Pesca de arrastre
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JxCAT se juega la Generalitat en la ruleta de una militancia dividida
No hay ninguna posibilidad de recomponer la confianza entre JxCAT y ERC. Lo único que van a decidir los militantes es, en realidad, si se trata de un divorcio exprés o si prolongan la agonía
Los militantes de JxCAT, fiel al estilo asambleario que ha abrazado el partido desde su fundación —quizá por un proceso de imantación de la CUP— decidirán el jueves y el viernes de esta semana si quieren quedarse o marcharse del Gobierno de la Generalitat.
El prólogo a la pregunta que han decidido formular, recordando explícitamente los incumplimientos del pacto de legislatura de ERC, es una clara indicación de voto a favor de largarse del Ejecutivo. Recuerda en cierto modo al título de una canción del cantautor Raimon: 'Qui pregunta ja respon' ('Quien pregunta ya responde'). Pero como siempre, y más en un partido como JXCAT, hay letra pequeña y a día de hoy es imposible anticipar cuál va a ser el resultado de la votación.
🎥 Secretari general @jorditurull: "Si fem un "reset" de confiances, ho fem amb tot. La resposta que vam rebre per part d’ERC va ser que no hi havia res a parlar i que quan fos una proposta seriosa, li faríem arribar. La nostra proposta era seriosa." pic.twitter.com/lRMKXaugZE
— Junts per Catalunya🎗 (@JuntsXCat) October 3, 2022
En la rueda de prensa de presentación de la pregunta ("¿Quieres que JXCAT siga formando parte del Gobierno de Cataluña?"), el secretario general de la formación, Jordi Turull, no quiso manifestar su posición; aunque anticipó que la haría pública antes de que empiecen las votaciones. Pero de sus palabras y su gestualidad pareció que estaba en el no sin quererlo. Atrapado entre la presidenta del partido, Laura Borràs —cuyos peones ayer mismo empezaron la campaña para salir del Gobierno—, y Carles Puigdemont, que el sábado también enseñó la puerta de salida del Ejecutivo a su partido con un discurso extremadamente resabiado contra ERC en el acto conmemorativo del quinto aniversario del 1-O.
Están llamados a las urnas 6.465 militantes con derecho a voto. Y si nadie se atreve a hacer pronósticos es, sencillamente, porque en el Gobierno catalán no hay un solo alto cargo nombrado por JxCAT que quiera abandonar sus responsabilidades. Consejeros, secretarios generales y sectoriales, directores generales y demás, también los del sector empresarial, público y parapúblico, están dándolo todo para que el resultado de la consulta sea mantenerse en el Gobierno.
Como entre ellos hay muchos con una larga vida y experiencia de partido, ayer se mostraban optimistas pensando que podían movilizar territorial y sectorialmente los votos necesarios para que la consulta se resuelva a favor de sus intereses. Al final, cuanto más baja sea la participación, más posibilidades hay de que eso suceda. Pero si el militante de base sin cargo acude en masa a la llamada a las urnas, será realmente complicado que no venza la opción de dejar plantado a Pere Aragonès.
De aquí al jueves, cuando empiecen las votaciones, pueden pasar todavía algunas cosas. Deberá saberse el sentido del voto de Jordi Turull, en calidad de secretario general (el de la presidenta, Laura Borràs, es de sobras conocido y contrario a seguir en el Gobierno). Se desconoce, además, si Carles Puigdemont volverá a aparecer en escena con un discurso similar al del sábado, o más claro todavía, defendiendo pasar a la oposición. Y también, porque no todo es JxCAT, podría ser que Pere Aragonès o su entorno decidieran dar un empujoncito más a los junteros hacia el despeñadero porque, como ya hemos escrito anteriormente, en realidad no los quieren en el Gobierno, aunque no quieren ser ellos quienes formalmente les echen.
JxCAT anda en un lío fenomenal del que no puede salir bien parado. Si ganan los que quieren seguir vivos en la Generalitat, lo harán en una posición de debilidad y subordinación extrema a ERC, que no se ha movido ni un ápice de su posición inicial desde que se desató la última crisis. Si, por el contrario, vence el no, el partido entrará en una fase de combustión interna difícil de gestionar entre las distintas sensibilidades que alberga. En todo caso, quedándose, fortalecen a ERC, y marchándose también. Otra cosa es que el escenario de gobierno en solitario de los republicanos vaya a ser fácil. No lo será, ni mucho menos. Pero los de Oriol Junqueras ya han perdido el miedo y la paciencia y decidido que están dispuestos a asumir el riesgo. Ayer volvieron a decir que están preparados para gobernar con 34 diputados.
En el mejor de los casos, para los favorables de JxCAT a seguir en el Gobierno se abrirá —caso de vencer en la consulta— una prórroga de permanencia que como máximo se alargará hasta las municipales. Y, por supuesto, estos meses serían igual o más convulsos que los vividos hasta la fecha para la coalición. No hay ninguna posibilidad de recomponer la confianza entre JxCAT y ERC. Lo único que van a decidir los militantes es, en realidad, si se trata de un divorcio exprés o si prolongan la agonía —con el permiso de Pere Aragonès, que eso también está por ver— unos cuantos meses más. Lo sustancial se mantendrá inalterable sea cual sea el resultado: 'game over'.
Los militantes de JxCAT, fiel al estilo asambleario que ha abrazado el partido desde su fundación —quizá por un proceso de imantación de la CUP— decidirán el jueves y el viernes de esta semana si quieren quedarse o marcharse del Gobierno de la Generalitat.
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