Es noticia
Feijóo busca vitaminarse y mineralizarse
  1. España
  2. Pesca de arrastre
Josep Martí Blanch

Pesca de arrastre

Por

Feijóo busca vitaminarse y mineralizarse

El PP ha de caminar con sus propios zapatos actualizando un ideario acorde a un tiempo en el que el automatismo liberal-conservador ya no funciona como antaño

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (Europa Press/Madero Cubero)
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (Europa Press/Madero Cubero)
EC EXCLUSIVO

Está bien tirado el adelanto congresual del PP. Aciertan los populares citándose para maquillarse y acicalarse en julio con un congreso extraordinario que les permita estar en perfecto estado de revista para cuando pasado el verano, a las puertas ya del 2026, la presente legislatura inicie su acelerado declinar.

¿Para qué sirve un congreso avanzado? Cuando uno está en la oposición, aunque el evento sea de ambición continuista, lo que se pretende es colocar un punto y aparte que funcione como el inicio de algo que, no siendo totalmente nuevo, si tiene cierta ambición disruptiva. Un evento lo suficientemente importante para actuar como un antes y un después narrativo que ayude a que cuajen, tanto hacia dentro como hacia fuera del partido, tres ideas de lo más básicas: que el líder lo es mucho más tras el encuentro, que los colaboradores escogidos para trabajar codo con codo con él son los mejores en su posición y que los mensajes fuerza con los que se pretende encarar el ciclo electoral están ya decididos, definidos y convenientemente convertidos en cápsulas que van a repetirse una y otra vez hasta el día de las elecciones. Más reconocimiento para el capitán, mejores oficiales y rumbo conocido, en definitiva.

Vitaminar y mineralizar a Feijóo es necesario. Que su liderazgo no esté en discusión no significa que el gallego no esté pagando todavía la factura de no haber llegado a la Moncloa cuando se daba por cierto que así iba a suceder.

Aquel fracaso, a pesar de haber ganado los comicios, explica en parte todavía hoy la falta de entusiasmo que despierta el presidente popular, detectable tanto entre su electorado como entre el que todavía ha de conquistar. Así lo acredita el hecho de que las múltiples vías de agua del PSOE y del Gobierno no se traduzcan en paralelo en un incremento sustancial de la proyección de voto hacia el PP.

Foto: Alberto Núñez Feijóo en el Congreso. (EP/Alejandro Martínez Vélez) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Hacia el cónclave del PP, ¿hace falta un revulsivo?
Juan Fernández-Miranda

En términos de liderazgo, el congreso ha de servirle a Feijóo para dejar atrás esa sombra del pasado reciente que todavía lo persigue para permitir que su proyección sea únicamente hacia el futuro. Los cambios de cromos que se puedan producir en la línea de oficiales apuntalan esa misma idea. Nuevas y reforzadas lealtades hacia adentro y mejoría sustancial de la percepción de calidad del equipo en el que el presidente delega responsabilidades.

Pero lo más importante son las ideas fuerza que los populares decidan poner en el escaparate en ese congreso. La actualización del paraguas ideológico que, convenientemente simplificado, debería permitir a los populares generar un discurso atractivo que les haga despegar en las encuestas.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante una reunión del comité  de dirección en Génova. (EFE/David Mudarra/PP)

Abandonar el papel principalmente reactivo que vienen jugando desde hace tiempo -¡qué mal que lo hace Sánchez! – para pasar a dominar la escena a través de la iniciativa propia. No será tiempo todavía de programa, que además ya no interesa a casi nadie, sino de proclamas. Las ideas fuerza que señalen las prioridades de un futuro gobierno de Feijóo más allá del consecuente desalojo del actual inquilino de la Moncloa.

Ayer muchos analistas, quizás influidos por la sobredosis de información del cónclave papal vivido durante el último mes, señalaban como puntos de fricción y riesgo para el PP a la hora de abordar la actualización de su ideario temas como la eutanasia y el aborto, dado que lo que puede servir para taponar el crecimiento de Vox por la derecha puede alejarle del centro en el que habita el electorado de perfil más liberal y moderado.

