Extinción de las clases medias

Un somero vistazo a la línea presupuestaria que Madrid ha mandado a Bruselas produce una mezcla de sonrojo y sonrisa cínica. ¿Alguien en su sano juicio puede creer que en las actuales circunstancias económicas de España los ingresos crecerán más que en el 2019?

Se trata de un vano ejercicio por hacer creer al respetable que el tándem Sánchez & Iglesias va a meter en cintura a los "ricos" y que una vez producido el expolio (sic) los "pobres" podrán comer a dos carrillos. ¿Alguien en su sano juicio puede creer que, en Venezuela, sin ir más lejos, el chavismo ha conseguido liquidar a los "ricos"? Definitivamente, no. Ahora puede que haya otros ricos más ricos que antes de la llegada del coronel golpista y, desde luego, millones de gentes mucho más pobres.

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El milagro de la Transición se produjo porque en España había un amplio colchón de clases medias que es desde donde se disfruta el presente, se construye el futuro y asientan las libertades y la democracia. De modo y manera que nada tengo en contra de que se apriete las tuercas fiscalmente a los Botín, Ortega y demás galería de hipermillonarios; mantengo la duda, sin embargo, acerca de que ello fuera posible. Sucederá como siempre ha ocurrido: el dogal se apretará sobre las clases medias que permanecerán silentes, acongojadas y esquilmadas en aras de no sé qué pretensión populista que más parece una antigualla fracasada que un brindis a la modernidad y al realismo.

La desaparición por la vía de los hechos de las clases medias beneficia a los extremos y pondrá en almoneda a la democracia liberal. ¿Acaso la Historia ha demostrado que hay otro sistema mejor?

Europa se carcajea del señuelo en forma de Presupuestos que Sánchez & Iglesias han remitido a la señora Von der Leyen. Se los devolverán envueltos en papel de chacota, recordando, una vez, que la cosa no está para bromas y que el presente de España pasa necesariamente por la firma de cheques "ad calendas grecas" que deben firmar las tres damas que mandan en la Unión.

Se puede engañar a alguien una vez. Lo que resulta más difícil es engañar a todos siempre y permanentemente.