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Feijóo estrena superliderazgo
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Josep Martí Blanch

Pesca de arrastre

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Feijóo estrena superliderazgo

La segunda entronización del líder popular se produce en el momento más oportuno. Vasos comunicantes: el mejor momento del líder gallego coincide con el peor de Pedro Sánchez

Foto: Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP. (PP/David Mudarra)
Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP. (PP/David Mudarra)
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No podía llegar en mejor momento el congreso extraordinario de los populares. Hay quien sigue dudando del acierto de Alberto Núñez Feijóo convocándolo, pero la verdad es que a la vista de la coyuntura política con la que ha arrancado el verano, el cónclave popular deviene de lo más oportuno para sus intereses.

La coincidencia con el comité federal del PSOE con el que Pedro Sánchez intentará poner el contador de la corrupción a cero en su partido, lejos de entorpecer los objetivos que persigue la estrategia congresual de los populares, favorecerá su logro.

Feijóo tendrá este fin de semana su segunda entronización. En política la memoria es corta y conviene repetir los rituales, sobre todo cuando en primera ronda no se ha conseguido alcanzar el objetivo perseguido. Llegó el líder gallego a Madrid en 2022 para ganar a Pedro Sánchez en cuanto éste convocara elecciones. Y así lo hizo. Sólo que con un margen insuficiente para desalojar al líder socialista de la Moncloa. La nueva coronación de este fin de semana tiene como objetivo principal borrar definitivamente ese lunar curricular para que la mirada sobre él sea ya otra: Feijóo es el nuevo presidente del gobierno de España, sólo hay que esperar a la convocatoria de elecciones para que esa pretendida obviedad de los conservadores se haga realidad.

Para que un congreso vaya bien, los deberes hay que hacerlos antes. Definir bien el mensaje que pretende trasladarse y luego escoger con acierto las piezas que ayudarán a construirlo. En este sentido, Feijóo ha hecho el trabajo. Si hay que salir el domingo de IFEMA con la idea de que Feijóo es esta vez sí el futuro presidente, antes había que dejar claro que en su partido nadie le tose y que su liderazgo es indiscutible.

Foto: Tellado y Feijóo, en el Congreso de los Diputados. (Europa Press/Eduardo Parra).

Despejadas hace días las dudas sobre si Isabel Díaz Ayuso buscaría protagonismo propio a cuenta del sistema de primarias, y salvada sobre la campana la enmienda del presidente de los populares catalanes, Alejandro Fernández, a cuenta del bloqueo explícito de cualquier posibilidad de pacto futuro con los independentistas, el congreso pasa a ser una balsa de aceite sin ningún riesgo de autosabotaje. Primer objetivo conseguido.

Sin minas en el terreno de juego, el mensaje llega claro y nítido: todo el PP está como un solo hombre detrás de Alberto Núñez Feijóo. Lo que quiere trasladarse es que no estamos ante la simple renovación de un liderazgo, sino que este pasa a una nueva categoría: el superliderazgo. El ascenso a general secretario de Miguel Tellado, con las responsabilidades añadidas de secretario de Organización, martillea en esa misma narrativa. Lo que se nos dice es que Feijóo tiene al partido en un puño y así lo evidencia la entrega de todos los galones a su fiel escudero. El resto de los nombramientos merecerían también comentario, pero lo fundamental se centra en la figura de Tellado. El PP es más que nunca el PP de Feijóo, nos cuentan. Mensaje recibido. La conclusión que se pretende es esta: quien manda de verdad en su partido está en condiciones de mandar también en España.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo; junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (Europa Press/Fernando Sánchez)

Las críticas al nombramiento de Tellado por su vehemencia y verbo tan grueso como excesivo en sus intervenciones parlamentarias olvidan el conjunto de circunstancias que acompañan el desarrollo de esta obra. La primera ha quedado dicha. Entregando a tu persona más cercana el uniforme de general secretario, acrecientas tu liderazgo. En segundo lugar, el congreso ha de trasladar también la idea de que este fin de semana empieza la campaña electoral, aunque no se sepa cuándo serán los comicios. El nuevo secretario general afianza esa convicción de que estamos ya en periodo casi de descuento para ir a votar. Y tercero, referido al mensaje duro con el que se prodiga Tellado, son estos tiempos de ruido y furia y los acentos más diplomáticos deberán esperar a que llegue la paz. Añadan que el sistema de doble altavoz hace tiempo que está inventado. Cuanto más utilice el martillo Tellado, más juego tendrá Feijóo para afianzar un perfil más matizado y presidencialista. Aceite y vinagre, como en las ensaladas.

