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Borràs debe desobedecer si quiere seguir siendo la Afrodita del independentismo
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Josep Martí Blanch

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Borràs debe desobedecer si quiere seguir siendo la Afrodita del independentismo

Para formalizar su ingreso en la lista de los caídos en combate, le basta con ser coherente con sus declaraciones, negándose a retirar el acta de diputado al cupero Juvillà

Foto: La presidenta del Parlament, Laura Borràs. (EFE/Andreu Dalmau)
La presidenta del Parlament, Laura Borràs. (EFE/Andreu Dalmau)
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La presidenta del Parlament de Cataluña, Laura Borràs, ya tiene ante sí la oportunidad de engrosar la orla de mártires del independentismo sin tener que esperar a ser juzgada en el futuro por los supuestos delitos por los que se la investiga presuntamente cometidos cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes y que nada aportan, más bien al contrario, a su currículo de heroína procesista.

Para conseguir formalizar su ingreso en la lista de los caídos en combate, le basta con ser coherente con ella misma y con sus declaraciones, negándose a obedecer la exigencia de retirar de inmediato —el jueves, fecha límite— el acta de diputado al cupero Pau Juvillà.

Foto: El secretario tercero de la Mesa y diputado de la CUP, Pau Juvillà (i). (EFE/Albir)

Hasta ahora, el camino era fácil porque la defensa del diputado por parte de Laura Borràs era básicamente declarativa y sustentada en un recurso al Tribunal Supremo acompañado de la petición de cautelares que hasta tuvo el apoyo de los socialistas catalanes. Como el TS ya decidió al respecto cuando la inhabilitación de Quim Torra, la JEC ha entendido que con esos antecedentes podía ahora ser más resolutiva y sin esperar pronunciamiento alguno del alto tribunal ya ha retirado la credencial a Pau Juvillà, ha expedido la del diputado que ha de sustituirle y fijado un límite de cinco días hábiles a Borràs para que cumpla la resolución. Ahora la pelota está enrocada en el Parlament.

Borràs tiene malas cartas. Su exigencia para con los demás —con acusaciones implícitas de traidor al anterior presidente del Parlament, Roger Torrent, cuando este acabó aceptando la inhabilitación de Quim Torra— la sitúa ahora en una ratonera.

Foto: La presidenta del Parlament, Laura Borràs. (EFE)

Si cede, se destruye su rol de Afrodita del independentismo. Y si no lo hace, servirá en bandeja a los tribunales el cuchillo con el que cercenarán su carrera política. Aun así, son muchos los que creen, Marcos Lamelas así lo ha escrito en El confidencial, que el verdadero incentivo de Laura Borràs está en desobedecer para, de este modo, acabar apartada temporalmente de la política por algo más heroico que no un caso de corrupción y volver luego aclamada como una heroína. Todo esto suena a teoría muy elaborada, pero también es cierto que la señora Borràs es una persona inteligente y sabe que hacer cábalas con los tiempos en política es un deporte extremo. Si acaba despojada de su condición de presidenta del Parlament e inhabilitada por desobediencia, su calculadora de vuelta al ruedo puede dejar de funcionar porque a estas alturas es imposible determinar cómo acabará el caso por supuesta corrupción.

El caso que nos ocupa es un ejemplo más de la inmensa capacidad del independentismo de ser víctima de las propias trampas que dispone de manera tan vehemente como infantil. En teoría, todas sus triquiñuelas han de servir para debilitar al Estado, pero a la hora de la verdad solo le sirven para ir sumando cabezas de independentistas en el cesto de guillotinados por la Justicia. Si Borràs desobedece, ella misma engrosará la lista a cambio de ningún efecto práctico. Una bengala infantil en las manos de un niño.

Foto: La presidenta del Parlament, Laura Borràs. (EFE)

Dos preguntas relevantes. ¿Será la decisión de Laura Borràs una decisión de JxCAT? No exactamente. Borràs es el torrismo sin Torra y esa es solo una facción y no la más importante (aunque sí la más guerrera) del partido fundado por Carles Puigdemont. JxCAT intenta sacar provecho de la vehemencia de Borràs, pero más allá de Elsa Artadi, en funciones de portavoz del partido, el resto de líderes se mantienen en segundo plano porque ni saben cuál será la decisión de Borràs, ni tienen la capacidad de imponerle nada (el secretario general, Jordi Sànchez, no puede embridarla).

Mientras Borràs aguante, a JxCAT le sirve su cabezonería para ir sembrando el discurso de que ellos sí que tienen agallas y no los de ERC, que se bajan los pantalones casi antes de que nadie se lo pida. Quien sí se ha mojado, pero a título de presidente del Consell per la República, es Carles Puigdemont, que ha animado a Borràs a ir hasta el final en la defensa de Juvillà con hechos. A estas alturas, tampoco puede confundirse a Puigdemont con JxCAT, el expresidente vive cada vez más al margen del día a día político del partido que él se sacó del sombrero.

Foto: La presidenta del Parlament de Cataluña, Laura Borràs. (EFE/Quique García)

La segunda cuestión, más relevante, ¿qué pasará en Cataluña si finalmente Borràs se niega a cumplir la resolución de la JEC y la presidencia del Parlament se coloca en una situación de desobediencia explícita? La respuesta hay que buscarla en el pasado reciente. Ligera subida de la temperatura, declaraciones altisonantes, amenazas, más declaraciones y, al final del camino, otro representante institucional saltando voluntariamente por el precipicio a causa de sus propias decisiones y a otra cosa mariposa.

Habrá que anotar, eso sí, más fricciones entre JxCAT y ERC, también el intento de los primeros por añadir más presión a la colaboración entre ERC y PSC y la falsa ilusión del torrismo sin Torra, eso es Laura Borràs, de que podría producirse un elemento desencadenante que hiciese aflorar un nuevo 'momentum'(el padre de la palabrita fue Quim Torra) que mueva las placas tectónicas del adormecido soberanismo para sacarlo a la calle de nuevo y reactivar la estafa de 2017. El cuento de la lechera a cuenta de la hipotética desobediencia de Laura Borràs.

Mientras tanto, el 'conseller' de Economía, de la órbita de JxCAT, Jaume Giró, ha movido ficha en el terreno de los trabajos de la futura nueva financiación autonómica, de la que hasta ahora siempre se decía por parte del independentismo que Cataluña se quedaría voluntariamente al margen. Giró, al que muchas voces ya consideran un serio aspirante a competir por encabezar una futura candidatura de JxCAT a la presidencia de la Generalitat, encarna mejor que la presidenta del Parlament el futuro que la mayoría de los cuadros quieren para su partido. Así que cuantos más aspirantes —y Borràs sigue siendo la mejor situada para ganar unas primarias por la querencia que despierta entre la militancia de base— salten voluntariamente por la borda, más pista para Jaume Giró.

La presidenta del Parlament de Cataluña, Laura Borràs, ya tiene ante sí la oportunidad de engrosar la orla de mártires del independentismo sin tener que esperar a ser juzgada en el futuro por los supuestos delitos por los que se la investiga presuntamente cometidos cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes y que nada aportan, más bien al contrario, a su currículo de heroína procesista.

Laura Borràs
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