Sólo que no hay que esperar en estos dos ámbitos concretos grandes anuncios, a lo máximo posicionamientos ambiguos sobre retoques legislativos de baja intensidad. Tenga en cuenta el lector, salvando las distancias, que ni siquiera Donald Trump en su última campaña se atrevió con la cuestión del aborto, por ejemplo, cuestión sobre la que pasó el balón a los estados. No es imaginable un escenario en el que el PP vaya a disputar la pelota a Vox en la agenda provida, habida cuenta de que asumir un riesgo máximo en estos capítulos tampoco serviría para seducir al electorado que vive aferrado por convicción moral a estas banderas que siempre ondearán mejor en los mástiles de Vox. En el mismo capítulo de cuestiones que no conviene marear en exceso está también la política territorial y la memoria histórica. Sí pero no, no pero sí.

Foto: Alberto Núñez Feijóo interviene en el congreso del PPE. (Europa Press) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
El 'blackout' de la derecha
José Antonio Zarzalejos

En cambio, sí hay otras áreas en las que sí es posible pelear el voto más derechista sin renunciar a ocupar también el centro. Por ejemplo, en el binomio seguridad ciudadana-inmigración, al igual que el resto de las derechas europeas, el PP sí puede virar a posiciones mucho más conservadoras sin temor a escorarse en demasía, puesto que en estas cuestiones es toda la sociedad española la que se ha derechizado.

Balones similares a disputar directamente con Vox son la derogación de la ley trans, la defensa inequívoca de la propiedad privada y, sin caer en las actitudes maximalistas o de simplemente correveidile de los grandes lobbies energéticos, la necesidad de reequilibrar la agenda ambientalista para dejar de castigar a colectivos como el sector primario o que la factura de la transición ecológica sea demasiado onerosa para el español medio.

El PP debería hacer un esfuerzo también en lo tocante al ideario económico. Si quiere abanderar el discurso del rescate de la clase media española no basta ya con la clásica bajada de impuestos, por muy necesaria que esta pueda resultar, y un estado complaciente con la receta ya agotada de que basta con dejar actuar la fuerza creativa del mercado para que las cosas nos vayan estupendamente. Las externalidades negativas del capitalismo de última generación -concentración de riqueza y desigualdad creciente dentro de las propias fronteras- obligan a los partidos de centroderecha clásica a formulaciones discursivas en las que el humanismo y la corrección de los excesos -entre los más graves la devaluación del capital trabajo y el encarecimiento de los bienes de primera necesidad- se perciba como algo que ocupa y preocupa a los dirigentes de un partido como el PP. Como los liberales ortodoxos no tienen alternativa de voto, pero los conservadores sí, es este un aspecto a considerar con mucha atención por parte de los populares.

En lo tocante a la gobernanza el PP tiene una autopista por recorrer. Desde la justicia, a las empresas públicas y parapúblicas, la dimensión del gobierno, la profesionalización de ámbitos de gestión ahora colonizados por la política, dibujan todas estas cuestiones una buena oportunidad para que el PP lidere -a través de compromisos concretos- un proyecto de verdadera regeneración democrática siempre que se acompañe de un verdadero ánimo de cumplir con lo que se pregone. Lamentablemente, este es un capítulo en el que las experiencias no empujan al ciudadano precisamente hacia la credulidad. Pero como quien gobierna y practica los excesos en tiempo presente es el PSOE, el PP tiene ahí una oportunidad para abrazarse a algo propositivo. Sin duda este será un capítulo con gran protagonismo en el congreso de julio.

Con todo, lo fundamental para los intereses del PP y para sacar provecho del congreso extraordinario es que éste le sirva para atreverse a caminar con sus propios zapatos, combinando inteligentemente la dura crítica al gobierno con el señuelo de un optimismo nacido de la confianza en su ideario actualizado. No se trata de conducir sin retrovisores, pero sí de mirar preferiblemente al frente y dejar de estar acomplejado y atemorizado por lo que vayan ofertando otras formaciones políticas como Vox. De eso va el liderazgo que pretendidamente Feijóo ha decidido muscular con un congreso extraordinario avanzado: de marcar el ritmo y de que sean otros los que deban seguirte porque quien baila en el centro de la pista eres tú.

Está bien tirado el adelanto congresual del PP. Aciertan los populares citándose para maquillarse y acicalarse en julio con un congreso extraordinario que les permita estar en perfecto estado de revista para cuando pasado el verano, a las puertas ya del 2026, la presente legislatura inicie su acelerado declinar.

Partido Popular (PP) Alberto Núñez Feijóo
El redactor recomienda