Tezanos publica el 'briefing' de campaña del PSOE en forma de encuesta

Las armas las carga el diablo, pero las encuestas, munición delicada, las encargan los hombres con muy diversas intenciones.

A falta de comicios en el horizonte más cercano, pero con partidos, organismos públicos, empresas privadas e individuos con intereses en el amplio mercado de la democracia, comportándose ya como si las hubiera, hemos de conformarnos con las proyecciones y análisis que nos regala la demoscopia y la prospectiva electoral. Llegado el día, ya si acaso, si sale con barba San Antón y si no, la Purísima Concepción.

Ayer le tocó el turno al CIS de Tezanos, siempre solícito para con los intereses del Gobierno. La demoscopia institucional nunca defrauda. Si en julio, con la agenda de la corrupción copándolo absolutamente todo, el PP y el PSOE empataban; dos meses después el electorado español premia a Pedro Sánchez con quince puntos de ventaja sobre Alberto Núñez Feijóo. Para la demiúrgica oficial, el electorado español no es que sea extremadamente volátil, más bien está loco de remate. O eso, o el gran hacedor de realidades que es Tezanos nos toma por el pito del sereno.

Aun así, lo de colocar al PSOE a tanta distancia del PP es sólo una parte de la ecuación. Y no la más importante. De lo que se trata es de colgarle a Feijóo el sambenito de irredento perdedor. Dibujarlo como un líder sumamente incapaz al que cualquiera puede comerle la tostada. Y en ese cualquiera está la clave. Porque el CIS ya no se conforma proyectando un Feijóo en la ruina respecto a Sánchez, sino que estaría también seriamente amenazado por debajo, en este caso por Vox, al que sitúa a dos puntos de los populares y en proyección ascendente. Vamos, que el sorpaso de Abascal está a la vuelta de la esquina, según el CIS.

La suma de ingredientes da como resultado el plato preferido del PSOE. Un marco de precampaña que anticipa la estrategia de la futura campaña del PSOE. Muy similar a la de las elecciones pasadas, pero escalando un peldaño en la estrategia del miedo.

Si en 2023 bastaba con alertar sobre la posibilidad de que Abascal fuera vicepresidente de un hipotético Gobierno de Feijóo, ahora se sube la apuesta y se introduce la idea de que lo que puede pasar en esta ocasión en el flanco derecho es que sea Vox quien se alce con el primer puesto.

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En este marco mental, votar a Sánchez sería todavía más necesario para el electorado que mantiene sus reservas hacia la ultraderecha. Lo que funcionó en 2023, piensa el PSOE, funcionará de nuevo. Sólo es necesario poner más fichas en la mesa. El órdago pasa por colocar a Abascal empatado con Feijóo para movilizar el voto izquierdista, al tiempo que se sitúa a los populares en una situación de desánimo absoluto. Ladrillos para resanar el muro de Sánchez a cuenta del contratista Tezanos.

El giro que apuntala el CIS tuvo como prólogo otra encuesta reciente. La de la consultora Opina 360, liderada por Iván Redondo. Ese trabajo anticipaba la dirección que el encuestador oficial del reino ha acelerado: victoria del PSOE y crecimiento sin prisa pero sin pausa de Vox, ya por encima del 20% de los sufragios. Sin cuestionar, eso sí, que el bloque de derechas sigue cómodamente instalado en unos números que le permitirían desalojar al PSOE de la Moncloa. El resto de trabajos que se han publicado hasta la fecha -y son un porrón- sitúan claramente al PP por encima del PSOE y a Vox, musculándose pero sin amenazar el liderazgo popular por la derecha. Con independencia de lo que cada uno piense, siempre habrá una encuesta para ilusionarse y otra para desmoralizarse.

Siendo tantas las diferencias, se antoja inevitable militar en el escepticismo. Y también advertir del efecto buscado que muchas de ellas persiguen: no tanto explicar lo que puede suceder, sino construir espejismos de verdad que, vividos como certezas, acaben convertidos en profecías autocumplidas. En el caso del CIS, lo de ayer no es una encuesta. Es el 'briefing' de la próxima campaña del PSOE.