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El TS atornilla a Puigdemont. Y de rebote a ERC y al PSC
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Josep Martí Blanch

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El TS atornilla a Puigdemont. Y de rebote a ERC y al PSC

La decisión del Supremo tiene efectos políticos relevantes en tanto que añade más dificultades si cabe a la negociación entre ERC y el PSC

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE/David Borrat)
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE/David Borrat)
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Decisiones de alto voltaje las del TS negándose a amnistiar a Carles Puigdemont por el delito de malversación de caudales públicos y mantener la orden de detención en su contra. En situación pareja quedan los exconsejeros Toni Comín y Lluís Puig, aunque el primero, en tanto que europarlamentario, gozará de inmunidad. También se ha decidido mantener la sentencia que inhabilita que hasta 2030 a Oriol Junqueras y a los exconsejeros Raül Romeva, Jordi Turull y Dolors Bassa.

Más allá de las consideraciones jurídicas, la decisión del TS tiene naturalmente efectos políticos también relevantes en tanto que añade más dificultades si cabe a la negociación entre ERC y el PSC para una hipotética investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat.

No solo eso. Al mismo tiempo, facilita una narrativa de cohesión forzada entre los republicanos y Junts. Ha querido el azar que prácticamente al mismo tiempo que se hacía pública la decisión del TS, se diese a conocer también el encuentro entre Carles Puigdemont y Oriol Junqueras en Waterloo el pasado domingo. Llevaban, los dos líderes independentistas, sin verse las caras desde 2017. Y si bien es cierto que ahora Junqueras no es más que un militante de base, la reunión con Puigdemont es de gran alcance político, en tanto que solemniza un acercamiento entre las figuras más preeminentes del proceso independentista.

El independentismo siempre tiende a cohesionarse cuando actúa de modo reactivo ante lo que considera una agresión. La decisión del TS de ayer ayuda a provocar ese efecto. ¿Quiere decir esto que Junts y ERC van a estar a partir un piñón a partir de ahora y que Illa ya no tiene posibilidad alguna de ser presidente? No, ni mucho menos. Pero sí es evidente que las reuniones entre socialistas y republicanos, que ya de por sí eran complicadas, lo serán un poco más con una amnistía varada por tiempo indeterminado. Más teniendo en cuenta que cualquier posibilidad de acuerdo entre ERC y PSC ha de ser avalada después por los militantes republicanos.

El TS ha hecho saber a Puigdemont que si regresa a España va a ser detenido. Y como el expresidente catalán ha prometido que volverá sí o sí en cuanto haya una sesión de investidura en el Parlament de Catalunya, es de suponer que esa detención se produciría bien antes de ese debate, bien inmediatamente después.

Y dado que Salvador Illa ha hecho saber que tenga o no los apoyos necesarios para alcanzar la presidencia, sí está dispuesto a someterse a un debate de investidura antes de que las elecciones se convoquen automáticamente, ya sabemos también que Puigdemont -si cumple con su palabra- será detenido.

Foto: La secretaria general de ERC, Marta Rovira. (Europa Press/ERC/Archivo)

Así las cosas, si ERC aceptase investir a Illa en ese hipotético debate de investidura, estaría dando los votos a los socialistas en el mismo momento en el que Puigdemont incrementaría su valor como “mártir”.

Y si los republicanos decidiesen lo contrario, y el debate se plantease únicamente por parte de los socialistas como el primer acto de campaña de Salvador Illa de cara a la repetición de los comicios, el efecto práctico sería que sería un acto de campaña, sí, pero sobre todo para Carles Puigdemont que podría jugar una renovada carta del victimismo.

Son escenarios posibles. Como lo es también que el expresidente de la Generalitat no asuma finalmente el riesgo de regresar, aunque su partido reafirmase ayer que si lo hará, siempre que haya investidura.

Foto: Sánchez observa a Puigdemont en Estrasburgo. (EFE/Ronald Wittek) Opinión
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Pero no puede descartarse un cambio de opinión. Que Puigdemont haga oídos sordos a los cantos de sirena que aventuran una detención light y una privación de libertad de como máximo unos días. A fin de cuentas, no hay certezas sobre cómo se desarrollarían los acontecimientos.

Si no regresa, el expresidente de la Generalitat contravendría nuevamente la promesa a su electorado. Pero sus votantes entenderían esa “traición” fácilmente al contar con la coartada de que ha sido el TS el que ha “jugando sucio” ha hecho imposible su vuelta. Aunque esta última opción, a pesar de ser la más segura desde el punto de vista personal, es la que menos rédito político le proporcionaría. Es regresando y asumiendo el coste de una detención, que Puigdemont puede muscularse políticamente.

Nada resulta en el fondo una sorpresa. Se sabía que la ley de amnistía, elaborada a martillazos y sin consenso, se enfrentaría a serias dificultades -algunas más serias y justificadas que otras-, a la hora de aplicarse.

Foto: La portavoz de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, Esther Peña. (EFE/PSOE/Eva Ercolanese)

Pero ahora que esas previsiones se hacen realidad, quedan a la vista también las implicaciones políticas de las mismas. Y la más evidente es que si ya era difícil que Cataluña contara con un Gobierno sin tener pasar de nuevo por las urnas, desde ayer esa dificultad es un poco más severa. Vasos comunicantes: atornillas a Puigdemont y sufre ERC. Y si sufre ERC, lo hace también Illa.

*Durante dos meses dejaré de cansarles con textos sobre la situación política en Cataluña. Viajo a EEUU en vísperas de las elecciones de noviembre para analizar de cerca la polarización de la sociedad estadounidense y las causas de fondo que explican el deterioro estructural del debate político en ese país.

Decisiones de alto voltaje las del TS negándose a amnistiar a Carles Puigdemont por el delito de malversación de caudales públicos y mantener la orden de detención en su contra. En situación pareja quedan los exconsejeros Toni Comín y Lluís Puig, aunque el primero, en tanto que europarlamentario, gozará de inmunidad. También se ha decidido mantener la sentencia que inhabilita que hasta 2030 a Oriol Junqueras y a los exconsejeros Raül Romeva, Jordi Turull y Dolors Bassa.

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