Pesca de arrastre
Por
Ayuso les hace el trabajo a Illa y a Sánchez
Entre delegados e invitados al congreso federal del PSOE, la comitiva del PSC será —dejando a un lado la federación andaluza— de las más numerosas, igualando en número a Madrid y Valencia
Los socialistas catalanes irán al congreso federal del PSOE con el objetivo principal de quemarse las manos aplaudiendo a Pedro Sánchez. Entre delegados e invitados, la comitiva del PSC será —dejando a un lado la federación andaluza— de las más numerosas, igualando en número a Madrid y Valencia.
Muchas manos para asegurar una sonora e interminable ovación al líder. La luna de miel entre el PSOE de Pedro Sánchez y el PSC de Salvador Illa tiene todo el sentido. A fin de cuentas, aunque no gobierne en Cataluña, el PSC fue quien ganó las últimas elecciones al Parlament y quien mejor situado está para seguir creciendo electoralmente —también en las municipales— a medida que va desinflamándose el 'procés'.
Y nada de esto hubiera sido posible, méritos políticos de Salvador Illa al margen, sin la política que se viene haciendo desde la Moncloa respecto al conflicto catalán. Así que aplaudir quizás acabe sabiendo a poco y no puede descartarse que la delegación catalana intente, en algún momento, sacar a hombros del recinto congresual al presidente del Gobierno. Ahí estaría el límite. Mantearlo sería ya excesivo y protocolariamente inapropiado.
A diferencia de otros congresos, el PSC no irá a Valencia a pelearse por quítame allá esas pajas federalizantes. El discurso de la Moncloa está ya conceptualmente donde los socialistas catalanes consideran que debe estar (cogobernanza, cooperación multinivel, profundización y cultura federal, oposición al neocentralismo —como figura en la ponencia política que va a discutirse—), así que no hay necesidad alguna de acudir a Valencia a partirse la cara por nada porque el 'pack' básico federalizante —palabras, promesas y un poquito de gestualidad— ya está en marcha.
El trabajo de ciclista gregario del federalismo realizado por Miquel Iceta, ahora más tranquilo en el Ministerio de Cultura, más la aritmética parlamentaria que exige el apoyo de los nacionalistas, ha situado al PSC en una situación de mucha confortabilidad respecto a lo que viene haciendo y diciendo su hermano mayor el PSOE desde el Gobierno de España.
Eso no quiere decir que el socialismo catalán no vaya a reivindicarse en el congreso de Valencia e intente acotar un poco más lo que se entiende por un proyecto federal a largo plazo. Una de las enmiendas que defenderá el PSC es la que pide que en la ponencia política figure una alusión a la 'Declaración socialista de Granada' de 2013, que propugnaba una reforma federal de la Constitución. O que se mencione el carácter plurinacional del Estado, como ocurrió en las resoluciones del 39º Congreso Federal. Pero sea cual sea el resultado de estas transacciones semánticas, todo ocurrirá según lo previsto. Y lo previsto es el aplauso unánime del socialismo catalán al liderazgo y a la política de Pedro Sánchez para que este siga pivotando sobre el este peninsular enfrente a otras federaciones que quizá preferirían otro tipo de acentos en el discurso territorial.
El PSC tiene además ahora la ventaja de que no necesita tan siquiera ser el tractor de este fervor federal que impregna el discurso socialista
El PSC tiene además ahora la ventaja de que no necesita tan siquiera ser el tractor de este fervor federal que impregna el discurso socialista. Ximo Puig, desde Valencia, ha recogido la bandera de la descentralización y junto a otros líderes regionales, como Francina Armengol en Baleares, viene apuntalando discursos que van en la misma dirección. El socialismo catalán no necesita pues singularizarse en exceso y puede beneficiarse de otras energías territoriales que se han sumado a una batalla que ellos ya libraron con mayor intensidad en el pasado.
El resto del trabajo le viene servido al PSC por el ayusismo. Valga como ejemplo la presentación esta semana del proyecto de Presupuestos Generales del Estado, abonando desde la capital de España el discurso de que son una humillación-ofensa-agravio-agresión para Madrid en comparación con Cataluña (olvidando lo que cada ejercicio enseña la realidad con las cuentas: una cosa es lo previsto y otra lo ejecutado).
En este sentido, la sobrerreacción de los populares al Presupuesto o a cada medida o globo sonda socialista —repartir instituciones del Estado por la geografía española, por ejemplo— provoca una inflación de valor del PSC-PSOE en Cataluña. El PP y Vox hacen que los socialistas sean percibidos como más federales de lo que en realidad han demostrado ser hasta la fecha. Naturalmente, eso puede restarles valor electoral en otros sitios, pero no en Cataluña, lugar en el que la mayoría constitucionalista —y también parte del soberanismo— ve en este camino el único posible para la resolución del conflicto político que se arrastra desde hace una década.
De regreso al principio: días de vino y rosas para la relación entre el PSC y el PSOE. Quizá nunca habían estado tan cerca de ser una misma cosa, digan lo que digan los acuerdos que aseguran que formalmente son partidos distintos. El matrimonio es, como dicta el canon, una sola carne.
Los socialistas catalanes irán al congreso federal del PSOE con el objetivo principal de quemarse las manos aplaudiendo a Pedro Sánchez. Entre delegados e invitados, la comitiva del PSC será —dejando a un lado la federación andaluza— de las más numerosas, igualando en número a Madrid y Valencia.
- Ximo Puig insiste en desconcentrar el Estado y la armonía fiscal ante el congreso del PSOE Víctor Romero. Valencia
- El PSOE agita en su congreso el debate sobre la armonización fiscal contra Ayuso Iván Gil Víctor Romero
- El PSOE andaluz llega en paz con Ferraz, pero diluido aún en sus rencillas provinciales Isabel Morillo. Sevilla