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Palo Alto
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Los hombres de 'ferragosto': De Messi a Tebas
No pongo en cuestión ni las habilidades del futbolista de Rosario, ni siquiera la avaricia de su entorno. Critico a una sociedad desnortada, carente de valores y perspectiva
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Cuando alguien medianamente sensato, conocedor de los problemas del mundo, observa espectáculos como el ofrecido por Leo Messi y sus nuevos 'hooligans' en las calles de París no puede por menos de preguntarse qué tipo de sociedad se ha levantado.
Tras el lloriqueo en y por Barcelona, la novia de su vida que abandona por dinero, se fue a lucir sonrisa a la capital gala —ya con el jurdó bien apretado y en la buchaca— a garantizar la felicidad de las huestes de Nasser Al-Kelaïfi. Todo en medio de un funeral de Estado en Cataluña y una boda parisina cantada por Mireille Mathieu, el ruiseñor de Avignon.
No pongo en cuestión ni las habilidades del futbolista de Rosario, ni siquiera la avaricia de su entorno. Critico a una sociedad desnortada, carente de valores y perspectiva. Y a unos medios de comunicación —TVE dio en directo e íntegra una insípida e intrascendente rueda de prensa— que construyen ídolos con pies deformes. A esa misma hora morían en el mundo miles de personas por covid con legión de investigadores mal pagados y cuyos nombres son ignotos.
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El otro apellido del verano es Javier Tebas. No conozco personalmente al sujeto, si bien sus hechos heroicos parecen ser dignos de una estatua en los despachos. No se conoce una industria de economía productiva que haya puesto en pie, pero hete aquí que se lo ha montado a costa del fútbol y concretamente de la LFP española.
Un artista parece serlo. Leyendo su perfil llama la atención que, habiendo sido el jefe de Fuerza Joven (rama juvenil de aquella Fuerza Nueva de Blas Piñar) en sus años mozos oscenses, no haya tenido reparo alguno en asociarse con el trotskista Roures, uno de los mecenas de los neocomunistas de UP. Y viceversa. Ahí le tienen, bronca tras bronca, lío tras lío, encaramado 'in eternum' en el momio de la LFP, echando pulsos por doquier. No me quiero perder por nada del mundo el último y más decisivo: el envite a desenfundar a Florentino/Laporta/Elizegi. Si la política hace extraños compañeros de cama, el fútbol vuelve tarumba al respetable.
Cuando alguien medianamente sensato, conocedor de los problemas del mundo, observa espectáculos como el ofrecido por Leo Messi y sus nuevos 'hooligans' en las calles de París no puede por menos de preguntarse qué tipo de sociedad se ha levantado.