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De visita a la Moncloa: se recibe al amo
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Graciano Palomo

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De visita a la Moncloa: se recibe al amo

El "reencuentro" en la cumbre entre el teórico jefe de Gobierno y el presidente de un gobierno regional venía siendo pasto de todas las fogatas gubernamentales

Foto: Pedro Sánchez y Pere Aragonès. (EFE)
Pedro Sánchez y Pere Aragonès. (EFE)

A las cinco en punto de la tarde, como en las corridas de antaño, del pasado martes, el jefe del Estado (fáctico) de los 'Paisös Catalans', Pere Aragonés —¡si le viera su abuelo y padre franquistas hasta la pela!— hacía entrada en el icónico palacio de la Moncloa, residencia oficial del teórico jefe del Gobierno español, desde que el general Andrés Casinello, convenciera a Suárez, por razones de seguridad, para que se estableciera en el antiguo pabellón de caza de don Gaspar de Haro y Guzmán.

El "reencuentro" en la cumbre (todo en el sanchismo está pringado de adanismo con vitola histórica) entre el teórico jefe de Gobierno y el presidente de un gobierno regional venía siendo pasto de todas las fogatas gubernamentales que vienen a celebrarlo como si se tratara del Tratado de No Agresión entre Stalin y Ribbentrop. En este supuesto, lo tabulado y ordenado a las terminales mediáticas que controla Redondo, es que no pueden dar imágenes del 'conducator' socialista y el exigente y envalentonado Aragonés. ¡Así fue, oiga!

Alguien en su sano juicio y como un mínimo de información podría concluir acerca de cómo es posible que el "reencuentro" sea 'primus inter pares' cuando uno representa en teoría democrática a 47.600.000 ciudadanos y el otro no más de seis y ello tirando de generosidad.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE)

Hasta aquí el secreto de la esfinge, esto es, que no hay secreto. A estas alturas de nuestra triste existencia ya sabemos que el palacio de la Moncloa está en alquiler y que el arrendatario de la actual hora es ERC, entre otras formaciones de acendrado amor al Estado y su corolario sentimental que hace muchos siglos se acordó llamar España. A resultas, hete aquí que el representante de seis millones de teóricos ciudadanos libres e iguales avisa al teórico anfitrión de que las condiciones para el "reencuentro" están claras: amnistía, autodeterminación y fin de la represión. Unas horas antes fue tal la represión en Barcelona que el reprimido cenó en la misma mesa que el jefe del Estado opresor y, además, se permitió el lujo de desairarle por décima novena vez.

El mensaje era claro: Sánchez, no te pongas estupendo porque tu colchón monclovita depende de nosotros, los secesionistas de izquierda (sic) y un poco más arriba de los independentistas de izquierda (sic) y de los neocarlistas del PNV.

El gran 'happening' llegaría unas horas después en la madrileña Carrera de San Jerónimo. Cuando el émulo y sobrado Rufián dejó para el Diario de Sesiones tan fundamentada pieza: "Sánchez, menos lobos, que tampoco querías indultos y es cuestión de tiempo que pases por el aro de la autodeterminación…". En ese momento, el presidente del Gobierno de España ya tenía su rendida cabeza metida entre los papeles de Iván…

PD: Para algunos, sin embargo, la noticia fue que el jefe de la oposición actuó como un "columnista airado". ¡Dovifat ha muerto! ¡Viva Théodor Adorno! ¡Viva por siempre Kapuscinski! Para eso, Iván Redondo llama a los del Ibex para que aporten dinero al invento madrileño de un editor que todo lo hizo a las faldas del poder.

A las cinco en punto de la tarde, como en las corridas de antaño, del pasado martes, el jefe del Estado (fáctico) de los 'Paisös Catalans', Pere Aragonés —¡si le viera su abuelo y padre franquistas hasta la pela!— hacía entrada en el icónico palacio de la Moncloa, residencia oficial del teórico jefe del Gobierno español, desde que el general Andrés Casinello, convenciera a Suárez, por razones de seguridad, para que se estableciera en el antiguo pabellón de caza de don Gaspar de Haro y Guzmán.

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