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Errejón, 'the boy next door'
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Graciano Palomo

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Errejón, 'the boy next door'

Está acreditada su posición respecto a que las "gentes del partido" —entonces Podemos— deben ayudarse unos a otros en la búsqueda de colocaciones públicas para sobrevivir

Foto: El portavoz de Más País, Íñigo Errejón. (EFE)
El portavoz de Más País, Íñigo Errejón. (EFE)

Debo escribir y escribo que me han sorprendido las informaciones acerca del proceder violento del emergente líder de Más País, Iñigo Errejón, un muchacho surgido de las calderas pijas de Majadahonda (Madrid).

Muchos, quizá ingenuamente, veíamos a Errejón como ese muchacho que los norteamericanos llaman 'the boy next door' (el chico de al lado) al que se le puede tocar el timbre a cualquier hora del día o la noche para pedirle sal o aceite.

A la espera de cómo se sustancian las acusaciones (graves) que podían dar al traste con su ambición política (la beca 'black' le fue perdonada por lucir vitola de izquierdas), no me han sorprendido, sin embargo, sus lloros, porque la derecha madrileña se está pensando reducir el número de diputados regionales e ir suprimiendo chiringuitos del todo innecesarios, más en estos momentos de penuria nacional y colectiva.

Foto: El portavoz de Más País, Íñigo Errejón. (EFE)

Está acreditada su posición respecto a que las "gentes del partido" —entonces Podemos— deben ayudarse unos a otros en la búsqueda de colocaciones públicas para sobrevivir. Estas posiciones respecto a lo "público" delatan el alma del líder expodemita. Antes de la presunta patada en el estómago de un cancerígeno siempre creí que Errejón —formas atildadas, gafitas al uso, que en cualquier caso dan menos miedo que las practicadas por su antiguo camarada Iglesias— terminaría por quedarse con el santo y la peana en la izquierda más radical.

Su enfrentamiento letal con Iglesias no fue por ideología. Es el poder y el protagonismo lo que consiguió destrozar su presunta amistad. Los egos que son muy determinados siempre en la izquierda. Cuando ocurrió lo del 4-M en Madrid, le hizo tragar quina adulterada y venció no solo a su antiguo jefe, sino también al pimpampum de Iván Redondo, esto es, Ángel Gabilondo, que se merecía mejor tratamiento y desde luego mejor suerte.

Si sale bien parado de una acusación tan seria, Errejón volverá a ser, en verde, 'the boy next door'


Errejón cuenta con el favor de muchos informadores y opinadores, incluso en aquellos medios que se autotitulan como liberales. Les ha pedido ayuda.

Si sale bien parado de una acusación tan seria como es una agresión a un anciano enfermo y ocurre algo parecido como lo de la 'black' de la Universidad de Málaga, Errejón volverá a ser, en verde, su gran apuesta política, 'the boy next door'.

¡Qué dura es la vida política!

Debo escribir y escribo que me han sorprendido las informaciones acerca del proceder violento del emergente líder de Más País, Iñigo Errejón, un muchacho surgido de las calderas pijas de Majadahonda (Madrid).

Muchos, quizá ingenuamente, veíamos a Errejón como ese muchacho que los norteamericanos llaman 'the boy next door' (el chico de al lado) al que se le puede tocar el timbre a cualquier hora del día o la noche para pedirle sal o aceite.

A la espera de cómo se sustancian las acusaciones (graves) que podían dar al traste con su ambición política (la beca 'black' le fue perdonada por lucir vitola de izquierdas), no me han sorprendido, sin embargo, sus lloros, porque la derecha madrileña se está pensando reducir el número de diputados regionales e ir suprimiendo chiringuitos del todo innecesarios, más en estos momentos de penuria nacional y colectiva.

Íñigo Errejón Más País Universidad de Málaga