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Palo Alto
Por
Socialdemocracia y centro derecha en busca de autor
El caso de Pablo Casado, necesita la convención del mes de octubre para, en primer lugar, reafirmar su liderazgo interno, relanzarlo social y políticamente
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Al iniciarse el otoño 2021, los dos grandes partidos que han compartido el poder desde la restauración democrática van a celebrar lo que en teoría política (liberal) deberían ser citas decisivas para rejuvenecer estrategias básicas de comportamiento.
El PSOE de Pedro Sánchez celebrará su Congreso para ser más aún de Sánchez. Desde el poder ha ido liquidando cualquier alternativa interna, nada extraño en el mundo político de aquí y acullá. La incógnita es si el mandarín quiere recuperar las antiguas señas de identidad del partido que instauró Felipe González —con el paréntesis zapateril— o, si por el contrario, desea mantener el radicalismo actual como manera de justificar su alianza y pacto con los neocomunistas, separatistas o bilduetarras.
En ocasiones, hemos oído hablar a Sánchez de 'centro izquierda', moderación, europeísmo y progreso. Tengo para mí (por experiencia) que las resoluciones de los partidos cuando están en el poder son papel mojado. No sirven. Incluso, cuando están en la oposición y existen expectativas ciertas de acceder al olimpo. Tal y como están las cosas, dependiendo de Europa, lo inteligente sería mandar un mensaje de 'centro izquierda' a los socios comunitarios; mucho más que plasmar desideratas maximalistas o cánticos de verbena.
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El caso de Pablo Casado es bien distinto, aunque no tanto. Necesita la convención del mes de octubre para, en primer lugar, reafirmar su liderazgo interno, relanzarlo social y políticamente entre todo el espectro no socialista y mandar mensajes de moderación en la perspectiva de un 'cambio tranquilo'.
La renovación en cuadros locales, provinciales y autonómicos lleva tiempo sustanciándose. Pero si nadie discute su 'potestas' (pese a determinados requiebros por parte de dirigentes o lideresas autonómicos), lo que necesita como agua de abril es la autoridad moral suficiente para convencer al centro derecha que la suya es una opción ganadora. El resto no cuenta.
Estoy escribiendo de política y de poder. De poder y política.
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Sin embargo, creo que la gran tarea que aguarda a Casado y su equipo —no enfrentada desde el inicio mismo de la Transición— es dar la batalla cultural/ideológica, según la cual, hay una serie de valores, apropiados patrimonialmente por la izquierda, que no son propiedad de nadie. Se puede ser honrado sin militar en el PSOE o UP; ecologista sin deberse a unas siglas concretas; solidario y capaz sin tener que pedir la firma a Sánchez, Díaz o Rufián. O más bien, todo lo contrario.
En román paladino: poner en valor el ideal del liberalismo (que viene de libertad) y hacer ver a las viejas y nuevas generaciones que hay más caspa en un lugar que otro.
Al iniciarse el otoño 2021, los dos grandes partidos que han compartido el poder desde la restauración democrática van a celebrar lo que en teoría política (liberal) deberían ser citas decisivas para rejuvenecer estrategias básicas de comportamiento.