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Equivocarse teniendo razón: Feijóo y los cariñitos a Junts
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Josep Martí Blanch

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Equivocarse teniendo razón: Feijóo y los cariñitos a Junts

Sus palabras derrumban como un castillo de naipes el exceso verbal con el que se han combatido los planes de Sánchez

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (Europa Press/Beatriz Ciscar)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (Europa Press/Beatriz Ciscar)
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Puigdemont miente. No vamos a saberlo todo. El puzle de la verdad política está hecho con tantas piezas que resulta imposible de montar en su totalidad. Ni siquiera aquellos hechos políticos protagonizados a cara descubierta, aun siendo ciertos, son garantía de verdad. No son pocas las veces que en política, lo visible, como en un juego de muñecas rusas, no es más que el disfraz bajo el cual se esconden las verdades sustantivas. Así que no, no vamos a saberlo todo, aunque así lo afirme solemnemente y en tono amenazante hacia el PP el expresidente de la Generalitat.

Pero a la espera de esos nuevos retales de realidad que ha prometido Carles Puigdemont, sí podemos juzgar los hechos conocidos y la información que ya conocemos. Que hubo contactos entre el PP y Junts con la intención de explorar el precio de los segundos para que Feijóo llegara a la Moncloa es un hecho. Que el importe a pagar era inasumible para los populares también es una certeza. Entre otras cosas, porque, con independencia del cheque que Feijóo estuviese dispuesto a firmar, en esa ecuación debía entrar Vox. El margen de maniobra era tan pequeño que pasó lo que tenía que pasar. Es decir, nada.

Ahora, esa realidad del pasado convenientemente aliñada vuelve de la torpe mano de Feijóo para dar aire a los socialistas y ultraderechistas. A los primeros, les alivia el coste de sus negocios con los independentistas, en la medida que alimenta la ficción de que el PP hubiera hecho lo mismo en el caso de haber podido. Mientras que a los segundos el error —forzado o no— de Feijóo les permite reivindicarse como el único bastión creíble en la afirmación de que a los independentistas ni agua.

Feijóo se ha equivocado. No queda bien parado en ninguno de los tres escenarios que permiten dar una explicación razonable al motivo por el cual se ha metido en un charco de fango a unos días de las elecciones gallegas, en las que tanto se juega. Si es un error, hay que calificarlo de garrafal y propio de principiantes. Si se trata de una “voladura controlada” para dejar sin efecto hipotéticas filtraciones de Carles Puigdemont, hay que señalar que las cargas de dinamita han sido excesivas y que han provocado el daño que pretendían evitar. Y si responde a un cambio de estrategia de los populares, claramente no era el momento más oportuno para ejecutarlo. Así pues, fuese cual fuese el motivo o los motivos, el resultado ha sido nefasto para sus intereses. Tanto hacia dentro del propio PP —por mucho que ayer todos sus dirigentes cerraran filas con su líder— como hacia su bolsa de votantes, tanto los que son como los que podrían serlo.

Foto: Feijóo, en un mitin este fin de semana. (Europa Press/Carlos Castro)

Pero más allá del aguacero, agrandado o empequeñecido en función del alineamiento de los mensajeros, lo cierto es que estamos únicamente ante un error táctico. Inevitable, eso sí, en la medida en que lo que no tiene bien resuelta el PP es su estrategia de largo plazo para el nuevo tiempo político que, quiérase o no, ya se abrió en la anterior legislatura con la incorporación de ERC al tablero político y se ha afianzado en esta con el aterrizaje, más convulso, de Junts.

El PP tenía y sigue teniendo motivos más que de sobra para una oposición contundente al camino elegido por Pedro Sánchez para congraciarse con los de Puigdemont. Y podría haberlos expresado de tal forma que nada de lo que ha dicho ahora Feijóo chirriase y pudiera utilizarse en su contra como está sucediendo.

Foto: El expresidente catalán y eurodiputado Carles Puigdemont, en una intervención. (EFE/Ronald Wittek)

Porque los tres mensajes del líder popular son en el fondo de lo más razonables. Lo es pensar que si hubo contactos entre populares y junteros, estos pusiesen encima de la mesa la amnistía y el PP la descartase en pocas horas. Igual de razonable resulta que la contraoferta del PP pasase por los indultos condicionados a la asunción de responsabilidades por los hechos de 2017 y por un pronunciamiento expreso sobre la renuncia a repetir algo similar. Y más razonable todavía, puro sentido común, es el hecho de que Feijóo crea que ve muy difícil que pueda sustanciarse una acusación de terrorismo contra Puigdemont y sus colaboradores.

Solo hay un pero ante tanta razonabilidad por parte del líder del PP. Y es que sus palabras derrumban como un castillo de naipes el exceso verbal con el que se han combatido los planes de Sánchez. Los populares no se quedan sin argumentos para seguir golpeando el hígado del Gobierno, pero sí pierde credibilidad su excesiva puesta en escena. Si la política es sobre todo el arte de la escenificación, al PP el guion se le ha atragantado en las últimas horas.

La amnistía se aprobará sin ningún cambio sustancial. El silencio de estos días acabará después de las elecciones gallegas. Junts está ya trabajando el discurso para justificar el cambio del sentido de su voto sin prácticamente contrapartidas. De tal forma que el texto que finalmente valide el Congreso no diferirá sustancialmente del que fracasó en primera instancia.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante un acto electoral en Lugo. (EFE/Eliseo Trigo) Opinión
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La manera como han negociado socialistas y junteros la ley, su redactado, la narrativa de aceptación de las razones del independentismo para actuar como lo hizo en 2017, las diatribas contra la judicatura, etc. son elementos más que suficientes para que el PP mantenga una pétrea oposición a la norma e intente sacar rédito electoral futuro.

Basta, para que nada se le pueda volver en contra ni ahora ni más adelante (cuando llegue el momento, que llegará, de cerrar acuerdos con Junts), que sitúe el volumen y el tono en el terreno de lo razonable y concordante con lo que Feijóo nos ha explicado este fin de semana. Dicho de otro modo, que el PP dé a Vox lo que es de Vox y se decida a ir a lo suyo. Es la única manera de salir ganando en el largo plazo.

Puigdemont miente. No vamos a saberlo todo. El puzle de la verdad política está hecho con tantas piezas que resulta imposible de montar en su totalidad. Ni siquiera aquellos hechos políticos protagonizados a cara descubierta, aun siendo ciertos, son garantía de verdad. No son pocas las veces que en política, lo visible, como en un juego de muñecas rusas, no es más que el disfraz bajo el cual se esconden las verdades sustantivas. Así que no, no vamos a saberlo todo, aunque así lo afirme solemnemente y en tono amenazante hacia el PP el expresidente de la Generalitat.

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