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Sánchez: empresarios para doblegar a Casado
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Graciano Palomo

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Sánchez: empresarios para doblegar a Casado

Por otro lado, están colegas del poder europeo de la familia popular a los que el primer ministro español llama a su puerta para que, a su vez, presionen al líder del PP

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

En mi libro de recentísima aparición 'La larga marcha. De Rajoy a Casado' (Editorial La Esfera de los Libros) -perdón por la auto cita-, describo como poco antes de llegar el virus, el Comité Ejecutivo de CEOE trataba de presionar a Pablo Casado para que se postrara de hinojos ante el señor de todos los vientos bonapartistas, le entregara sus escaños y, de paso, aprobara Presupuestos y estuviera al pairo de la soberana voluntad del señor de la Moncloa.

Garamendi, que en esa reunión “histórica”, tuvo duras palabras contra el jefe del PP entregado de pies y manos al señor del Falcon, no logró su propósito. Sabido es, sin embargo, que Sánchez es muy persistente; sobre todo, dicen tener 140.000 millones de euros para distribuir a su antojo. El hecho cierto es que antes de que durante la próxima semana vuelva a tener la consideración de recibir a Pablo Casado cinco meses después, Sánchez ha convocado a la cúpula empresarial. Curiosamente.

Sánchez busca la vía de doblar el espinazo al jefe de la oposición. Empresarios y líderes europeos de la familia popular

Sabe que lo tiene difícil para que el PP le apruebe los Presupuestos y de paso de vía libre a la renovación del CGPJ, RTVE y un sinfín de acuerdos que, dada la situación, no es en modo alguno, urgente. Sánchez busca la vía de doblar el espinazo al jefe de la oposición. Empresarios y líderes europeos de la familia popular. Antonio Garamendi, pese a los muchos desplantes que Sánchez le ha hecho, sigue ahí, empeñado en la genuflexión, incluso con el 'rictus' torcido de otros pares de la gran patronal a los que el jefe del Gobierno no les hace ni puñetera gracia. Por otro lado, están colegas del poder europeo de la familia popular a los que el primer ministro español llama a su puerta para que, a su vez, presionen a Pablo Casado. Merkel, principalmente, pero también el canciller austriaco Kurks e incluso Rutte que se niega a participar en estas componendas porque hace tiempo que le tomó el número a su colega español.

Es verdad que Casado ha cambiado de portavoz parlamentario, sí. Pero no es menos cierto que sus necesidades son las mismas que antes, durante y en la postpandemia: levantar una alternativa al poder “frankenstein” -incluso un exterrorista como Otegui se permite el lujo de amenazar la estabilidad del jefe del Gobierno- cuanto antes mejor y claramente diferenciada.

Y los problemas para hacer verdad ese empeño, no han cambiado. Tienen siglas, nombres y apellidos.

En mi libro de recentísima aparición 'La larga marcha. De Rajoy a Casado' (Editorial La Esfera de los Libros) -perdón por la auto cita-, describo como poco antes de llegar el virus, el Comité Ejecutivo de CEOE trataba de presionar a Pablo Casado para que se postrara de hinojos ante el señor de todos los vientos bonapartistas, le entregara sus escaños y, de paso, aprobara Presupuestos y estuviera al pairo de la soberana voluntad del señor de la Moncloa.

Pablo Casado Antonio Garamendi CEOE Moncloa RTVE