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Junts quiere un movimiento disruptivo del PSOE esta misma semana
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Josep Martí Blanch

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Junts quiere un movimiento disruptivo del PSOE esta misma semana

También se ha hecho llegar al ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños, la petición de que la princesa Leonor jure la Constitución la semana que viene en catalán

Foto:  El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE/Pablo Garrigós)
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE/Pablo Garrigós)
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En Junts, esperan movimientos del Gobierno en funciones y del PSOE en el terreno del reconocimiento de Cataluña como nación para que las negociaciones para la investidura den un salto cualitativo relevante en los próximos días. El pasado domingo, La Vanguardia, crónica de Lola García, publicaba el minuto y resultado de la negociación de los socialistas y Junts. Lo más sustancial del texto, no desmentido, era que Carles Puigdemont está buscando el reconocimiento jurídico de Cataluña como una “minoría nacional” dentro de España.

La fórmula para fijar legalmente esa nueva definición y los derechos a ella asociados es una incógnita. Pero tendría la ventaja para quienes la defienden de encajar como un guante en el ámbito de las instituciones europeas, donde esta figura está reconocida. Además, daría oxígeno a la estrategia jurídica que el independentismo sigue en Europa. El bofetón que el Tribunal de Justicia de la UE propinó en la cara de los intereses soberanistas cuando le retiró la inmunidad parlamentaria a Carles Puigdemont dejaba una rendija abierta. Pueden denegarse las extradiciones solicitadas en los casos de aquellas personas que puedan demostrar que pertenecen a un “grupo objetivamente identificable”. Si Cataluña pasa a ser una “minoría nacional dentro de España” es mucho más fácil acreditarse como parte de ese “grupo objetivamente identificable” al que hacía referencia el pronunciamiento del tribunal europeo. Pero más allá de esta cuestión concreta, un reconocimiento de este calibre fijaría una posición mucho más solvente de cara al futuro del independentismo en todos los ámbitos narrativos en los que batalla en el frente internacional.

Foto: Carles Puigdemont en su conferencia de septiembre en Bruselas. (EFE)

Esta fórmula no agrada a la izquierda constitucionalista catalana —los comunes— y tampoco a la independentista —ERC—. El tufillo etnicista que según ellos desprende la hace desaconsejable e incompatible con la idea de “Cataluña un solo pueblo”, que siempre ha defendido de manera unánime el catalanismo. ¿Cómo quedarían los catalanes que no se sienten parte de ninguna minoría porque su filiación identitaria es únicamente española o tan catalana como española?

En la familia socialista guardan silencio, tal y como fija la estrategia de negociación impuesta por Pedro Sánchez. Por boca de Salvador Illa, lo que hemos sabido es el ya conocido estribillo socialista de la negociación: todo lo que se acuerde estará dentro de la Constitución. El viaje está siendo como cruzar un campo de minas. De ahí que desde el punto de vista partidista el silencio sea la mejor de las prescripciones, tanto para Junts como para el PSOE.

Foto: Pedro Sánchez saluda a Míriam Nogueras en presencia de Santos Cerdán. (Europa Press/Eduardo Parra)

El jueves, el ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños, asistirá a la noche de la empresa que organiza en Sant Cugat la patronal catalana Cecot, donde coincidirá con el secretario general de Junts y hombre de la máxima confianza de Puigdemont, Jordi Turull.

Desde el entorno del expresidente de la Generalitat se considera que ese acto sería un buen escenario para que Félix Bolaños asuma en su discurso algún tipo de compromiso referido a esa exigencia del reconocimiento de Cataluña como nación.

El tiempo corre y empieza a ser urgente que las narrativas de los negociadores empiecen a aproximarse. El ministro de la Presidencia es consciente de que Junts está esperando un movimiento en la carpeta del reconocimiento de Cataluña como nación en unos días. Otra cosa es que desde el entorno del Gobierno en funciones, y también desde el PSOE, tengan ya claro qué es lo que pueden ofrecer que no sea un simple patadón al balón y a correr. Porque desde Junts se exige concreción. Y es ahí donde están los demonios de esta negociación: en la concreción. Habrá que escuchar el discurso del ministro el próximo jueves para ver si ese es el día elegido para provocar algún tipo de disrupción negociadora.

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont. (EFE/EPA/Olivier Mattys)

En Junts, la baza del reconocimiento de Cataluña como nación es importante. Y todos los gestos cuentan. Conseguido el cromo de la utilización normalizada del catalán en el Congreso, también se ha hecho llegar al ministro de la Presidencia la petición de que la jura de la Constitución de la princesa Leonor en las Cortes el próximo martes con motivo de su mayoría de edad se realice también en catalán.

A pesar de que Junts, al igual que ERC, Bildu y BNG, ha confirmado la ausencia de sus representantes al acto, desde el partido de Puigdemont este gesto por parte de Leonor de Borbón visualizaría que el cambio integral en el reconocimiento de la plurinacionalidad que ha de abrirse en esta legislatura (el “compromiso histórico” en el que insiste Puigdemont) también llega a la institución monárquica. Felipe VI utilizó solo el castellano en ese lejano 30 de enero de 1986 en que él mismo protagonizó la jura constitucional que ahora debe formalizar su heredera.

Todos estos elementos vinculados a la visualización del reconocimiento de Cataluña como nación son importantes para Junts porque Carles Puigdemont tiene ya interiorizado que no habrá avances concretos sobre la autodeterminación en forma de referéndum.

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. (EFE/Zipi) Opinión
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Esta exigencia, que él no ha reiterado en ningún momento como condición de investidura después del 23-J, sí que forma parte del compromiso con su electorado. A fin de cuentas, Puigdemont prometió en campaña bloquear las instituciones españolas —con independencia de que quien gobernase fuera el PSOE o el PP— si no se adoptaban compromisos sobre la autodeterminación.

De ahí que toda gestualidad por parte de las instituciones españolas, incluida la Corona, sume ahora para rebajar el coste de la contradicción de Carles Puigdemont ante parte de su electorado más fiel, pero también más combativo. Además, la Corona, en particular Felipe VI, es una de las mayores obsesiones del expresidente de la Generalitat después del duro discurso del Rey el 3-O de 2017.

Lo que sí es un hecho es que hay muchas ganas de pacto en ambas partes de la mesa. Solo que la densidad de las minas sembradas es tan elevada que sigue siendo imposible dar una predicción por buena. Incluso la amnistía, tantas veces descontada, es un problema. No su acuerdo, pero sí su factibilidad. Mientras tanto, están pendientes también sobre los idiomas en los que jura la princesa Leonor. Entretenidos sí estamos.

En Junts, esperan movimientos del Gobierno en funciones y del PSOE en el terreno del reconocimiento de Cataluña como nación para que las negociaciones para la investidura den un salto cualitativo relevante en los próximos días. El pasado domingo, La Vanguardia, crónica de Lola García, publicaba el minuto y resultado de la negociación de los socialistas y Junts. Lo más sustancial del texto, no desmentido, era que Carles Puigdemont está buscando el reconocimiento jurídico de Cataluña como una “minoría nacional” dentro de España.

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