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Macartismo en el Barça de Joan Laporta: la caza de brujas como cortina de humo
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Josep Martí Blanch

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Macartismo en el Barça de Joan Laporta: la caza de brujas como cortina de humo

En este caso, la impresión es que más que una reparación justa del hipotético daño sufrido, lo que se busca es afianzar la narrativa de la conspiración

Foto: El presidente del Barcelona, Joan Laporta. (EFE/Alejandro García)
El presidente del Barcelona, Joan Laporta. (EFE/Alejandro García)
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El Barça ha empezado a demandar a periodistas a granel. En total, según fuentes del club, la primera tongada se acercará a la veintena de querellas contra profesionales del periodismo por haber mancillado la imagen y el honor de la entidad con informaciones y acusaciones falsas relacionadas con el caso Negreira.

Poco hay que decir sobre el particular. Ahí está el Código Penal para garantizar justicia a quien tenga la convicción de que sus derechos han sido vulnerados. Cosa distinta es que un club bien asesorado como el barcelonista no sepa a estas alturas la dificultad de probar acusaciones de tal calibre en un país en el que la libertad de expresar y difundir libremente pensamientos, ideas y opiniones figura entre los derechos fundamentales que consagran la Constitución y también la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE.

Foto:  Extracto de algunos de los cargos registrados en la tarjeta de Negreira. (EC)
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El presidente del Barça, Joan Laporta, que aún no ha dado explicaciones oficiales sobre el caso Negreira, afirmó en la previa del Barça-Real Madrid que el club barcelonista no solo se defendería, sino que armaría una estrategia de ataque para desenmascarar a quienes quieren aprovechar esta historia para dañar irremediablemente al club blaugrana. La querella masiva contra periodistas formaría parte de este contraataque anunciado por el máximo dirigente azulgrana.

El profesional de la información y los medios de comunicación no tienen patente de corso, cierto. Hay subgéneros del periodismo que provocan vergüenza ajena, también cierto. Ahí está el Código Penal para limitar el ejercicio abusivo de la profesión y garantizar protección a quien se sienta legítimamente dañado. Solo que en este caso la impresión es que más que una reparación justa del hipotético daño sufrido, lo que se busca es afianzar la narrativa de la conspiración. Es decir, todo cuanto sucede en el club blaugrana en estos momentos es obra de agentes externos con el objetivo de aprovechar el momento para borrar al Barça del mapa al precio que sea.

Foto: El expresidente del FC Barcelona Josep Maria Bartomeu. (EFE/Enric Fontcuberta)
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Este cuento tiene más objetivos. Busca cohesionar a toda la masa barcelonista —socios, aficionados y periodistas que cubren la información blaugranaen favor de la tesis de la conspiración. De este modo, se aparta de la ecuación lo sustantivo del asunto: se han pagado más de siete millones a un señor que era vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros y aún no hay explicaciones de ningún tipo sobre qué motivó y justificó esas transacciones.

Hay más. El Barça no solo interpondrá esas nueve querellas. También tiene previsto poner a disposición de los socios y aficionados un buzón de correo electrónico para que estos puedan denunciar aquellas informaciones u opiniones que a criterio de la masa social blaugrana merezcan ser puestas a disposición de la Justicia.

Foto: EFE/Quique García.

Con las pasiones que levanta el fútbol, es seguro que ese buzón quedará inundado de señalamientos. Tampoco este ejercicio de macartismo futbolístico busca ninguna eficacia desde el punto de vista jurídico. Pretende insistir simplemente en otra idea fuerza que complementa la de la conspiración: la necesidad para vencerla de una respuesta unitaria y sin fisuras que incluya al aficionado. El objetivo final es falcar la convicción de que un buen barcelonista no pude ahora andarse con chiquilladas exigiendo explicaciones por los pagos a Negreira. El culé ha de ser una roca absolutamente impermeable al fondo de la cuestión, porque actuar de otro modo —exigir explicaciones urgentes y creíbles— es dar alas a los conspiradores y perjudicar los intereses del Barça en favor de sus enemigos.

Mal camino el elegido por la directiva. Y no solo porque impulsar una caza de brujas no sea nada saludable desde el punto de vista democrático. Es que además no resulta creíble y provocará el efecto contrario al que pretende. La junta directiva y su presidente saben perfectamente que el daño a la imagen y reputación del club no es consecuencia de lo que digan periodistas poco o nada escrupulosos con sus opiniones o informaciones. El daño al club lo han infligido sus directivas, pasadas y presentes. Lo que debe esclarecerse sigue siendo el hecho no desmentido de unos pagos a un señor por no hacer nada mientras ejercía un cargo de responsabilidad en el estamento arbitral. Menos buzones de denuncia, menos querellas y más fajarse para dar de una vez las explicaciones que desde el propio barcelonismo se siguen esperando.

Foto: Hinchas del Athletic lanzan billetes con la cara del presidente del FC Barcelona Joan Laporta con la palabra 'mafia'.  (EFE/Luis Tejido)

El anuncio de las querellas y del buzón denuncia por parte del Barça ha coincidido con pocas horas de diferencia con el de la apertura de una investigación por parte de la UEFA que, según como se concrete, puede dejar al club fuera de las competiciones europeas. La reputación del Barça seguirá cayendo en barrena mientras no se vislumbre una verdad judicial que aclare unos pagos que jamás debieron realizarse. Y para eso todavía falta una eternidad. En el mientras tanto, una verdad de parte —la del club— que llenase el hueco y que resultase creíble sería de gran utilidad. Pero el club sigue abonado —por consejo de sus letrados, según comentan— a un silencio que solo ha roto para convocar a socios y simpatizantes a convertirse en agentes de la Stasi para descubrir desestabilizadores entre los medios de comunicación. Un ejemplo de que lo que se hace mal siempre puede empeorarse.

Añadido: ya que hablamos de futbol, un apunte final ajeno a lo anterior, pero al cual no puedo resistirme: el VAR no engaña. El gol de Asensio estuvo bien anulado y el Barça ganará esta liga de calle y —por supuesto y como siempre— merecidamente.

El Barça ha empezado a demandar a periodistas a granel. En total, según fuentes del club, la primera tongada se acercará a la veintena de querellas contra profesionales del periodismo por haber mancillado la imagen y el honor de la entidad con informaciones y acusaciones falsas relacionadas con el caso Negreira.

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