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17 años de aquella mañana
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Graciano Palomo

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17 años de aquella mañana

No tengo datos para poder afirmar que el juicio por el 11-M fuera una farsa. Los culpables o los presuntos autores fueron sentenciados. Punto

Foto: Vista tomada en la estación de Atocha. (EFE)
Vista tomada en la estación de Atocha. (EFE)

Hace 17 años, España, específicamente Madrid, vivió una de las jornadas más ignominiosas de toda su larga, azarosa e inquieta historia.

Bomba tras bomba en unos trenes de Atocha masacrando a una población tranquila, confiada y trabajadora que asistía a sus puestos de trabajo. Tres días después estaban convocadas elecciones generales donde comprobar si el pueblo soberano revalidaba el poder del PP o por el contrario le mandaba a paseo tras la segunda legislatura de José María Aznar.

Además de 199 asesinatos, mil heridos, una sociedad golpeada hasta sus íjares, las bombas tuvieron la virtualidad de cambiar el poder ejecutivo de la nación. Nadie en su sano juicio creía en ese momento que aquel infeliz Rodríguez Zapatero al frente del PSOE pudiera hacerse con el poder por sí mismo.

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El Gobierno Aznar demostró al mismo tiempo que se comportaba como un chulo sin causa. Ni se enteró de los preparativos del atentado y cuando aquello desangraba ya a los ciudadanos vino a demostrar que tanta prepotencia no era otra cosa que incapacidad para estar en esos momentos al frente del país.

Un secretario de Estado de comunicación engañando, manipulando. Un secretario de Estado de seguridad completamente desbordado; un jefe de los Servicios Secretos que nunca supo por dónde la daba el aire… Un Gobierno, en resumen, superado, mentiroso y sumamente escaso.

Diecisiete años después lo único que se puede sustanciar al respecto es que hay puntos oscuros, montañas lejanas y banderas sin viento

Alfredo Pérez Rubalcaba, él solito, se bastó y sobró para desmontar los engranajes de un poder que creía iba a estar mil años en el machito…”Los españoles –dijo– no se merecen un Gobierno que les mienta…”. Y esos españoles entendieron certeramente el mensaje. Lo compraron.

No tengo datos para poder afirmar que el juicio por el 11-M fuera una farsa. Los culpables o los presuntos autores fueron sentenciados. Punto. El resto queda a la imaginación de cada cual.

Diecisiete años después lo único que se puede sustanciar al respecto es que hay puntos oscuros, montañas lejanas y banderas sin viento. Hasta la llegada de la pandemia china jamás había conocido a mis compatriotas tan humillados y tan impresionados como en aquellas trágicas jornadas a cuyas víctimas ha recordado el rey Felipe con la dignidad que le caracteriza.

Hace 17 años, España, específicamente Madrid, vivió una de las jornadas más ignominiosas de toda su larga, azarosa e inquieta historia.

José María Aznar Rey Felipe VI Alfredo Pérez Rubalcaba