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Los Juegos de Invierno que nadie quiere
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Josep Martí Blanch

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Los Juegos de Invierno que nadie quiere

Cataluña y Aragón no merecen organizar la cita en 2030. Ambos gobiernos hacen lo posible por boicotear su candidatura conjunta

Foto: El presiente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco. (EFE/Javier Lizón)
El presiente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco. (EFE/Javier Lizón)
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La buena noticia, o mala según se mire, es que no puede darse por seguro que el COI tome las decisiones de manera racional. Así que tampoco puede descartarse que la candidatura española de los Juegos Olímpicos de Invierno 2030 tenga posibilidades de resultar elegida, si es que finalmente se formaliza de manera definitiva ante el organismo internacional. ¿No acaba de ganar 'CODA' el Oscar a la mejor película? Pues eso.

Pero el despropósito es descomunal. Parece más bien que catalanes y aragoneses hacen todo cuanto está en su mano para que esos Juegos Olímpicos no aterricen en España. La idea de organizarlos, surgida en Barcelona en 2010, ya resulta de por sí bastante peregrina en el presente, con todos los gobiernos supuestamente comprometidos en la lucha contra el cambio climático. Hay que reconocer que unos Juegos de Invierno con Barcelona y Zaragoza como punta de lanza del nomenclátor de candidatura es lo más similar a organizar un mundial de natación en el Tanezrouft sahariano. Pero, bueno, este no deja de ser un problema menor. Nada que la nieve artificial, esa que pone de tan buen humor a los ecologistas, no pueda solventar.

Foto: El presidente de Aragón, Javier Lambán. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

El Comité Olímpico Español (COE) envió ayer formalmente su propuesta técnica definitiva de la candidatura a Pere Aragonès, Javier Lambán y Pedro Sánchez. La filtración de esta el pasado viernes en Cataluña provocó un monumental enfado del Gobierno de Lambán, que aún le dura. El mandatario aragonés sigue a estas horas mareando la perdiz sobre si dará por buena la propuesta del COE o si, por el contrario, la desestimará por considerarla poco equitativa entre las dos comunidades y porque no cierra todos los flecos pendientes. Entre ellos, el nombre definitivo de la candidatura o las ciudades que habrán de acoger la ceremonia de apertura y clausura del evento. El Ejecutivo de Lambán añade además sin ningún tipo de prevención ni disimulo que mantiene una absoluta desconfianza hacia los otros actores del proyecto, léase la Generalitat de Cataluña.

Damos por hecho que la candidatura saldrá adelante con fórceps. Pero la ilusión, tanto ciudadana como de los respectivos gobiernos, marca en el termómetro una cifra muy cercana a los cero grados. Sin ir más lejos, en Cataluña ya se han convocado manifestaciones en contra de la candidatura a albergar los Juegos. Sin salir de territorio catalán, el lío en la Generalitat también es mayúsculo. El presidente Aragonès quiere convocar la consulta ciudadana para que las comarcas afectadas por los Juegos expresen su opinión esta misma semana, pero ERC y JxCAT no se ponen de acuerdo sobre el enunciado. Los aragoneses, por su parte, andan todo el día con el pie de rey midiendo al milímetro cualquier decisión para asegurarse dee que no son el hermano pobre de la fiesta y que la candidatura no acaba siendo un trágala catalán.

Foto: El presidente de Aragón, Javier Lambán. (EFE/Javier Cebollada)

Lo dicho, un despropósito. Ninguno de los dos ejecutivos parece en realidad muy preocupado por si los Juegos acaban recalando en España. A decir verdad, más bien parece que se la trae literalmente al pairo. Lo que le resulta atractivo al presidente Lambán es tener la excusa para cada pocos días reivindicarse en público como el hombre que sabe plantar cara a Cataluña de tú a tú. Y bien es cierto también que por parte de Pere Aragonès se ha intentado permanentemente dejar bien claro que el papel de su homólogo aragonés en el proyecto es el de un segundón. Un resumen objetivo de lo que se ha visto en el último año es que a ambos les importan un comino los Juegos y que, de no ser así, lo disimulan muy bien.

La candidatura nace coja de las dos piernas. Por mucho que se esfuerce el COE por revestirla de entusiasmo y que además cuente con el apoyo del Gobierno español. Pedro Sánchez se sacó de la manga el apoyo a la iniciativa en junio de 2021. Había que llenar de contenido la primera reunión con el recién investido presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. Demostrar que con ambos al frente y con la alianza PSOE-ERC en marcha se abría una nueva etapa de buena voluntad y colaboración. De construcción de puentes entre Cataluña y el resto de España. Aparecieron en ese encuentro los Juegos en boca de Pedro Sánchez, como hubiese podido hacerlo en su lugar la promesa de una muñeca Repollo para cada catalán mayor de edad.

Foto: El presidente aragonés, Javier Lambán. (EFE/Javier Cebollada)
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Unos Juegos Olímpicos, también los de invierno, aunque sean más modestos que los de verano, exigen unidad de todos los actores implicados en la candidatura y una ilusión unánime y contagiosa de los ciudadanos que van a acogerlos. También, visto en perspectiva a tenor de desastres precedentes con proyectos similares que exigen inversiones importantes, un estudio riguroso de impacto económico que demuestre los beneficios sociales y económicos que va a proporcionar la iniciativa caso de llegar a puerto. Todas estas cuestiones brillan por su ausencia, una detrás de otra, en la candidatura todavía sin nombre que España ha de hacer llegar al COI para su evaluación, en competencia con las otras ciudades que aspiran a acoger el evento, la favorita Vancouver (Canadá) y Saporo (Japón).

El COE ha dado un pasito más formalizando la propuesta técnica. Cada paso adelante es un crujir de toda la estructura renqueante que acompaña al proyecto. La impresión es que tanto Pere Aragonès como Javier Lambán, en el caso de poder sincerarse, ejecutarían un majestuoso corte de mangas acompañado de un 'métanse los Juegos por donde les quepan'. Exactamente igual que muchos ciudadanos, hartos de tanta bufonería de una y otra parte.

Como apunte final, un recordatorio. Los barceloneses pueden echar mano de su experiencia para explicar por qué es mejor no celebrar un evento que hacerlo de manera forzada. Se llamó Fórum de las Culturas 2004 y lo único que ha quedado en el recuerdo colectivo es que fue un cementerio en el que se enterraron toneladas de dinero público sin ton ni son. La gestación de la candidatura española de los Juegos de Invierno 2030 huele demasiado a lo mismo. Quizá por eso los gobiernos de Cataluña y Aragón están haciendo cuanto está en su mano para torpedearla y evitar que tenga posibilidad alguna de resultar elegida.

La buena noticia, o mala según se mire, es que no puede darse por seguro que el COI tome las decisiones de manera racional. Así que tampoco puede descartarse que la candidatura española de los Juegos Olímpicos de Invierno 2030 tenga posibilidades de resultar elegida, si es que finalmente se formaliza de manera definitiva ante el organismo internacional. ¿No acaba de ganar 'CODA' el Oscar a la mejor película? Pues eso.

Comité Olímpico Español (COE) Javier Lambán
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