Draghi renuncia al sueldo

Italia se ha convertido en referencia dentro de la Unión Europea de cómo hacer las cosas bien en los momentos terribles que ha tocado vivir. Los transalpinos, de tantas concomitancias con los españoles, están demostrando una inteligencia y un sentido de la realidad envidiables.

Redujeron drásticamente su clase política y la consiguiente 'industria' y cooptaron por consenso un primer ministro repleto de 'auctoritas' –con prestigio internacional y respeto interno– para encarar una situación sanitaria y económica 'in extremis'. Llegó el primero con sus proyectos de recuperación a Bruselas y tiene todo el país detrás de él empujando y apuntalando sus posibilidades.

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EFE

Esta semana se ha conocido que ha renunciado a su sueldo de presidente del Consejo de Ministros como un elemental gesto de ejemplaridad. Ejemplaridad. Predicar y dar trigo cuando, además, se ha comprometido a no subir los impuestos y sustanciar sus reformas eliminando gastos superfluos en una administración cuajada de tentáculos improductivos. ¿Es peor la situación italiana que la española? Definitivamente, no. Veamos.

Pedro Sánchez, en efecto, no es Mario Draghi. El romano –73 años– es doctor por el imponente Instituto Tecnológico de Massachussetts (IMT), profesor que ha publicado varios libros considerados entre los más relevantes de ciencia económica, expresidente del Banco Central Europeo, centrista y moderado en casi todo. Sobre todo, persona a la que su palabra se concede un valor. Es decir, que puede vivir más allá de la política y tiene oficio.

Creo que en la comparación está casi todo dicho. Aunque podría continuar.