Es noticia
Sumar y Podemos: 72 horas de puñaladas 'non stop'
  1. España
  2. Pesca de arrastre
Josep Martí Blanch

Pesca de arrastre

Por

Sumar y Podemos: 72 horas de puñaladas 'non stop'

El artículo que en realidad apetece escribir hoy tiene solo cuatro palabras: ahí se las compongan. Y punto final

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. (EFE/Juanjo Martín)
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. (EFE/Juanjo Martín)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

La lista de agravios entre Sumar y Podemos no para de crecer. Si la Fiesta de la Primavera de los morados del sábado en Zaragoza sirvió para que Ione Belarra le pintara la cara a Yolanda Díaz; la gallega devolvía el golpe en conversación con Jordi Évole el domingo por la noche, atizando con mayor agresividad si cabe la cara de Pablo Iglesias. Y este, a su vez, se revolvía contra la ministra de Trabajo ayer por la mañana después de desayunarse. Lo hizo en RAC1 y con un artículo a vuela pluma en Cxtx.es. Y a decir verdad que, para lo que acostumbra Iglesias, el hombre estuvo comedido y mesurado, teniendo en cuenta lo que había tenido que escuchar unas horas antes referido a él y a su partido. Si cada día tiene su afán, en la izquierda lo que hay cada 24 horas es una puñalada.

A decir verdad, el artículo que en realidad apetece escribir hoy tiene solo cuatro palabras: ahí se las compongan. Y punto final. Arréense, muélanse a palos, arránquense la piel a jirones y cuando hayan decidido si parten peras definitivamente o si, por el contrario, encuentran el modo de arrejuntarse, ya nos avisarán y tomaremos nota. Solo que son tan vistosas y espectaculares las peleas de gallos que protagonizan que no hay manera de escapar de sus trifulcas y toca meter las narices en ellas.

Foto: Yolanda Díaz en 'Lo de Évole'.

El resumen de las últimas 72 horas del conflicto es, en términos bélicos, el de un incremento de la tensión y las hostilidades hasta un nivel que le pone las cosas extremadamente difíciles a la diplomacia que debería hacer posible el acuerdo entre las partes.

La paradoja del momento es que cuantos más analistas, amén de los propios protagonistas, alertan de que sin un pacto entre ambos partidos las posibilidades de la izquierda de seguir gobernando quedan muy maltrechas, más fuertes son las patadas de los unos y los otros a la espinilla del contrario. Estrategia negociadora, puede pensarse. Cierto. Pero también lo es que, alcanzado este nivel de tensión, no se pone únicamente en riesgo un futuro pacto para las elecciones generales, sino que se está creando un ambiente irrespirable y dañino de cara a las municipales y autonómicas que están a la vuelta de la esquina. Aun así, digamos que una vez llegado a adulto, cada uno se suicida metafóricamente como desea. No será aquí donde vayamos a ponerles peros.

Foto: Pablo Iglesias y Yolanda Díaz, en mayo de 2021. (EFE/David Fernández)

Interesa lo político. Y de esto en concreto, el proyecto de Yolanda Díaz sigue sin soltar prenda. Su comportamiento es el de un mesías al que hay que seguir porque muestra empatía, buenos modales y, a diferencia de otros predicadores de lo divino, promete la felicidad aquí en la tierra sin esperar al cielo.

Lleva razón Pablo Iglesias cuando la acusa de esconderse en los asuntos sobre los que la izquierda que ella aspira a representar no puede pasar de largo. También puede que ande atinado cuando afirma —otra vez ayer en RAC1— que para hacer de PSOE ya está el PSOE. Y que una oferta que intente calcarlo en forma y fondo puede que no resulte.

Y es que, más allá de lo que diga Iglesias, da la impresión, efectivamente, de que alguien le ha hecho creer a Yolanda Díaz —o que ella mismo ha llegado a esta conclusión— que su principal activo político es ser una mujer que sonríe, que no rompe platos y que trata de contagiarnos con su bondad. Y que con ese patrimonio biológico y caracterial, añadiéndole la convicción de que la principal preocupación de los españoles es el sexo de los candidatos, le irá tan rematadamente bien que hasta puede llegar a ser presidenta ya mismo o en el futuro. No sucede nada que no haya pasado ya antes, pero cuesta encontrar un ejemplo de un levantar tantas expectativas sobre lo que todavía es nada.

Foto: La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. (EFE/Mariscal) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
La venganza del 'biquiño'
Marta García Aller

Pero si a Sumar le falta “proteína ideológica”, en palabras de Pablo Iglesias, Podemos está en los huesos en liderazgo. Cuando el primer agitador de la iglesia morada acusa a Díaz de despreciar a las “mujeres que mandan en Podemos”, está protagonizando un chiste de mal gusto. Ni Ione Belarra ni Irene Montero pueden hacerle la más mínima sombra al supuesto exlíder de la formación. Es el propio partido, con sus decisiones, el que ha convertido a sus supuestas lideresas en personajes de segunda a la hora de fijar posición política, con un rol meramente formal, y reservando el papel de principal y verdadero altavoz para Pablo Iglesias. Si Sumar no nos dice qué quiere hacer y ser exactamente, Podemos no tiene líder con quien hacerlo, solo un exlíder, muy enfadado además.

La verdad es que, escuchándolos con atención, uno ve claramente que Podemos se sabe en realidad perdedor en esta guerra fratricida. El mismo Iglesias dejaba caer ayer en su entrevista y en repetidas ocasiones que el gran momento de los morados es cosa del pasado. Y que así las cosas, es también normal que deba reconfigurarse el mapa de poder en el espacio político que comparten con Sumar y las demás formaciones que dan apoyo al nuevo movimiento. Lo que viene a ser lo mismo que decir que están esperando una oferta que no puedan rechazar. Un precio justo, vaya. En el mundo real, cuando uno quiere vender y el otro comprar, las gentes se acaban encontrando. Salvo que en medio de las negociaciones se crucen el insulto y la humillación. Y eso es exactamente lo que está sucediendo. O se descartan de los adjetivos o acabarán como en Thelma y Louise.

La lista de agravios entre Sumar y Podemos no para de crecer. Si la Fiesta de la Primavera de los morados del sábado en Zaragoza sirvió para que Ione Belarra le pintara la cara a Yolanda Díaz; la gallega devolvía el golpe en conversación con Jordi Évole el domingo por la noche, atizando con mayor agresividad si cabe la cara de Pablo Iglesias. Y este, a su vez, se revolvía contra la ministra de Trabajo ayer por la mañana después de desayunarse. Lo hizo en RAC1 y con un artículo a vuela pluma en Cxtx.es. Y a decir verdad que, para lo que acostumbra Iglesias, el hombre estuvo comedido y mesurado, teniendo en cuenta lo que había tenido que escuchar unas horas antes referido a él y a su partido. Si cada día tiene su afán, en la izquierda lo que hay cada 24 horas es una puñalada.

Yolanda Díaz Unidas Podemos Pablo Iglesias
El redactor recomienda