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Nemesio Fernández-Cuesta

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¿Energía barata en 2020?

El pasado año, el precio del mercado mayorista eléctrico experimentó una rebaja del 17% frente al precio medio de 2018, un descenso concentrado en la segunda mitad del año

Foto: Imagen de un parque eólico. (EFE)
Imagen de un parque eólico. (EFE)

El pasado año, el precio del mercado mayorista eléctrico experimentó una rebaja del 17% frente al precio medio de 2018. Esta rebaja, concentrada sobre todo en la segunda mitad del año, tuvo su origen en un descenso de los precios del gas en el mercado internacional y en las condiciones climatológicas, que, sobre todo en el último trimestre, supusieron un notable incremento de la producción eólica.

La producción eólica incide de manera indirecta en el precio del mercado. A grandes rasgos, la retribución de esta energía en España está basada en que el sistema garantiza un retorno del 7,4% de las inversiones efectuadas para producir esta energía renovable. Por consiguiente, su precio es independiente de las variaciones de la oferta y demanda. No obstante, una mayor producción eólica reduce la necesidad de otras energías. Es esta menor demanda inducida la que incide en el precio del mercado a la baja.

Foto: Foto de archivo de una mujer señalando a una burbuja. (Reuters)

El gran cambio se ha producido en el mercado internacional de gas natural licuado. El incremento de la producción de Rusia y Estados Unidos ha provocado una sobreabundancia en la cuenca atlántica que ha tenido un reflejo notable en el mercado español. En 2019, nuestras importaciones de gas han crecido un 7%, con un cambio de composición relevante: en 2018, el GNL supuso el 42% de nuestras importaciones. Este porcentaje se ha incrementado hasta el 57% en 2019. Si en 2018 Argelia nos suministró más del 51% de nuestras importaciones de gas, Estados Unidos un 1% y Rusia un 2%, en 2019, Argelia ha reducido su participación a un 33%, mientras que Estados Unidos y Rusia han incrementado la suya hasta un 11 y un 9% respectivamente.

Estos cambios han tenido su lógico reflejo en los precios. El pasado diciembre, el precio del gas publicado por Mibgas (Mercado Ibérico del Gas) fue de 11,93 euros por megavatio/hora, que comparado con el de diciembre de 2018 (25,28 €/Mwh) supone una reducción del 53%. Según nota de prensa publicada por Mibgas a finales de diciembre, los precios en nuestro mercado fueron los más bajos de Europa a lo largo de varias sesiones (el precio se fija diariamente en función de la oferta y demanda) de los últimos dos meses. A lo largo del mes de diciembre, nuestros precios han estado sistemáticamente por debajo del precio de referencia francés, lo cual supone una novedad relevante.

Además del precio del gas, el otro elemento básico del coste de la generación eléctrica con combustibles fósiles son los derechos de emisión de CO2. De acuerdo con la reglamentación europea, las empresas eléctricas deben acudir a la subasta de derechos y adquirir los necesarios para cubrir sus emisiones. A finales de 2018, se calculaba que en el mercado europeo había un superávit importante de derechos de emisión. Es decir, desde la creación del sistema europeo se habían emitido derechos de emisión por encima de las emisiones reales por un importe superior a los 1.500 millones de toneladas.

placeholder Planta de gas natural licuado en Panamá. (EFE)
Planta de gas natural licuado en Panamá. (EFE)

Con semejante exceso, el precio de los derechos era muy bajo y el sistema fallaba al no haber incentivo a reducir emisiones. Para corregir esta situación, en 2019 se han subastado la mitad de derechos que en 2018, y su precio se ha incrementado de forma notable. No obstante, se calcula que el exceso de derechos tardará dos o tres años en absorberse, por lo que se considera que la subida de precios responde más a una anticipación de compras de los diferentes operadores que a una situación real de escasez. Cabe esperar, por tanto, que tras el incremento de 2019, los precios se mantengan en los niveles actuales.

Cada kilovatio/hora de electricidad generado con carbón produce unas emisiones de CO2 de 950 gramos. Cuando el combustible es gas, las emisiones se reducen hasta los 550 gramos. Una subida del precio de los derechos de emisión perjudica por tanto la competitividad de las centrales de carbón. Si además se produce un descenso notable de los precios del gas, la sustitución del carbón por el gas en la generación de electricidad se acelera. Así ha ocurrido en España. En 2019, solo un 5% de la generación eléctrica se produjo con carbón, frente al 14,3% en 2018. Por el contrario, el gas supuso el 21,9% el año pasado, un incremento de más de 10 puntos respecto al porcentaje de 2018.

Foto: Metanero transportador de GNL. (EFE)

La situación del mercado internacional del gas es previsible que se mantenga a corto plazo. Solo un fuerte incremento de la demanda en China, indispensable si este país quiere reducir sus emisiones de CO2, puede propiciar un desplazamiento del exceso de oferta en la cuenca atlántica. España, con siete plantas de regasificación, puede seguir aprovechando la presente coyuntura y disfrutar de precios reducidos del gas.

Por otra parte, si se confirma la tesis de que el precio de los derechos de emisión se mantiene, nuestro mercado mayorista eléctrico debería mantener unos precios moderados y culminar la sustitución del carbón por el gas, con la consiguiente reducción de emisiones.

placeholder Planta de extracción de petróleo. (EFE)
Planta de extracción de petróleo. (EFE)

El consumo mundial de productos petrolíferos alcanza los 100 millones de barriles diarios. Cada año, se incrementa, en números redondos, en un millón de barriles diarios. A lo largo de los últimos años y también en 2020, la producción de petróleo de Estados Unidos aumenta en más de un millón de barriles al día. Es decir, todo el aumento del consumo mundial es cubierto más que de sobra por la nueva producción norteamericana. La OPEP, que acordó reducir producción en 2019, deberá disciplinar a sus miembros si quiere mantener los precios. Con los 'stocks' mundiales en niveles relativamente altos, el precio del crudo debería deslizarse a la baja. Si la actividad económica se ralentiza, esta tendencia podría ser más acusada.

La cuestión remanente para saber si consumidores y empresas disfrutaremos de estas perspectivas favorables es la determinación de la carga fiscal. El Gobierno acaba de revisar a la baja la previsión de crecimiento: una reducción de los precios energéticos ayudaría a la actividad económica. Por otra parte, nuestro déficit fiscal permite poca capacidad de maniobra y los objetivos de transición energética requieren penalizar el consumo de combustibles fósiles. La respuesta la tendremos en el proyecto de Presupuestos, pero la certeza recaudatoria de los impuestos a la energía permite prever que pagaremos más impuestos, aunque si hay suerte, nos costará más o menos lo mismo.

El pasado año, el precio del mercado mayorista eléctrico experimentó una rebaja del 17% frente al precio medio de 2018. Esta rebaja, concentrada sobre todo en la segunda mitad del año, tuvo su origen en un descenso de los precios del gas en el mercado internacional y en las condiciones climatológicas, que, sobre todo en el último trimestre, supusieron un notable incremento de la producción eólica.

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