Almeidamanía

Para un veterano observador de la realidad española el caso de José Luis Martínez Almeida es un caso insólito y muy sintomático de lo que ocurre actualmente en España.

Hace menos de dos años era un completo desconocido, un concejal ignoto, un abogado del Estado en excedencia haciendo méritos en política; y ahora mismo es el "alcalde de España", portavoz oficial del PP y una de las figuras más aplaudidas y aceptadas por los suyos, obviamente, y respetada por los de acullá.

Su reciente éxito en el programa de Pablo Motos (cuatro millones de espectadores) tiene su aquel. Fresco, divertido, con 'reprise', Martínez Almeida es ya un referente joven de cara al futuro. Pablo Casado decidió presentarle como su aquel contra viento y marea y acertó en su apuesta. Creo, modestamente, que el éxito del alcalde capitalino es su inteligencia y su preparación técnica, que le lleva a concluir que no es de verdad.

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Á. Roldán

Tiene unas ideas claras que no oculta y que, lejos de acomplejarse, las luce en la solapa. Pero, especialmente, su capacidad para excitar las emociones del pueblo llano que ve en el muchacho una persona llana, capacitada, entregada a su trabajo y que no va de nada.

Se equivocan, creo, los que apuestan por él ahora mismo ante una eventual sustitución de la persona que le cooptó para aspirar al sillón de primer edil madrileño. Ni está en cuestión lo último ni es muy seguro lo primero.

El éxito del alcalde capitalino es su inteligencia y su preparación técnica, que le lleva a concluir que no es de verdad

Almeida, desde luego, es un valor político de primer orden y la figura señera en el centroderecha de una nueva generación llegada recientemente al poder. No abundan, ni en un sitio ni en otro de la pista, personas y dirigentes similares. Es verdad que necesita tiempo, gestión, éxitos de todo tipo, consolidar su liderazgo municipal (que no es poco) y, sobre todo, dinamitar los tópicos y clichés que marcan rayas entre personas y formaciones políticas.

Se puede describir la "Almeidamanía", como en su momento fueron la "Felipemanía" y la "Aznarmanía", esta cuando el expresidente sufrió el atentado fallido de ETA.

Pese a lo anteriormente descrito, la vida en sí misma es un arcano que solo se despeja con el tiempo. Y en la vida política española aún más.