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Nemesio Fernández-Cuesta

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Sanidad: gestión y recursos

Países con menor gasto por habitante lo han hecho mejor que nosotros. Las diferencias habrá que buscarlas en la gestión de la crisis

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Ayer martes, la Mesa del Congreso dio luz verde a la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica, primer paso en el intento de alcanzar un consenso político amplio desde el que afrontar la crisis sanitaria y económica. Tras el acuerdo inicial de Sánchez y Casado para llevar la discusión al Congreso, la propuesta de creación de la comisión partió de la coalición de gobierno. Según la prensa ('El País', 24 de abril): “La propuesta del PSOE y de Unidas Podemos sigue el esquema planteado por el presidente Pedro Sánchez y busca centrar el debate en cuatro ejes: el refuerzo de la sanidad pública; la reactivación de la economía y la modernización del modelo productivo; el fortalecimiento de los sistemas de protección social, de los cuidados y la mejora del sistema fiscal; y la posición de España ante la Unión Europea”.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, responde a las preguntas de la oposición durante la primera sesión de control al Gobierno desde que se declaró el estado de alarma. (EFE)

Sorprende el protagonismo de Podemos en la comunicación del Gobierno. Ni una palabra sobre el equilibrio presupuestario que nos pide Bruselas. Expresiones como 'modelo productivo' tienen un rancio aroma marxista, y la posición de España 'ante' la Unión Europea no se corresponde con la relación entre un país y la organización supranacional de la que forma parte. La distancia entre una nota de prensa y el ordenamiento jurídico es infinita, pero la persistencia en esta línea de comunicación erosiona, salvo que uno se ubique en la izquierda radical, la confianza interna y externa en la acción del Gobierno.

Nos enfrentamos a una caída del PIB en el entorno del 12%, una deuda pública que acabará el año entre el 115 y el 120% del PIB y unas cifras de desempleo pavorosas. La incertidumbre sanitaria es elevada y, por consiguiente, la incertidumbre sobre la actividad económica lo es también. Bien está que en este marco la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica aborde el refuerzo de la Sanidad pública como primer capítulo. Tiempo habrá de analizar los otros ámbitos de trabajo de la comisión.

Foto: Urgencias de un hospital en Madrid. (EFE)

Habrá quien piense que la ubicación en tan destacado lugar dentro de los trabajos de la comisión tiene como objeto esgrimir “los recortes del PP” como causa directa del desastre sanitario que vivimos. Estos famosos 'recortes' fueron limitados en tiempo y cantidad y revertidos tres años antes de que Rajoy abandonara la presidencia del Gobierno. Establecer una relación directa entre las dotaciones presupuestarias para Sanidad durante su gobierno y la tragedia actual carece de sentido. Rajoy fue presidente desde el 21 de diciembre de 2011 al 2 de junio de 2018.

Si tomamos el año 2011 como referencia, año en el que nuestro déficit público se situó en el 9,74% del PIB y teníamos la perentoria obligación de reducirlo, podemos ver que en 2015 ya habíamos recuperado el nivel de gasto anterior al gobierno del PP. El gasto sanitario del último año de mandato de Rajoy era un 4,5% superior en términos reales al del último año de mandato de Zapatero, lo cual es congruente con nuestra incapacidad de reducir el déficit público y el incremento de la deuda de las administraciones públicas a lo largo de todo el mandato popular.

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Eurostat.

La conclusión es que en el caso de la crisis actual, un mayor gasto sanitario per cápita hubiera ayudado, sobre todo en el pico de contagio, al disponer de más camas y más especialistas en UCI y hubiera sin duda contribuido a salvar vidas. Sin embargo, países con menor gasto por habitante lo han hecho mejor que nosotros. Las diferencias habrá que buscarlas en la gestión de la crisis.

