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El secuestro de los fondos
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Graciano Palomo

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El secuestro de los fondos

Fuentes socialistas insisten en que este tema es cuestión exclusiva del presidente y su jefe de gabinete, mientras que la élite del empresariado se queja en baldío de que no toca pelo

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. (EFE)
La vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. (EFE)

Nadia Calviño, la ministra más respetada en Europa y con más sintonía interna entre los empresarios y emprendedores –silenciosos y arrinconados protagonistas que deberían ser clave en la recuperación– es consciente de que en el esfuerzo supremo que representa salir del atolladero es necesaria la colaboración del primer partido de la oposición, que, además, tienen una importante presencia en las instituciones europeas y tanto Merkel, como von der Leyen y Lagarde, son de la familia popular.

Fuentes socialistas insisten en que el tema de los fondos europeos es cuestión exclusiva del presidente y su jefe de gabinete –del que sabemos madruga mucho, abarca más y, al final, aprieta poco– mientras que la élite del empresariado se queja en baldío de que no toca pelo. Craso error porque la Comisión está en modo duro de roer y la persona que mejor conoce aquellos intrincados andurriales es la vicepresidenta Calviño, la interlocutora preferida por los emprendedores.

Después del 4-M, el primer efecto/corolario, parece ser que la Moncloa está presta y dispuesta a virar a la derecha, una vez que huido el tapón (Iglesias) las relaciones pudieran resultar más fluidas.

Foto: Foto: iStock.

Se ha perdido demasiado tiempo en un tema capital, en un asunto de supervivencia como nación y sociedad. Porque el Gobierno lleva demasiado tiempo en 'urgencia para sí mismo'. La unilateralidad en un tema de comer no parece la mejor manera de afrontar una situación 'límite', mucho menos cuando se quiere aprovechar la ocasión para proceder a un cambio de sistema productivo, acorde con los objetivos subrayados por la Unión.

Es ahora cuando el Gobierno tiene que demostrar la virtualidad de las palabras con hechos. Con hechos no se necesitan argumentos.

Nadia Calviño, la ministra más respetada en Europa y con más sintonía interna entre los empresarios y emprendedores –silenciosos y arrinconados protagonistas que deberían ser clave en la recuperación– es consciente de que en el esfuerzo supremo que representa salir del atolladero es necesaria la colaboración del primer partido de la oposición, que, además, tienen una importante presencia en las instituciones europeas y tanto Merkel, como von der Leyen y Lagarde, son de la familia popular.

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