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Casado: respuesta racional/europea, moderada y realista
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Graciano Palomo

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Casado: respuesta racional/europea, moderada y realista

Los extremos están de funeral. No solo la derecha extrema; también la extrema izquierda que, además, tiene el plus contradictorio de estar en el poder

Foto: El líder del PP, Pablo Casado. (EFE)
El líder del PP, Pablo Casado. (EFE)

Los extremos están de funeral. No solo la derecha extrema; también la extrema izquierda que, además, tiene el plus contradictorio de estar en el poder desde donde se perciben con más nitidez las carencias en la gestión, sobre todo, si esas carencias tienen que ver con las cosas de comer.

La vida española, en su interpretación histórica, está plagada de sobresaltos como el vivido en la mañana del pasado jueves en el palacio de la Carrera de San Jerónimo. Porque en este país de la Europa sureña la realidad se construye con altos componentes de clichés manidos donde una falsedad repetida mil veces consigue alcanzar verdad. García Márquez pudo comprobar que el "realismo mágico" no solo se cultiva en las montañas de Antioquía (Colombia).

El palentino sabe que la gran virtualidad del partido que comanda asienta sus reales sobre su incardinación europea

Y en esto subió a la tribuna la víctima, Pablo Casado. Esa realidad mágica, interesadamente espuria, venía presentando al muchacho como un 'hooligan' de la cosa tanto en el continente como en los contenidos. Gran parte de esa realidad 'fake' ha sido construida desde los ordenadores de Iván Redondo, el mismo que no hace tanto tiempo pasó por su despacho en Génova 13 en busca de currelo. De dos manotazos —combinando fondo y forma— hizo estallar la mentira repetida hasta la saciedad. El palentino sabe que la gran virtualidad del partido que comanda asienta sus reales sobre su incardinación europea (PPE, mayoritaria en la Europa libre, democrática y progresista) y cuando subió a la tribuna llevaba bajo el brazo el apoyo explícito de Merkel, Ursula, Cristine, Kursk, entre otras grandes dirigentes de la primera transnacional política del mundo. Y se dejó notar.

Algunos reputados colegas hablan ya de que el jefe del PP ha empezado a subir los escalones que llevan al salón principal de la Moncloa

Europeísmo, moderación, sensatez y realismo. Se abrieron los cielos y los mismos que veinticuatro horas antes consideraban que Casado no representaba otra cosa que un pequeño suflé a punto de derretirse, hete aquí que se les aparece en carne mortal, envuelto en un traje 'prêt-à-porter', un estadista sin par. No para todos, obviamente. Para los más exaltados representa la versión actualizada de Bellido Dolfos con ribetes mesetarios. Algunos reputados y veteranos colegas hablan ya de que el jefe del PP ha empezado a subir los escalones que llevan al salón principal del palacio de la Moncloa. Ni lo de antes, ni lo del botafumeiro en ristre de las actuales horas. Tiene por delante una "longa caminata" hasta que los españoles certifiquen, si certifican, que el muchacho, que a punto estuvo de abandonar la política hace dos años y medio tras el derrumbe Rajoy, asienta sus reales sobre la Europa libre, la sensatez, la moderación y el realismo.

Lo demás son cuentos mágicos. En efecto. Esta podría ser la crónica inédita de cuando un conejo se comió al galgo.

Los extremos están de funeral. No solo la derecha extrema; también la extrema izquierda que, además, tiene el plus contradictorio de estar en el poder desde donde se perciben con más nitidez las carencias en la gestión, sobre todo, si esas carencias tienen que ver con las cosas de comer.

Pablo Casado