Es noticia
El tango que bailarán Sánchez y Aragonès
  1. España
  2. Pesca de arrastre
Josep Martí Blanch

Pesca de arrastre

Por

El tango que bailarán Sánchez y Aragonès

El verdadero enfoque que hay que darle en estos momentos a la relación entre PSOE y ERC pasa por otros derroteros. Es el que prioriza que las legislaturas —la española y la catalana— resistan

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), y el de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Quique García)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), y el de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Quique García)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Pedro Sánchez llega al debate del estado de la nación con sus socios independentistas lo suficientemente domados como para no temer por parte de los de Oriol Junqueras más que algunos arañazos de los que en el fondo incluso pueden confundirse con un acto de amor. Gabriel Rufián —que cotiza ligeramente a la baja en el mercado de los liderazgos de ERC— sacará la balinera de tuits en el Congreso y disparará al presidente, pero utilizando la munición propia de las escopetas de feria. Desde el atril saldrán algunos balines, pero apuntando a los musculosos muslos de Pedro Sánchez para asegurarse de no hacerle más daño del que se pretende, que es más bien poco, por muy escandaloso que sea el aire comprimido cuando se aprieta el gatillo.

La reunión del pasado viernes entre el ministro de presidencia, Félix Bolaños, y la consejera de presidencia, Laura Vilagrà, puso las bases para el retorno a la situación previa al escándalo Pegasus entre PSOE y ERC: que sigan caminando cogidos de la mano a sabiendas de que uno y otro van a seguir haciéndose, con periodicidad no acordada pero sí recurrente, el salto. De esa reunión salió un documento muy inflado por parte de ERC en sus explicaciones posteriores, pero que tiene el mismo valor que servidor pregonando su intención de ser a partir de mañana una persona más generosa. Se insiste de nuevo en el texto que la única solución para dar una salida definitiva al conflicto político de Cataluña es el diálogo, que hay que desjudicializar la política y comieron perdices y vivieron felices. Poquita cosa y desde luego nada que pueda ser calificado de disruptivo en este frente.

Foto: Pere Aragonès y Pedro Sánchez. (EFE/Quique García)

Por parte de Pedro Sánchez, hay unos presupuestos que aprobar, una legislatura que alargar y un liderazgo que recobrar. En el campo de ERC, una perentoria necesidad de darle a su electorado la seguridad de que la estrategia de negociación no es un fracaso, aunque lo parezca, y que hay que persistir en ella porque algún día dará los frutos esperados. También, en clave puramente catalana, para ERC será importante el concurso de los socialistas catalanes en los próximos presupuestos de la Generalitat, en los que ya no podrá contar con la CUP. Y más que puede llegar a serlo en el caso de que se produzca la caída de Laura Borràs como presidenta del Parlament por su acusación formal de corrupción con el concurso de ERC, situación que podría llevar a JxCAT a salir del Gobierno catalán y dejar solos a los republicanos al frente de la Generalitat.

Así que la escenificación de la reconciliación era necesaria para ambos. En el debate del estado de la nación, Gabriel Rufián centrará la pelota con el estilo propio de un jugador de barrio para que el viernes la rematen Pedro Sánchez y Pere Aragonès en su reunión en la Moncloa. Podríamos anticipar los entrecomillados sin miedo a equivocarnos más que en alguna preposición. El límite de las desavenencias que ERC puede permitirse quedó bien reflejado en la denuncia que interpuso hace unos días Pere Aragonès en relación con Pegasus. El presidente de la Generalitat se ha querellado contra la exdirectora del CNI Paz Esteban y contra la compañía propietaria del 'software'. Parece incluso una denuncia pactada entre Moncloa y Generalitat. La ministra de Defensa y las instituciones —CNI, ministerio— al margen de la querella a pesar de las insistentes declaraciones de Pere Aragonès sobre su culpabilidad. El alcance político de la denuncia bien limitadito: una alta funcionaria que ya ha sido decapitada y una compañía extranjera. No más daño del calculadamente necesario.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés. (EFE/Quique García)

En realidad, la variable independentista tiene ahora, siendo generosos, un interés más bien limitado, aunque siga sirviendo para explicar una parte de la política española y catalana del presente y del futuro. Lo hemos dicho otras veces. El verdadero enfoque que hay que darle en estos momentos a la relación entre PSOE y ERC pasa por otros derroteros. Es el que prioriza que las legislaturas la española y la catalana resistan, que ambos partidos lleguen a las municipales con cierta coherencia en su estrategia y a sabiendas de que —en el mejor de los casos— ambos van a seguir necesitándose en el futuro para continuar manejando poder. Todo ello aderezado por el escenario presente de inflación y los tambores de enfriamiento económico, cuando no recesión, que anticipan los más pesimistas y que refuerza la necesidad de estos partidos de reivindicarse en la izquierda. Si se suman todas las variables, la cifra final había de tomar la forma de un reencuentro entre el PSOE y ERC. Reencuentro que en realidad no es tal, porque tampoco se separaron del todo ni en el peor momento del Pegasus.

Sánchez puede centrarse en la dimensión económica y social del debate del estado de la nación descafeinado que hoy empieza. El debate territorial está cerrado para esta legislatura. Lo saben Sánchez y Aragonès, aunque el viernes hayan quedado de nuevo para marcarse unos pasos del tango del 'procés', que cada vez suena más cansino a las audiencias.

Pedro Sánchez llega al debate del estado de la nación con sus socios independentistas lo suficientemente domados como para no temer por parte de los de Oriol Junqueras más que algunos arañazos de los que en el fondo incluso pueden confundirse con un acto de amor. Gabriel Rufián —que cotiza ligeramente a la baja en el mercado de los liderazgos de ERC— sacará la balinera de tuits en el Congreso y disparará al presidente, pero utilizando la munición propia de las escopetas de feria. Desde el atril saldrán algunos balines, pero apuntando a los musculosos muslos de Pedro Sánchez para asegurarse de no hacerle más daño del que se pretende, que es más bien poco, por muy escandaloso que sea el aire comprimido cuando se aprieta el gatillo.

Pedro Sánchez Pere Aragonès
El redactor recomienda