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Josep Martí Blanch

Pesca de arrastre

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ERC y el futuro de la legislatura española

La convalidación del decreto ley de medidas para hacer frente a las consecuencias de la guerra en Ucrania es un primer test de esta nueva relación entre el PSOE y ERC

Foto: El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y la 'consellera' de la Presidencia, Laura Vilagrà. (EFE/Toni Albir)
El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y la 'consellera' de la Presidencia, Laura Vilagrà. (EFE/Toni Albir)
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El impacto de Pegasus en el equilibrio de fuerzas de la política española puede no ser anecdótico y dependerá finalmente de las decisiones que acabe tomando Pedro Sánchez en las próximas semanas sobre el particular. Si hasta ahora el autobús donde seguían viajando todas las fuerzas políticas que apoyaron la investidura tenía combustible suficiente para seguir transitando con ERC a bordo, aunque con algún susto, como la votación en contra de los republicanos en la reformita laboral de Yolanda Díaz, no parece que esto vaya a ser posible a partir de ahora sin que al menos el gobierno acabe entregando alguna cabeza bien cortadita que sirva para pasar página al episodio indiscriminado de eespionaje a políticos, periodistas y abogados vinculados al soberanismo o —la adversativa no es gratuita y tiene miga— al catalanismo.

La visita de urgencia del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, a Barcelona para reunirse en fin de semana con su homóloga de la Generalitat, Laura Vilagrà, sirvió únicamente para que los republicanos subieran la apuesta y verbalizaran lo que todavía no habían explicitado: que sin asunción de responsabilidades —es decir, ceses o dimisiones— no es posible recomponer la confianza. El Gobierno ha ofrecido una investigación interna en el CNI que elaborará el propio CNI, una investigación del defensor del pueblo y que la comisión parlamentaria que despacha los asuntos de Inteligencia se constituya y pueda informar del asunto. Para ERC, esto equivale a un nada por aquí y nada por allá, e insiste en que si Sánchez los quiere mantener a su lado como socios, hay que publicar el cese o la dimisión de la directora del CNI, Paz Esteban, y que ya se verá si en segunda ronda también hay que incluir el final de su etapa en el Gobierno de la ministra de Defensa, Margarita Robles.

Foto: El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. (EFE/Toni Albir) Opinión

A ERC le había valido hasta ahora con los indultos y la mesa de negociación Estado-Generalitat (un objetivo en sí mismo sin ningún avance a la vista) para mantener cohesionado el partido en favor de la necesidad de apostar por una actitud de responsabilidad y largo plazo al lado del Gobierno de Pedro Sánchez. El caso Pegasus es disruptivo para los republicanos porque, por primera vez, sitúa a sus cuadros más moderados en posiciones de hasta aquí hemos llegado. El partido de Oriol Junqueras se enfrenta a una situación en la que no podría —en el caso de que así lo quisiera— mantener a todas las ovejitas republicanas en el redil de la disciplina. De ahí que el único resultado visible tras la reunión Bolaños-Vilagrà fuera el anuncio de la subida del precio del pan por parte de los republicanos. No es que no quieran pasar página sin más a Pegasus, es que no pueden hacerlo sin que empiecen a crujir las costuras del partido por la base.

La convalidación del decreto ley de medidas para hacer frente a las consecuencias de la guerra en Ucrania es un primer test de esta nueva relación entre el PSOE y ERC. Como quiera que se incluyen en el texto cuestiones —como la bonificación por litro de combustible— sobre las que resulta muy difícil votar en contra, los republicanos andan a esta hora con la calculadora para tomar una decisión en un sentido o en otro. Si tuvieran la certeza de que el decreto se convalidará igualmente, aun con sus votos en contra, no dudarían en posicionarse en contra del mismo. Pero no quieren aparecer ante la opinión pública como los causantes de la no convalidación, así que andarán haciendo cábalas hasta última hora. Pero el resto de proyectos de Pedro Sánchez para navegar por la segunda parte de la legislatura manteniendo la velocidad de crucero —nuevos presupuestos, Ley de Memoria Democrática, reforma de la ley mordaza y demás iniciativas ministeriales— sí pueden quedar varados en el dique seco. Claro que esto es hoy y ya veremos mañana.

Hasta la fecha, Pedro Sánchez ha sacado el máximo rendimiento de su debilidad parlamentaria. A ERC, una vez cobrado el indulto y atada su estrategia al compromiso con la negociación, se le hizo pequeño el campo de juego y el PSOE ha sabido rentabilizarlo bajando el precio del apoyo de los republicanos hasta, por decirlo de algún modo, el valor del bono basura. El covid primero, con su emergencia sanitaria y económica, la guerra después, con sus derivadas inflacionistas y energéticas, y el siempre provechoso espanta niños de un futuro Gobierno PP-Vox abarataron el precio del apoyo de los de Oriol Junqueras a Pedro Sánchez, situándolos en un mercado bajista.

El caso del espionaje les da la oportunidad de salir de esa ecuación bajo una argumento incuestionable para su público —no podemos colaborar como si nada con un Gobierno que espía impune e indiscriminadamente y no toma medidas una vez el escándalo se hace público— y obliga a Pedro Sánchez a reactualizar las bases de su relación con ellos o a asumir que la lógica que ha guiado la legislatura hasta la fecha puede haber tocado a su fin. Que Unidas Podemos también se haya sumado a la petición de dimisiones, aunque sin poner nombre y apellidos a quienes deben ser los dimisionarios, es también sintomático del nuevo curso que puede tomar la legislatura en las próximas semanas.

El impacto de Pegasus en el equilibrio de fuerzas de la política española puede no ser anecdótico y dependerá finalmente de las decisiones que acabe tomando Pedro Sánchez en las próximas semanas sobre el particular. Si hasta ahora el autobús donde seguían viajando todas las fuerzas políticas que apoyaron la investidura tenía combustible suficiente para seguir transitando con ERC a bordo, aunque con algún susto, como la votación en contra de los republicanos en la reformita laboral de Yolanda Díaz, no parece que esto vaya a ser posible a partir de ahora sin que al menos el gobierno acabe entregando alguna cabeza bien cortadita que sirva para pasar página al episodio indiscriminado de eespionaje a políticos, periodistas y abogados vinculados al soberanismo o —la adversativa no es gratuita y tiene miga— al catalanismo.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Centro Nacional de Inteligencia (CNI)
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