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Palo Alto
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¿Dónde está Iván?
Su llamativa ausencia del entorno presidencial contrasta con la "normalidad" con la que se ha acogido su caída (estrepitosa) en los mismos aposentos sobre los que extendió su poder
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Mientras el mito de los 1.000 días se desvanece, el extodopoderoso Iván Redondo comprueba estos días lo que él mismo definió: "Al final, te das cuentas de que todo es un inmenso fraude…".
Su llamativa ausencia del entorno presidencial contrasta con la "normalidad" con la que se ha acogido su caída (estrepitosa) en los mismos aposentos sobre los que extendió su poder. La pregunta que todo el mundo (o casi) se hace es dónde está Iván. La interpretación más peregrina que pulula al respecto estos días en ese burgo podrido que es Madrid, le sitúan tratando de enlazar con sus antiguos clientes populares, en esta ocasión no trabajando para el alcalde de Sariñena (Huesca) o el de Badalona.
El 'hombre del barranco' fue clave para retornar a Pedro Sánchez en el primer sillón de Ferraz y, posteriormente, en la primera poltrona del palacio de la Moncloa. Esto ni sus más acérrimos enemigos lo discuten. Ha sido sustituido por una persona radicalmente distinta como Óscar López, al que conocen bien mis paisanos castellanos donde fue secretario general del PSOE. Cuenta con la ventaja de ser un hombre del partido (algo que nunca tuvo en cuenta su antecesor), gran conocedor de las cañerías socialistas desde la época de Pérez Rubalcaba. Imprimirá un marchamo distinto a todo lo referido al jefe.
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Lo escribo por corto y por derecho. No me sorprende nada que se intente reescribir un relato (al que Redondo es tan aficionado profesionalmente) bien diferente al real sobre los 1.000 días que el consultor pasó al lado de Sánchez. Es algo muy español al estilo de "lanzada a moro muerto…".
Cuando un "eco" cree haberse convertido en "voz", termina en la melancolía al descubrir, en efecto, que "todo es un fraude". ¿Está pensando en la última estocada recibida de parte de su antiguo amigo Monedero?
Un consejo: no den por muerto todavía, mucho menos, enterrado, a un profesional de la cosa que se levanta cada día a las 5 de la madrugada.
Mientras el mito de los 1.000 días se desvanece, el extodopoderoso Iván Redondo comprueba estos días lo que él mismo definió: "Al final, te das cuentas de que todo es un inmenso fraude…".