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Ábalos y Calviño
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Graciano Palomo

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Ábalos y Calviño

Desde Economía se han echado balones fuera sobre el asunto de Plus Ultra y los 53 millones de la SEPI. Y se ha puesto el acento en Ábalos

Foto: José Luis Ábalos, Isabel Celaá y Nadia Calviño. (EFE)
José Luis Ábalos, Isabel Celaá y Nadia Calviño. (EFE)

En los países serios y en progreso el jefe del Ejecutivo sostiene al ministro/a de Economía en cualquier circunstancia y, además, le protege del resto de los miembros del gabinete. Ya publiqué hace algún tiempo en esta misma columna el consejo que Olof Palme, el icónico primer ministro socialdemócrata sueco, diera al entonces su pupilo Felipe González: el titular de esa cartera tiene que tener poder dentro de su dicasterio, sí, pero además también "poder político".

El poder político Sánchez lo ha colocado en manos de José Luis Ábalos, quien, además de ministro de Fomento, es secretario de Organización del PSOE. Ahí está la clave. ¿Qué clave? Muchas claves. De lo que ocurre dentro del Gobierno y sobre todo fuera en relación con el dinero público y su destino.

Sánchez perpetra a diario con Nadia Calviño, eurócrata respetada en la comunidad financiera europea, una especie de ninguno llamativo. Lo paradójico del asunto es que ese poder lo ha entregado en las manos de un ágrafo, indocumentado técnicamente hasta el punto de que puede confundir un balance con el boleto de la quiniela. El presidente sostiene a Calviño porque necesita su imagen ante la Unión Europea, que ve en la ministra una especie de garantía para evitar que en España se pueda producir otro Yanis Varoufakis.

Foto: La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, durante la rueda posterior a la reunión del Consejo de Ministros. (EFE)

En este sentido resulta muy llamativo un hecho bien reciente. Desde el Ministerio de Economía se han echado balones fuera sobre el asunto de Plus Ultra y los 53 millones de la SEPI. Y se ha puesto el acento en Ábalos. Cosa por lo demás harto creíble dados los antecedentes que concurren en el valenciano antiguo profesor de Educación Física. Ábalos, además, estaría succionando competencias al Ministerio de Hacienda. A la señora Montero eso le da igual porque el departamento, técnicamente y políticamente, le viene muy grande.

Gran ojo avizor tuvo Iván Redondo cuando desembarcó cerca de Sánchez y se dio cuenta de que el hombre que realmente mandaba y estaba dispuesto a embarrarse las manos no era otro que Ábalos, también conocido entre los suyos como 'mister Delcy'.

En los países serios y en progreso el jefe del Ejecutivo sostiene al ministro/a de Economía en cualquier circunstancia y, además, le protege del resto de los miembros del gabinete. Ya publiqué hace algún tiempo en esta misma columna el consejo que Olof Palme, el icónico primer ministro socialdemócrata sueco, diera al entonces su pupilo Felipe González: el titular de esa cartera tiene que tener poder dentro de su dicasterio, sí, pero además también "poder político".

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