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Josep Martí Blanch

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Sánchez y Aragonès, amigos para siempre

Si Qatar tiene su Mundial de fútbol, Barcelona puede organizar unos JJOO de invierno

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), recibe al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (Reuters)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), recibe al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (Reuters)
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El pasado 29 de junio, en el primer encuentro oficial entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat, se concretó el apoyo sin fisuras del Ejecutivo español en el caso de que la candidatura Barcelona-Pirineos diese el paso al frente para organizar los JJOO de invierno de 2030.

Ayer se concretó este paso. El presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, remitió a su homólogo del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, la carta oficial expresando el deseo de organizar esos juegos. Adjunto al envío, las misivas de apoyo institucional de los gobiernos de España, Cataluña y Aragón. Rubricadas respectivamente por los presidentes Pedro Sánchez, Pere Aragonès y Jabier Lambán.

Hay una lectura netamente política en este asunto que va más allá de los juegos. Venimos insistiendo en la voluntad de Pedro Sánchez y Pere Aragonès de dotar de contenido práctico la relación entre ambos gobiernos para ir rebajando progresivamente la presión sobre la mesa de negociación del conflicto político entre el independentismo y España, que ha de reunirse en septiembre y de la que no puede esperarse nada ni en el corto ni en el medio plazo.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE)

El pistoletazo de salida de la candidatura Barcelona-Pirineos forma parte del paquete de cuestiones que ambos ejecutivos tienen interés en promocionar. Un proyecto colaborativo, al que también se suma Aragón, que sirve para ilustrar —es cierto que con un tema que en este momento no es más que una ilusión de futuro— que la vía del diálogo sirve y es útil.

Ambos, Pedro Sánchez y Pere Aragonès, hablan a su electorado. El primero visualiza que está por la labor de implicarse en Cataluña en aquellos proyectos que requieran apoyo y compromiso del Gobierno español, el segundo les dice a los independentistas que la apuesta por el soberanismo pragmático de ERC da frutos, por pequeños que sean todavía.

Luego están las consideraciones, también políticas, más vinculadas al propio proyecto. Y merecen más de un apunte. Cuando el entonces alcalde socialista de Barcelona, Jordi Hereu, anunció en 2010 la candidatura de la ciudad a los JJOO de invierno de 2022, Cataluña entera emitió una sonora carcajada. Aquel proyecto, que nunca despertó particular ilusión ni movilizó el aval ciudadano, fue descartado en 2013.

Foto: Pedro Sánchez (i) recibe a Pere Aragonès. (Reuters) Opinión

Es cierto que ahora las críticas no son tan sangrantes como hace una década, pero también lo es que sería de un optimismo excesivo apuntalar la idea de que esta candidatura hará enloquecer de ilusión a los barceloneses y a los catalanes en su conjunto. Sin ir más lejos, ayer pudo oírse en la radio más escuchada de Cataluña que unos JJOO de invierno en Barcelona tienen el mismo sentido que un Mundial de fútbol en Qatar. Es decir, ninguno.

La opinión de los ciudadanos será importante, porque Pere Aragonès ya ha anunciado que les pedirá que manifiesten su opinión en una consulta sobre si quieren o no quieren esos juegos. Mal asunto. Porque ya puede avanzarse que se abrirá un debate agrio que, independientemente de cuál sea el resultado, no va a poner muy contentos a los señores del COI. En este sentido, la candidatura nace con plomo en las alas.

Más plomo: el partido de la alcaldesa de Barcelona, Barcelona en Comú, y su extensión parlamentaria, Catalunya en Comú, no están ni mucho menos a favor. La lista de argumentos para oponerse va desde la especulación a la sostenibilidad ambiental. Tampoco es la mejor carta de presentación para una candidatura que la primera mandataria de la ciudad que la encabeza y su partido no estén por la labor.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), recibe al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE)

Cuenten también a la CUP, que es quien en principio debe sostener al Gobierno de la Generalitat en el Parlament, como contraria. Ayer, sus cachorrillos de la organización juvenil Arran ya empezaron a hacer llamamientos a sus simpatizantes para evitar que esos juegos acaben organizándose. Saben cómo hacer ruido en la calle. Tampoco esto gustará al COI.

ERC, por su parte, y aunque Pere Aragonès haya mandado la carta con el apoyo expreso de la Generalitat, se maneja con prudencia. Los juegos han de ser sostenibles, baratos y no se sabe cuántas cosas más para que puedan ser unos JJOO de valores izquierdistas, ya que entre su electorado no hay tampoco un pleno convencimiento.

En fin, el proyecto arranca sin unanimidades y con demasiados actores en contra. Será difícil que puedan resolverse esas diferencias para acabar presentando un proyecto sin fisuras institucionales ni políticas. Con lo que, en una primera lectura, hay que ser prudentes sobre la evolución de la candidatura.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE) Opinión

Barcelona, y con ella toda Cataluña, tiene dos experiencias previas —no son del todo comparables— de intentar protagonizar un salto adelante gracias a la organización de un gran evento.

Salió cara en los JJOO de 1992 y cruz con el Fórum de las Culturas de 2004. Esto último fue una dilapidación de recursos públicos que solo sirvió para que el ridículo fuera mayor. La candidatura Barcelona-Pirineos 2030 supone asumir plenamente la lógica, perniciosa para muchos, de que solo es posible avanzar a base de organizar grandes acontecimientos.

Tiempo habrá para ver cómo evoluciona la candidatura. De momento, lo más importante es que Sánchez y Aragonès pueden decir ya a sus públicos respectivos que han empezado a trabajar juntos en algo concreto. Es poco, pero es mucho, porque siempre hay que recordar de dónde se viene. Imagínenselos cantando juntos algún día el éxito olímpico de Los Manolos: Amigos para siempre, lolailolailolailolai.

El pasado 29 de junio, en el primer encuentro oficial entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat, se concretó el apoyo sin fisuras del Ejecutivo español en el caso de que la candidatura Barcelona-Pirineos diese el paso al frente para organizar los JJOO de invierno de 2030.

Pedro Sánchez Pere Aragonès
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