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Lo que perpetra Iván para recuperar la figura
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Graciano Palomo

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Lo que perpetra Iván para recuperar la figura

Está convencido que en 24 meses puede dar la vuelta a la situación, recuperar la credibilidad que su jefe nunca tuvo al objeto esencial de seguir disfrutando de la mamandurria

Foto: El director del Gabinete del presidente del Gobierno, Iván Redondo. (EFE)
El director del Gabinete del presidente del Gobierno, Iván Redondo. (EFE)

Una mayoría del pueblo llano ya conoce quién es y lo que representa Iván Redondo en el complejo entramado de poder gubernamental. Si, por lo que fuere, tuviera que abandonar su rol, la jaima sanchista quedaría al pairo, zarandeada por todos los cierzos.

Une a ambos la creencia firme de que son dos enviados por Dios a la tierra hispana para redimirla de los demonios familiares. Son tan determinados en tal menester que, incluso, son capaces de animarse mutuamente a ver quién es capaz de hacer saltar por los aires moldes imprescindibles para una convivencia ordenada. Les amalgama también su extraordinario amor por el poder al que han jurado servir mientras vivan.

De modo y manera, que tras los indultos —su victoria estriba en convencer de lo imposible de convencer, utilizando los resortes inmensos, la manipulación y el acongoje al blandir ese poder—, Redondo perpetra nuevas aventuras para tratar de taponar la sangría que supone la caída libre de su cliente.

Foto: El director del Gabinete del presidente del Gobierno, Iván Redondo. (EFE)
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Las informaciones llegan con bastante precisión al respecto. Utilizar la prensa extranjera —¿conoceremos algún día el coste para el erario público?— como ariete para vender la estulticia interior de la prensa crítica, le está resultando si no se tiene en cuenta precio y resultado.

Luego, maquina —con dinero para los 'lobbys', 'of course'— una entrevista en el Despacho Oval como mejor manera de que se olvide el oprobio al que Sánchez fue sometido durante aquel cósmico paseíllo en los pasillos de la OTAN. Sin olvidar, el control de aquellas instituciones que ponen piedras en el camino hasta completar su omnímodo poder. Cierto es que no están cosechando gestos (prometidos) por parte de los indultados, pero todavía le quedan bazas para hacerles pasar por las horcas caudinas.

Finalmente, está su decidida voluntad de poner sordina a la prensa crítica, aislar a la oposición, destruir a sus líderes —como intentó hacer en su día con el extremeño Fernández Vara— y hacer comulgar con ricino a todo aquel que no termina por ver claro qué demonios es eso de "nuevo país". Ahí tienen a un vulgar publicista de cuarenta años, con afición al copieteo, convertido en Metternitch, haciendo ejercicios diarios por besarse su propio ombligo. Está convencido que en 24 meses puede dar la vuelta a la situación, recuperar la credibilidad que su jefe nunca tuvo al objeto esencial de seguir disfrutando de la mamandurria y aún lo que es más importante, poder seguir distribuyéndola entre sus botafumeiros.

No se pierdan próximo asalto. No tardará en llegar.

Una mayoría del pueblo llano ya conoce quién es y lo que representa Iván Redondo en el complejo entramado de poder gubernamental. Si, por lo que fuere, tuviera que abandonar su rol, la jaima sanchista quedaría al pairo, zarandeada por todos los cierzos.