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"Hitler era socialista, de izquierdas. Nosotros somos su contrario: libertarios-conservadores"
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Josep Martí Blanch

Pesca de arrastre

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"Hitler era socialista, de izquierdas. Nosotros somos su contrario: libertarios-conservadores"

La charla en X entre Weidel y Musk fue un blanqueamiento sin escrúpulos de Alternativa por Alemania. Pero la UE no tiene nada que decir: es pura libertad de expresión

Foto: Una persona sigue la entrevista entre Elon Musk y Alice Weidel por el móvil. (EFE/EPA/Christopher Neundorf)
Una persona sigue la entrevista entre Elon Musk y Alice Weidel por el móvil. (EFE/EPA/Christopher Neundorf)
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La conversación de barra de bar entre Alice Weidel, la candidata del ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) en las elecciones del próximo 23 de febrero, y Elon Musk en X tuvo ayer puntas de poco más de 200.000 oyentes. Los que llegamos al final de la charla fuimos 178.000. De estos, es imposible determinar cuántos eran alemanes con derecho a voto en esos comicios. Cuantitativamente, deberán sumarse en los próximos días aquellos que accederán al contenido en diferido. En todo caso, dado que Musk tiene 211 millones de usuarios, la cifra de sus seguidores que siguieron el evento en directo no alcanzó siquiera el 0,1%.

La Comisión Europea había advertido que seguiría “cuidadosamente” el contenido de la conversación para determinar el grado de cumplimento de la normativa de servicios digitales de la UE. Una manera de patear el balón hacia delante después que los líderes del resto de formaciones políticas alemanas mostrasen su preocupación por la injerencia de Musk en el proceso electoral de su país.

El contenido de la charla cumplió con el objetivo que pretendían ambos participantes. Presentar AfD como un partido totalmente homologable desde el punto de vista democrático. ¿Nazi? ¡No! ¡Hitler era socialista y AfD es un partido libertario-conservador! ¿Autoritario? Menos. AfD quiere formar mejor a los alemanes para desarrollar su pensamiento crítico y que puedan alcanzar la plena libertad individual para escapar de la tiranía del estado. Nada sobre la trayectoria de muchos de sus militantes o declaraciones de algunos de sus líderes que contradicen estas afirmaciones.

El resto de la conversación fue un desordenado repaso a los temas clásicos de cualquier campaña electoral en la que Musk y su invitada se masajeaban sin parar. La necesidad de replantear la política energética alemana como país industrial, el exceso de burocracia que ahoga los negocios, la fiscalidad excesiva, la inmigración asociada a la delincuencia, la mala calidad de la enseñanza ahora que la escuela es un centro de propaganda y no de formación, etc., fueron los temas que desfilaron uno tras otro para lucimiento de la candidata ultraderechista.

Foto: La líder de la extrema derecha alemana, Alice Weidel. (Reuters/Pool/ Kay Nietfeld)

Musk y Weidel reían y se iban dando la razón en todos los bloques. A ratos hubo silencios largos, como si ellos mismos advirtieran la falta de sentido que tenía convertir su charla en un puro asentimiento del uno a las palabras del otro.

No faltaron las alabanzas de ambos a la libertad de expresión, las críticas a los medios de comunicación convencionales y, de vuelta al blanqueamiento, la afirmación de que AfD es el único partido que puede garantizar la seguridad de los judíos que viven en Alemania porque el resto de las formaciones, de un modo u otro, son comprensivas con la causa palestina. El final de la charla, ya de pandereta, sirvió para que ambos discutiesen sobre la existencia de Dios o sobre las bondades de la colonización de Marte. Un nivel en general bajísimo, atropellado por el permanente tartamudeo de Musk y por las limitaciones de Weidel con el inglés.

Foto: Foto de archivo de Elon Musk. (Reuters/Allison Robbert)

No va a encontrar la UE en el contenido nada que pueda justificar una actuación punitiva. La exigencia de neutralidad de la plataforma es una cosa y que dos usuarios de la red mantengan una conversación política en abierto, por muy propietario y consejero de Trump que sea uno y por muy candidata que sea la otra, se enmarca en los mínimos de la libertad de expresión.

Sobre las consecuencias entre el electorado alemán, teniendo en cuenta que AfD es segunda en las encuestas, tampoco esta charla va a suponer un antes y un después. Desde el punto de vista cuantitativo, el impacto puede considerarse incluso como despreciable.

No así el cualitativo. Musk, en tanto que hombre influyente en la nueva administración estadounidense que está por llegar, normaliza ante el mundo a una formación política que sigue mereciendo el desprecio del resto de formaciones políticas en su país con independencia del creciente número de apoyos electorales que recibe.

Foto: Elon Musk en el Capitolio tras reunirse con John Thune. (Reuters/Benoit Tessier)
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Sometida al aislamiento del cinturón sanitario en su contra en las instituciones alemanas, el balón de oxígeno de Musk consiste en decirle al mundo, ya lo había hecho publicando un artículo en un periódico alemán, que para él -y por contaminación para el trumpismo del que él es un miembro destacadísimo- AfD es un partido con el que la interlocución no sólo es válida, sino imprescindible. Lo que Musk hizo ayer es presentar a AfD como la formación hermana del movimiento MAGA en Alemania.

Ahora bien, en la línea de lo que apuntábamos hace unos días en otro artículo, si una charla de ínfima calidad como la que han mantenido Musk-Weidel provoca tanto miedo, hasta el punto de centrar la atención del Gobierno comunitario y de las formaciones políticas alemanas que competirán contra el AfD en las elecciones, es que la confianza en la fortaleza de las democracias europeas y en la capacidad de discernimiento de los ciudadanos es mucho menor de la que se afirma.

Weidel, insistimos, es segunda en las encuestas y el AfD viene de ganar por primera vez unas elecciones en un estado alemán (Turingia) y de quedar segunda en otro (Sajonia). Son pues los alemanes los que vienen blanqueando con su voto o con su intención de voto a esta formación política. Esa es la verdadera cuestión de fondo que afronta Alemania y no una charla cutre en la red social que acabamos escuchando unos cuantos fanáticos y friquis de la política. Que Musk esté ahora en esta salsa es un añadido. Más consecuencia que causa.

La conversación de barra de bar entre Alice Weidel, la candidata del ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) en las elecciones del próximo 23 de febrero, y Elon Musk en X tuvo ayer puntas de poco más de 200.000 oyentes. Los que llegamos al final de la charla fuimos 178.000. De estos, es imposible determinar cuántos eran alemanes con derecho a voto en esos comicios. Cuantitativamente, deberán sumarse en los próximos días aquellos que accederán al contenido en diferido. En todo caso, dado que Musk tiene 211 millones de usuarios, la cifra de sus seguidores que siguieron el evento en directo no alcanzó siquiera el 0,1%.

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