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Pesca de arrastre
Por
Un país de corrompidos y corruptores
Aldama no aporta pruebas suficientes para probar su acusación más ruidosa sobre el PSOE como partido estructuralmente corrupto
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A la misma hora en la que amigos y familiares despedían en el tanatorio de Barcelona a Isak Andik, fundador, propietario y presidente no ejecutivo de Mango, declaraba ayer en el Tribunal Supremo Víctor de Aldama. El primero fue un hombre inteligente, cultivado, clarividente y trabajador que construyó un imperio y que cambió el mundo de la moda. El segundo no es más, atendiendo a sus propias confesiones, que un pícaro corrupto y corruptor crecido en la cultura del pillaje que tanto predicamento y comprensión transversal sigue teniendo en España.
La actualidad, siempre generosa, proporcionó ayer otra prueba de cuán generosos y poco puntillosos somos en cuestiones de honorabilidad probada. Se eligió nuevo presidente de la Real Federación Española de Futbol (RFEF) a Rafael Louzán, un hombre condenado por prevaricación. Cierto que su sentencia está pendiente de apelación. Pero de momento el futbol federativo va a estar en manos de un hombre condenado por corrupción, ese es el hecho. ¿Y el prestigio de la institución y del futbol español? ¡A otro con ese chiste!
Vaya yo caliente y ríase la gente podría ser nuestra divisa nacional. Sigue siendo este un buen país para navegar bajo pabellón pirata. La cultura corporativa de nuestras administraciones, de nuestros partidos y de nuestro aparato parapúblico -encajaría ahí la RFEF- es terreno abonado para el cultivo de Aldamas y Louzanes, más que Andiks. No es que seamos un país corrupto, corruptor y corruptible, aunque nos empeñemos en demostrar que sí lo somos. Es más bien que somos comprensivos con los corruptos, con los corruptores y con la corrupción.
Aldama subió ayer su apuesta. Acusó al PSOE de ser un partido estructuralmente corrupto. Esta fue la principal novedad de su nueva declaración. Más allá de reafirmarse en las acusaciones a personas concretas que ya vertió en la primera, lo sustancial de este segundo round de Aldama fue el señalamiento del PSOE como organización política dedicada al cobro de comisiones ilegales a cambio de adjudicaciones. Es decir, señalarlo como un partido político estructuralmente corrupto.
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Según Aldama, Ábalos y Koldo comían a dos carrillos en el bufé de las comisiones ilegales, pero tras ellos estaba el PSOE, que también exigía su mordida. Que ayer mismo se detuviera, en el marco de la operación por el fraude en los hidrocarburos en la que también anda metido Aldama, a la mujer que había declarado, primero desde el anonimato, ahora ya a cara descubierta, que ella personalmente llevó 900.000 euros en dinero negro a la sede del PSOE, añadió más leña al fuego, a la par que reforzó la apariencia de verosimilitud de las acusaciones de Aldama. El mensaje de ayer del comisionista corrupto fue fácil de decodificar: no es una cuestión de manzanas en mal estado, es el árbol entero el que está podrido. Es un salto cualitativo muy relevante. Sólo que no aportó más pruebas al respecto que su propia palabra.
De ser cierto lo que dice Aldama estaríamos ante un caso de corrupción sistematizada del partido que gobierna España. Comisiones para el PSOE a cambio de adjudicaciones a empresas determinadas. Ábalos, el escudero Koldo, el ahora ministro y anteriormente presidente canario, Ángel Víctor Torres, el actual secretario de organización de los socialistas, Santos Cerdán, el jefe de gabinete de la ministra de hacienda, Carlos Moreno; todos ellos no serían más que piezas sueltas sacando provecho particular de un mecanismo coordinado y más complejo de corrupción organizada en el seno del PSOE para la financiación irregular del partido.
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Pero al menos de momento, Aldama no ha proporcionado pruebas concluyentes. Y con su palabra, como es normal, ni basta ni ha de bastar. Seguimos estando, dejando a un lado los nombres propios de Ábalos y Koldo, ante las declaraciones de un hombre que como es habitual en estos casos quiere seguir en libertad y del que hay que considerar la posibilidad de que estuviera dispuesto a vender a toda su familia para conseguirlo. La cuerda que ha puesto encima de la mesa Aldama no da todavía para ahorcar al PSOE.
Así las cosas, queda en manos de las investigaciones en curso y de las nuevas que pueda seguir ordenando la justicia el recorrido de esta gravísima acusación vertida por Aldama que, de demostrarse cierta, acabaría con el sanchismo. Queda en manos de las investigaciones en curso y de las que puedan seguir practicándose por orden de la justicia, junto a lo que todavía nos queda por escuchar -hoy es el turno de Koldo-, el grado de certeza que pueda acabar sustanciándose sobre estas graves acusaciones vertidas ahora, ya no sobre personas concretas, sino sobre el PSOE como organización política. Lo más práctico será armarse de paciencia. Esto va para muy largo.
A la misma hora en la que amigos y familiares despedían en el tanatorio de Barcelona a Isak Andik, fundador, propietario y presidente no ejecutivo de Mango, declaraba ayer en el Tribunal Supremo Víctor de Aldama. El primero fue un hombre inteligente, cultivado, clarividente y trabajador que construyó un imperio y que cambió el mundo de la moda. El segundo no es más, atendiendo a sus propias confesiones, que un pícaro corrupto y corruptor crecido en la cultura del pillaje que tanto predicamento y comprensión transversal sigue teniendo en España.