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El bipartidismo que vuelve
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Graciano Palomo

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El bipartidismo que vuelve

Tal y como se presentan las cosas, el bipartidismo en España no tardará en volver a instalarse, máxime si se confirman los futuribles respecto a la desaparición de Ciudadanos

Foto: Foto: EFE
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Puedo imaginar la sensación de frustración que embarga en estos momentos a aquel muchacho que supo apropiarse del espíritu del 15-M y que comenzó visitando los platós de televisiones marginales y ahora comprueba cómo a su alrededor todas aquellas cañas se han trastocado en lanzas.

Es lo que tiene ofrecer al respetable lo que no puedes dar. Iglesias ha cometido innumerables fallos que van desde que sus hechos no se compadecen con las palabras y las conclusiones no tienen parangón con la ejemplaridad “proletaria” con la que se encaramó al poder. Su lucha por sobrevivir está todavía por dilucidarse y una buena prueba la ofrecerá Madrid en el próximo 4 de mayo.

Foto: El candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo. (EFE)

No es el único sometido a reválida en esos comicios. Observo por ejemplo a Toni Cantó e Irene Lozano, que durante largo tiempo abrevaron en las faldas de Rosa Díez. Desde UPyD fustigaron durísimamente el bipartidismo y se jartaron de acusar uno al PP y otra al PSOE de corrupción ‒que existía‒ y otras lindezas. Ahora la hemeroteca y la videoteca los devora. Ambos coincidieron en una lucha a brazo armado contra el bipartidismo.

Tan solo unos años después se han subido al bipartidismo con armas y bagajes. Tengo que decir acto seguido que el derecho a la evolución política es un derecho fundamental intrínseco a la condición humana. Lo cual me lleva a concluir que tal y como se presentan las cosas el bipartidismo en España no tardará en volver a instalarse, máxime si se confirman todos los futuribles respecto a la desaparición pura y dura de Ciudadanos, que está por ver y sobre todo comprobar. Un bipartidismo imperfecto como lo fue desde la instauración democrática a partir de 1975.

Esto, como todo en la vida, es opinable.

Puedo imaginar la sensación de frustración que embarga en estos momentos a aquel muchacho que supo apropiarse del espíritu del 15-M y que comenzó visitando los platós de televisiones marginales y ahora comprueba cómo a su alrededor todas aquellas cañas se han trastocado en lanzas.

Toni Cantó