La merienda de negros

Una grabación de los Servicios de Inteligencia de la Guardia Civil pilló a empresarios catalanes con incrustaciones separatistas tratando de influir en el otrora mandarín monclovita, Iván Redondo, de cara al reparto de los famosos 140.000 millones de los Fondos Europeos. En esa conversación, uno de los más caracterizados representantes del dinero catalán partidario de mandar a España al otro barrio, dice que ese reparto "será una merienda de negros…". Merienda de negros con 140.000 millones.

Durante una semana, en el tradicional curso universitario PRENSA Y PODER (Gabrielistas, Aranda de Duero) han desfilado distintos representantes del emprendimiento y la economía real. Dichos fondos, en opinión generalizada, son tan fundamentales para salir del marasmo que de no tener éxito, el país podría entrar de lleno en un camino sin posibilidad de retorno.

Recordarán que esto último no consiguió otra cosa que aumentar el déficit y la deuda ya de por sí desbocados

A los empresarios, básicos en el empeño de reflotar la nación, les ha venido de perlas que, a partir de ahora, sea la vicepresidenta Calviño quien esté al mando de las operaciones, como mínima garantía de conocimiento y sensatez, para que tal morterada de millones, no acaben, finalmente, teniendo el mismo destino que los diez mil millones que Zapatero puso en el fracasado Plan E. Recordarán que esto último no consiguió otra cosa que aumentar el déficit y la deuda ya de por sí desbocados.

Es sabido que la lucha por tener un lugar en la mesa cuando se reparta la tarta es feroz. Ahora, la puerta a la que aporrear es otra. Muchos de esos empresarios que necesitan liquidez para seguir existiendo creen que en dicho reparto habrá mucho clientelismo y falta de objetividad. El Gobierno sabrá por qué. Se juega mucho en el empeño y es el último recurso con el que cuenta si no quiere ser fusilado al amanecer y en juicio sumarísimo.

Tras la salida de Redondo, Nadia Calviño está al mando. El problema es que por encima de Calviño está Sánchez. A estas alturas de la peli ya sabemos cuál es la opinión que los emprendedores tienen del feliz inquilino de la Moncloa.