El problema del gasto sanitario español es, además, de otra dimensión. Un análisis sucinto del gasto sanitario europeo por habitante (excluidos los países de la antigua Europa del Este y aquellos con una población inferior a 10 millones de habitantes) permite una clasificación en cuatro grupos. En el primero, cabría considerar a Alemania y Holanda. Estos dos países gastan en Sanidad entre 4.300 y 4.500 euros por habitante y año. Ambos se han manejado en esta crisis con solvencia. Un segundo grupo, con una horquilla de gasto entre 3.400 y 4.000 euros, estaría formado por Francia, Bélgica y Reino Unido. Los tres están transitando por la pandemia con dificultades quizá menores, pero parecidas a las nuestras. En la tercera división nos encuadraríamos Italia (2.520 euros por habitante) y España (2.224). Detrás, en un cuarto grupo, Portugal (1.693) y Grecia (1.345), países estos últimos que tienen ratios de incidencia y mortalidad derivados del coronavirus que producen envidia vistos desde nuestra perspectiva.

Foto: Rueda de prensa telemática del comité de seguimiento de la pandemia. (EFE)

Podemos gastar más en Sanidad, pero siempre dentro de nuestra capacidad económica. El gasto sanitario medio europeo representa el 10% del PIB. Los países que más gastan alcanzan el 11%. Nosotros estamos en el 9%. Alcanzar la media europea representa un esfuerzo de 12.450 millones de euros, equivalente a 265 euros por habitante y año, y aun así nuestro gasto por habitante sería 1.000 euros al año inferior al de Francia. Es imposible realizar el esfuerzo de alcanzar o superar la media europea si no lo efectuamos de forma progresiva, a lo largo de años, y, sobre todo, si no reducimos otras partidas de gasto.

Nuestra situación de déficit y deuda no es sostenible en el tiempo. Es imprescindible que todo este acuerdo de reconstrucción quede enmarcado por un planteamiento sensato de ingresos, gastos, déficit y deuda pública. De ahí también la imperiosa necesidad de un acuerdo que siente las bases de un crecimiento económico. Solo a través del crecimiento es posible allegar los recursos que proporcionen mayor solidez a nuestro sistema sanitario.

Es imprescindible que el acuerdo de reconstrucción quede enmarcado por un planteamiento sensato de ingresos, gastos, déficit y deuda pública

Más recursos siempre ayudan, pero en la crisis actual, la gestión ha resultado más importante. El Ministerio de Sanidad no puede ser una carcasa vacía que se moviliza a golpe de crisis. Es una apuesta segura por el desastre. Es imprescindible crear una central de compras de medicamentos y equipamiento sanitario, que garantice el abastecimiento a precios lo más reducidos posible, cuente con proveedores homologados nacionales e internacionales y con los correspondientes planes de contingencia, y que se coordine con las diferentes comunidades autónomas.

La gestión de una crisis epidémica debe estar planificada, debemos contar con un 'stock' suficiente de equipos de diagnóstico y de protección individual del personal sanitario, además de un sistema de información fiable y homogéneo. Todo ello se debe planificar de la mano de las comunidades autónomas, a las que corresponde la ejecución sobre el terreno. El refuerzo de nuestro sistema sanitario público requiere otro modelo de gestión.

1Términos nominales.

2Términos reales. Euros 2011 a partir deflactor del PIB.

Ayer martes, la Mesa del Congreso dio luz verde a la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica, primer paso en el intento de alcanzar un consenso político amplio desde el que afrontar la crisis sanitaria y económica. Tras el acuerdo inicial de Sánchez y Casado para llevar la discusión al Congreso, la propuesta de creación de la comisión partió de la coalición de gobierno. Según la prensa ('El País', 24 de abril): “La propuesta del PSOE y de Unidas Podemos sigue el esquema planteado por el presidente Pedro Sánchez y busca centrar el debate en cuatro ejes: el refuerzo de la sanidad pública; la reactivación de la economía y la modernización del modelo productivo; el fortalecimiento de los sistemas de protección social, de los cuidados y la mejora del sistema fiscal; y la posición de España ante la Unión Europea”.

Gasto sanitario