Despiporre en Rusia (de Sánchez)

Si Pedro Sánchez pudiera cesar al comisario para Asuntos Exteriores de la UE, su 'sponsor' interno en el PSOE, Josep Borrell, lo habría hecho después de su triunfal viaje a Moscú donde fue abofeteado por el soberbio colega Lavrov.

Los engreídos, después de muchos años viviendo opíparamente de la política, suelen caer en la tentación de creerse que son de verdad. Sin embargo, no hay más que ponerles delante una personalidad (en este caso autoritaria) mucha más acendrada y solvente técnicamente para que el ridículo, adornado con un alto porcentaje de acojone, pueda desenmascarar de qué material están hechos.

Josep Borrell no solo dejó en cueros ante Lavrov a la primera transnacional política del mundo y la más enviada en el orbe. El correctivo propinado por el Parlamento Europeo debería servir para bajar los humos a un autosobrevalorado exministro de Sánchez.

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Dentro de los europeos, el más principal afectado ha sido su antiguo jefe. Porque en Moscú todavía resuena la carcajada del Kremlin cuando el vicepresidente Pablo Iglesias dio razón a Lavrov a propósito de los "presos políticos" catalanes y acto seguido varios ministros del mismo gabinete trataron de poner sordina al desvarío. Cosa que rápidamente fue aprovechada por los chicos de Putin para empezar el despiporre del hispano. Ni siquiera tuvieron la caridad de citar al primer ministro. Se fijaron en Iglesias y González Alaya, otra inabarcable estadista mundial.

Un entrañable colega que pasa mucho frío como corresponsal en Moscú me ha revelado algunas de las cosas que se dice respecto al actual Gobierno de España entre las murallas del Kremlin. Mejor lo dejo para otra ocasión…