En lo tocante al programa con el que se pretende gobernar, poco ruido. Lo conveniente para un partido que aspira a robar votos a la ultraderecha —ahí la oratoria de Tellado o la de la nueva portavoz en el congreso, Ester Muñoz, tienen un papel, junto a Isabel Díaz Ayuso— y, al mismo tiempo, ganar electoralmente también en el centro. Que el congreso no haya quedado secuestrado por las mil y una batallas culturales es coherente con la estrategia de buscar votos en todas partes. Bien es cierto que VOX puede aprovechar esta tibiez programática en su favor. No hay pro sin contra. Pero lo que se busca es que este fin de semana oigamos hablar más de corrupción en el PSOE que de la oferta programática popular.

También sordina sobre los futuros pactos de gobierno en caso de que el PP los necesite. La desactivación de la enmienda de los populares catalanes, que hacía imposible un pacto con Junts, abre juego en una semana en la que Alberto Núñez Feijóo y Carles Puigdemont se han enviado notitas a través de los medios de comunicación. En realidad, el PP intentará hacer creíble este fin de semana la idea de que los pactos futuros no son más que entelequias, porque con este nuevo superliderazgo que estrena Feijóo las elecciones se van a ganar tan holgadamente que esto deja de ser relevante.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Lo que le interesa al PP es mantener todos los escenarios abiertos, incluso los más inimaginables, y que cuaje la idea de que, como su victoria será inapelable, es innecesario centrar el foco en el escenario de las alianzas futuras. Nadie quiere hablar de aquello que le perjudica. Lo cierto es que todas las puertas quedan abiertas, aunque unas más que otras.

Decíamos que el congreso federal del PSOE, lejos de ensombrecer, favorece los objetivos populares. Es así. En Ferraz va a escenificarse una operación defensiva y reactiva (aunque se presente como todo lo contrario), mientras que la del PP se sitúa en el terreno de lo proactivo y al ataque.

En la sede del PSOE, Pedro Sánchez ejecutará nuevamente un ejercicio de superliderazgo, pero por primera vez en su partido —más allá de los críticos habituales y previsibles—, se escuchan voces cuestionando su modo de hacer e insinuando abiertamente que el crédito está agotándose. En IFEMA, en cambio, la sensación será que Feijóo alcanza por vez primera esa posición de superliderazgo y que su partido está con él de un modo unánimemente rocoso.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, felicita a la diputada Ester Muñoz por una intervención en el Congreso de los Diputados (EFE / Mariscal)

En la casa de los socialistas el objetivo que se buscará con las caras nuevas es ganar oxígeno y tiempo para mantener en pie una legislatura imposible, pues en el caso de convocar elecciones el resultado sería perder el gobierno. En el cónclave popular, en cambio, el grito de guerra será que Feijóo es ya presidente in pectore y que sólo falta pasar por las urnas para que lo sea de un modo efectivo. Ambiente y estados de ánimo distintos. Por simple contraste, el PP saldrá bien en la foto.

Tras el fin de semana llegará de nuevo la realidad del día a día. Pero en IFEMA los populares tienen su fiesta garantizada. Ni el propio Feijóo podía imaginar un congreso tan alineado con sus intereses cuando lo convocó sorpresivamente. Cosa distinta es lo que vaya a suceder en el futuro. Las semanas son eternidades en política. Y un congreso, por bien que sepa, sólo dura un fin de semana.

No podía llegar en mejor momento el congreso extraordinario de los populares. Hay quien sigue dudando del acierto de Alberto Núñez Feijóo convocándolo, pero la verdad es que a la vista de la coyuntura política con la que ha arrancado el verano, el cónclave popular deviene de lo más oportuno para sus intereses.

Alberto Núñez Feijóo PSOE Pedro Sánchez