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Lo que faltaba: ahora, una "patronal amarilla"
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Graciano Palomo

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Lo que faltaba: ahora, una "patronal amarilla"

Aquella apuesta del socialismo de los años 80 por crear un sindicato "amarillo" de empresarios contribuyó aún más a distanciar al Gobierno de los empresarios

Foto: Yolanda Díaz y el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. (EFE)
Yolanda Díaz y el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. (EFE)

Ya he escrito en alguna ocasión que el genio de La Moncloa, Iván Redondo, es un artista del copieteo. Ahora recuerda que a los inicios del “felipismo” y ante la imposibilidad de controlar la CEOE del combativo y correoso José María Cuevas, dos empresarios “fake”, Luis Solana y Javier Gómez Navarro decidieron poner en marcha una patronal paralela a los efectos de descafeinar la auténtica organización empresarial española.

El copieteo, sin embargo, tiene algunos elementos innovadores. Que esté capitaneada por Begoña Gómez, mujer del presidente del Gobierno, y “catedrática” en sus ratos libres. Apuntan que en la iniciativa están también algunos autónomos próximos a los círculos podemitas. ¿Con qué dinero? ¿Ya les ha asegurado Yolanda Díaz que contarán con una jugosa subvención para montar el nuevo chiringuito que nace sin credibilidad alguna? ¿Con las cuotas de sus presuntos afiliados? Esto parece de broma, máxima cuando está debatiéndose el tema de la derogación o no de la Reforma Laboral.

Controlan el Ejecutivo; controlan el Legislativo; están por controlar el Judicial. Solo faltaba el asalto al empresariado

"Se trata de un mensaje que el poder político nos manda para que aflojemos nuestras posturas -que es la misma expresada por la Unión Europea- en el asunto de esa Reforma y que tiene completamente cuarteado al Gobierno…”, se expresaba no sin indignación uno de los dirigentes empresariales españoles más señeros y conocidos.

Controlan el Ejecutivo; controlan el Legislativo; están por controlar el Judicial. Solo faltaba el asalto al empresariado. Aquella apuesta del socialismo de los años 80 por crear un sindicato “amarillo” de empresarios fue flor de un día y contribuyó aún más a distanciar al gobierno de los empresarios. No deja de resultar curioso que la propia ministra de Trabajo se haya puesto ya la venda antes de la herida subrayando que ella solo está “testimonialmente”.

Foto: Begoña Gómez, directora de la Cátedra de Transformación Social Competitiva por la UCM. (EFE)

España tiene los suficientes problemas como para andar jugando con las cosas de comer. Para tratar de desviar la atención de la agresión marroquí y de las fallas gubernamentales (sin que nadie haya todavía dimitido o haya sido cesado), de los seis millones de parados, de las colas del hambre y de la quiebra económica y financiera del Estado, llegan puntualmente ocurrencias como la que describo que sonrojan a los elementos más cualificados del Gobierno que ya no saben qué explicaciones dar a los que nos tienen que firmar los cheques para salir del marasmo infernal actual.

Cada día hay más elementos para la chacota y tomarnos a pitorreo un poder ejecutivo que se deshilacha a marchas forzadas. El problema es que son muy caros.

Ya he escrito en alguna ocasión que el genio de La Moncloa, Iván Redondo, es un artista del copieteo. Ahora recuerda que a los inicios del “felipismo” y ante la imposibilidad de controlar la CEOE del combativo y correoso José María Cuevas, dos empresarios “fake”, Luis Solana y Javier Gómez Navarro decidieron poner en marcha una patronal paralela a los efectos de descafeinar la auténtica organización empresarial española.

CEOE José María Cuevas