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Tarifa luz: mucho cuajo
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Graciano Palomo

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Tarifa luz: mucho cuajo

Naturalmente, la culpa de la intolerable alza del recibo de la luz la tienen Chindasvinto, don Pelayo, el general Narváez, Serrano Súñer y Felipe González

Foto: La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. (EFE)
La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. (EFE)

Tan ocupadas en disfrutar de sus mamandurrias y en argumentar banalmente por qué hay que ser "magnánimos" con Junqueras y Puigdemont que se han encontrado de sopetón con una brutal subida de luz entre las carcajadas condescendientes de Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola).

En un momento de asueto, liberándose de la presión de sus inmensas responsabilidades (llevar el Estado entre sus manos tiene esas cosas), ministras como Irene Montero, Belarra o Garzón han reparado en que son prisioneras de sus promesas respecto a la pobreza energética y los menos favorecidos.

Foto: La vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. (EFE)

Las excusas respecto a lo prometido y lo que dan —formando parte de un Gobierno al que se aferran porque les va la vida y las haciendas— son enternecedoras. Una propone una empresa energética pública —sí, igual que en Cuba, donde más apagones del mundo se contabilizan— y otro, estupideces propias de su cargo y condición. Irene Montero, no hace tanto, distribuyó un video asegurando que la única posibilidad de que la energía fuera del pueblo y por el pueblo estaba en sentar a su compañero Iglesias en la mesa del consejo de ministros… ¡Entonces, dijo, se iban a enterar! Vaya si Galán se ha enterado. El video en cuestión bate todos los récords de visualizaciones para oprobio de la susodicha.

En lugar de aceptar lo que no puede negar, se dedican a empeorar las cosas dejando en evidencia que los cargos los superan. Naturalmente, la culpa de la intolerable alza del recibo de la luz la tienen Chindasvinto, don Pelayo, el general Narváez, Serrano Súñer y Felipe González.

No hay más preguntas, señorías.

Tan ocupadas en disfrutar de sus mamandurrias y en argumentar banalmente por qué hay que ser "magnánimos" con Junqueras y Puigdemont que se han encontrado de sopetón con una brutal subida de luz entre las carcajadas condescendientes de Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola).

En un momento de asueto, liberándose de la presión de sus inmensas responsabilidades (llevar el Estado entre sus manos tiene esas cosas), ministras como Irene Montero, Belarra o Garzón han reparado en que son prisioneras de sus promesas respecto a la pobreza energética y los menos favorecidos.

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