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Graciano Palomo

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Leer es despertar

El caso resulta especialmente grave entre esas nuevas generaciones, autoconsideradas dirigentes, que siendo ágrafos desprecian cuanto ignoran

Foto: Libros. (EFE)
Libros. (EFE)

José María Prieto ha escrito un magnífico artículo en la revista CAPITAL titulado LEER ES DESPERTAR.

Resulta especialmente importante el axioma aplicado a España, país de menor índice de lectura de toda la Europa. ¡Así nos va! Al fin y a la postre, uno acaba resultando lo que lee. Una sociedad deviene en lo que se alimenta.

El caso resulta especialmente grave entre esas nuevas generaciones, autoconsideradas dirigentes, que siendo ágrafos desprecian cuanto ignoran. Desconocen casi todo y acto seguido, desde esa ignorancia (especialmente histórica), son capaces de elevarse a los altares y, al final, devienen en esos monos que cuanto más suben más se les ve el trasero pelado.

Si en lugar de la inveterada afición al cotilleo sobre personajes inexportables, una mayoría del pueblo español dedicara su tiempo de asueto a leer libros o periódicos —me da exactamente igual la tendencia— el país progresaría adecuadamente y desde ahí resultaría más difícil a los impostores dar gato por corzo. Tengo para mí, sin embargo, que los poderes públicos cuya misión fundamental consiste en facilitar al pueblo su propia exigencia no se aplican como deben en estos menesteres. Puede que, en efecto, no les interese una colección de individuos que tenga criterio —producto de lecturas, mucho más si son comparativas— y su escuálida estrategia pase por aplicar un nuevo opio que enriquece hasta el paroxismo a los profetas de la vulgaridad televisiva y la inconsistencia de personajes menores cuando no abiertamente deleznables.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE) Opinión
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Graciano Palomo

Perdidas varias generaciones para el empeño racional, modernista, liberal y rabiosamente progresista del hábito de la lectura, parece que el Gobierno deambula cómodamente en esa realidad. Porque, al fin y a la postre, la insufrible deriva de leer es algo que se mimetiza desde la más tierna infancia y, desde luego, en el primigenio lar escolar. Ahora que hay tanto dinero (dicen) para programas de transformación no he visto ni uno solo que vaya en la dirección de la lectura, hecho, por lo demás, personal e intransferible.

Dicen que pretenden transformar la sociedad desde la tolerancia y el nuevo cuño. Lo tienen fácil. Cierto es también que nadie puede dar lo que no tienen. Y no lo tienen.

Al menos, podrían disimular un poco.

La revolución en España —eternamente pendiente— podría venir de un aumento exponencial en el índice de lectura. Una revolución que necesariamente sería serena y con fundamento y fuste. Soy pesimista.

José María Prieto ha escrito un magnífico artículo en la revista CAPITAL titulado LEER ES DESPERTAR.

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