Es noticia
Trump y el llanto de las plañideras
  1. España
  2. Pesca de arrastre
Josep Martí Blanch

Pesca de arrastre

Por

Trump y el llanto de las plañideras

Llega el día de las elecciones, sucede lo contrario de lo que preconizamos, y hay que correr a buscar argumentos que nos exculpen ante las audiencias

Foto: El presidente electo de EEUU, Donald Trump. (Reuters/Brian Snyder)
El presidente electo de EEUU, Donald Trump. (Reuters/Brian Snyder)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Funeral por la victoria de Donald Trump en los programas de análisis de la televisión, en las tertulias de radio y en las esquinas de las redacciones. El llanto de las plañideras.

Llevábamos tanto tiempo los medios de comunicación europeos convertidos en boletines y newsletters del Partido Demócrata que la aplastante victoria del caudillo republicano se convierte de golpe en algo contrario a toda lógica.

Para salir del paso conviene buscar urgentemente razones de descargo. Explicar a las audiencias por qué los hechos no nos han dado la razón, convirtiendo a la gran candidata Kamala Harris en presidenta de la todavía primera potencia mundial.

Esos argumentos se encuentran muy rápido y son de consumo instantáneo. Un “si no fuera por….” de manual que nos tranquiliza de inmediato. Si no fuera por los hombres blancos heterosexuales, si no fuera por Elon Musk y las redes sociales, si no fuera por los latinos que han cambiado de bando, si no fuera por los paletos, si no fuera por Joe Biden, etc.

Foto: Donald Trump, en uno de sus mítines en Henderson, Nevada. (Reuters/Brendan McDermid)
TE PUEDE INTERESAR
Radiografía de un maremoto electoral: cómo Trump ganó en todas partes y al mismo tiempo
Lucas Proto. Nueva York Andrea Farnós. Minden (Luisiana) Gráficos: Unidad de Datos

Con esta completita lista de “si no fuera” todo vuelve al sitio que debe, también nuestra conciencia. Quienes se han equivocado son los hechos, no los medios de comunicación al abandonar su primera función, la de informar, para convertirse en palmeros transatlánticos de los demócratas.

Que la mayoría de los medios de comunicación estadounidenses de mayor prestigio -los que conforman la agenda mediática internacional- decidieran que harían lo posible para que Trump no ganase las elecciones es, hasta cierto punto, entendible.

Foto: Unos hombres juegan a las cartas en Los Angeles (Reuters/Lucy Nicholson)
TE PUEDE INTERESAR
El abrazo del 'bad hombre': Trump arrasa entre los latinos varones ante la estupefacción demócrata
Héctor Estepa. Hazelton (Filadelfia) A. A. Gráficos: Unidad de Datos

Proximidad, intereses, experiencia vivida con su primer mandato y otras variables justifican que su implicación ideológica, emocional o de cualquier otro tipo los lleve a tomar un partido mayúsculo. Incluso, en algunas ocasiones (la campaña está llena de ejemplos) pisando la línea roja del código deontológico de la profesión periodística.

No vamos a ser tan hipócritas como para atrevernos a dar a los americanos lecciones sobre esta cuestión. Que los legacy media estadounidenses, por referirnos a ellos como lo hace Elon Musk, hayan cavado una trinchera para defender las posiciones e intereses de los demócratas no puede sorprendernos. Pues es práctica común que en periodo electoral se acentúen las querencias por la toma de conciencia e inmediatez de todo aquello cuanto está en juego en las urnas. Puede incluso, como esta vez, que esto esté muy justificado, dando cobertura al hecho de que esos medios se hayan vestido con el uniforme del partido demócrata para hacer de Kamala Harris su causa particular, dados los precedentes del Trump que ya fue presidente, en concreto los hechos de enero de 2021, con el intento de toma del Capitolio.

Otra cosa es la factura que se viene pagando por ello. El 14 de octubre, Gallup publicaba un estudio que ponía de manifiesto que tan sólo el 31% de los estadounidenses tiene mucha o bastante confianza en los medios, cuando hace tan sólo cuatro años esta cifra era del 40%. El porcentaje de los que no tienen ninguna confianza es el 36% y los que tienen más bien poca un 33%. Tampoco, a decir verdad, estamos en este punto para dar lecciones a nadie, pero no es de nosotros de quienes estamos hablando. Todavía.

Foto: Donald Trump. (Reuters/Bryan Snider)

Vayamos a lo nuestro. De esta parte del Atlántico sí resulta más difícil de entender que el comportamiento haya sido el mismo que el de los medios estadounidenses. No porque no sea fácil justificar una línea editorial favorable a los demócratas y contraria a Donald Trump. A fin de cuentas, las elecciones presidenciales de los EEUU tienen, más allá de su atractivo como show, consecuencias para todo el mundo. De ahí que cualquier medio en cualquier lugar del planeta puede y debe defender con argumentos la conveniencia de un resultado en detrimento de otro, aunque sus audiencias no tengan ni voz, ni sobre todo voto en esos comicios.

Pero no es sólo eso lo que hacemos en la vieja Europa y muy particularmente en España. Nuestra práctica, con escasas excepciones, va mucho más allá. Nos convertimos voluntaria y mayormente en extensiones de la máquina de propaganda demócrata. Y eso nos conduce irremediablemente a la alteración de todo sentido de realidad. Nos enfundamos, como los medios estadounidenses, el mismo uniforme de batalla que ellos. Y pasamos a explicar esa larga campaña como si fuéramos soldados de parte en el mismo escenario de la batalla.

El resultado es que traicionamos a nuestras audiencias. Porque lejos de explicar con nuestra propia voz lo que vemos -que por más lejana y menos implicada debiera ser forzosamente más fría y objetiva- decidimos actuar como mera soldadesca de la batalla de intereses políticos y mediáticos que se libra en Estados Unidos.

Y claro, llega el día de las elecciones, sucede lo contrario de lo que preconizamos, y hay que correr a buscar argumentos que nos exculpen ante las audiencias: Si no fuera por…habríamos acertado. Claro. Y si yo tuviera cuatro patas en lugar de dos y ladrara en lugar de hablar, sería un perro.

Funeral por la victoria de Donald Trump en los programas de análisis de la televisión, en las tertulias de radio y en las esquinas de las redacciones. El llanto de las plañideras.

Donald Trump Elecciones EEUU Medios de comunicación
El redactor recomienda