo que tiene ir en busca desesperada del poder y del dinero. Pablo Iglesias y la cada vez más menguada camarilla que le asiste creyó que con la llegada a la tierra prometida (el poder gubernamental) acabarían todos sus problemas. Lo que persiguió a toda costa y sin escatimar métodos sospechosos se le desvanece a no tardar entre los dedos. Porque hasta su escolta oficial desmiente que haya sido acosado o amenazado durante sus vacaciones en la propiedad asturiana del secretario general del Partido Comunista de España. Desde luego, ningún informe policial a la Fiscalía como es preceptivo cuando suceden este tipo de actos, reprobables más allá de quién sea el que los sufre.

Se les ha caído la “casta”; han preferido los sueldos ministeriales y sus prebendas a los salarios mínimos interprofesionales

En poco más de un lustro, los regeneradores presuntos del sistema se han convertido, con gran gozo, en parte del opíparo sistema. Se les ha caído la “casta”; han preferido los sueldos ministeriales y sus prebendas a los salarios mínimos interprofesionales, han olvidado conjugar el verbo “dimitir”; se pirran por los grandes salones en detrimento de los pequeños apartamentos; tienen cajas B con sobresueldos; disponen de tías que cobran lo que gana un ministro al año por asesoramientos inmobiliarios del partido; aniquilan en juicios sumarios bajo acusaciones gravísimas (acoso sexual) a todo aquel que osa poner puertas al campo mientras callan o ocultan pruebas ante violencias de género cuando afectan a sus conmilitones ideológicos próximos (caso del magistrado del Tribunal Constitucional, Fernando Valdés); se niegan a bajarse el sueldo en situaciones de emergencia social; realizan contratos ficticios con empresas de amiguetes para el trasiego de dinero (Neurona); la democracia interna es una quimera para engañabobos; recurren a los mismos argumentos de la “casta” para justificar los indicios claros de corrupción; mandan directamente al gulag a periodistas, fiscales y jueces que les descubren sus desverguenzas….y así un largo etcétera.

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