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Lo que piensan las élites sobre Podemos
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Esteban Hernández

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Lo que piensan las élites sobre Podemos

Pablo Iglesias ha clavado sus fauces sobre la presa y no la va soltar. Mientras tanto, las élites ven el asunto con interés, pero sin mucha preocupación

Foto: El cara a cara de Eduardo Inda y Pablo Iglesias (La Sexta)
El cara a cara de Eduardo Inda y Pablo Iglesias (La Sexta)

En La Sexta debieron dar saltos de alegría cuando vieron las cifras de audiencia cosechadas con la entrevista del pasado sábado a Pablo Iglesias. Fue una larga conversación, con momentos tensos, con reflexiones interesantes, en la que supimos que Juan Carlos Monedero será candidato a la alcaldía de Madrid, y en la que quedó retratada la estrategia que seguirá Podemos en los próximos meses.

Pero ese 16,2% de share, seis puntos más que la semana anterior, también debió hacer felices a los dirigentes de Podemos, que ven cómo su presencia social continúa aumentando cada vez que tienen espacio para exponer sus ideas con tranquilidad, y cada vez que Iglesias se pone enfrente de la cámara.

Las claves de Podemos

Sin embargo, este crecimiento de Podemos sigue sin inquietar del todo a las élites españolas, que observan el fenómeno con inquietud, pero desde una cierta distancia. Lo ven como peligroso, pero sin fuelle para llegar a buen puerto. La posición sobre Podemos de las élites, que quedó perfectamente sintetizada por Antonio Garrigues Walker, y que es la que alimenta también la perspectiva de los partidos institucionales, se basa en dos tesis:

1. Podemos es fruto de la crisis y del descontento, y son un fenómeno, no un partido. Vivimos en un mundo complejo que está pasando por dificultades serias, por lo que una dosis de malestar resulta inevitable. Las medidas a tomar en ese contexto, que son muy complicadas, llevan a un deterioro de las condiciones económicas de vida de buena parte de la población, y eso será así hasta que nos recuperemos. En ese intervalo es donde se ha situado Podemos, al igual que lo han hecho los populismos europeos.

La diferencia española con el resto del continente, y con formaciones como la de Le Pen, son desde esta mirada, muy importantes. Podemos no es un partido, o al menos no lo es todavía, y tiene todavía que ponerse en pie. Una estructura débil es un gran problema, y Podemos está aún sin articular. En segundo lugar, en ese proceso de construcción, es evidente que surgirán conflictos internos, lo cual minará más aún a la formación emergente. Y si además de esotienen que gobernar alguna población porque consiguen los votos suficientes, entoncessabrán lo que es la política, porque tendrán que ponerse al frente y lidiar con los problemas reales, corrupción incluida.

2. Podemos está subiendo en las encuestas gracias al descrédito de unos partidos que son mal vistos por la ciudadanía por su mal funcionamiento y por su escasa predisposición al diálogo. En este sentido, las palabras de Garrigues son perfectamente descriptivas de cómo en determinados entornos la ausencia de acuerdos en materias importantes, como la laboral, la educación o la sanidad, es percibida como la razón última de su escasa aceptación entre la gente. Si los partidos acordasen lo sustancial, la gente común les apreciaría más.

Por eso las élites han celebrado la llegada de Pedro Sánchez al PSOE, en tanto paso eficaz en esa dirección. Tampoco Madina iba a revolucionar el partido, pero sí pretendía hacer cosas diferentes, mientras que Sánchez ofrecía estabilidad interna, al supeditarse al liderazgo de Susana Díaz, y externa, al estar más dispuesto a llegar a acuerdos con el PP y tener mayores canales de diálogo institucionales.

Pablo Iglesias piensa de otro modo

Por decirlo de otra manera, desde su perspectiva, Podemos es un fenómeno coyuntural, que quedará limitado a tercera fuerza política en el mejor de los casos, y que irá perdiendo fuelle a medida que llegue la recuperación económica y que los partidos institucionales sean capaces de ofrecer más diálogo, que consigan ser más transparentes y que comuniquen mejor lo que hacen, de modo que la relación con el ciudadano sea más fluida.

Pablo Iglesias piensa de otro modo. Lo entenderemos mejor si analizamos el asunto como si fuera una carrera en la que el tercer clasificado, que se ve con fuerzas, está echando el aliento en el cogote del segundo y mira a los lados analizando cuál puede ser el mejor momento para rebasarle y dejarle tirado. Podemos sabe que tiene a tiro al PSOE, y tiene la mirada puesta en la distancia que le separa del PP. Como Iglesias afirmó en La Sexta, la estrategia a seguir es la propia del ajedrez, que no calcula el próximo movimiento sino que está pensando en cómo comerse a la reina del rival, y el objetivo que tiene en el punto de mira a corto plazo es el PSOE. Pero Iglesias tiene la carrera entera en mente, y sus metas no son ser el tercer partido ni el segundo.

La entrevista en La Sexta forma parte de esa estrategia. En ella, hubo numerosas referencias al PSOE (entre otras: “Nos ven superando en las encuestas a los socialistas”; “un think tank cercano al PSOE dice que nuestro programa es razonable, incluso más que el que ellos están promoviendo”; “somos el segundo partido en intención de voto”; “quieren hablar con Renzi, quien acaba de hacer una reforma laboral que empobrece a los trabajadores”; “el cambio político no pasa por los partidos tradicionales”; o “la gente está harta de lo viejo”) y sobre todo dibujó con pinceladas firmes un discurso electoral que, en las palabras utilizadas por Pablo Iglesias, “es plenamente asumible por los votantes socialistas”. Estesabe que tiene a tiro al PSOE, ha clavado sus fauces sobre la presa y no la va a soltar. Y uno tiene la sensación de que como el PSOE no desarrolle otra estrategia, más pronto que tarde se verá superado por Podemos, y eso será una catástrofe para la perdurabilidad del partido del viejo Pablo Iglesias.

¿Todo volverá a su cauce?

Las élites, mientras tanto, miran el asunto con interés pero sin preocupación. Siguen pensando que es algo controlable, que si los partidos institucionales (los viejos partidos) colaboran, llegan a acuerdos y cierran filas frente a los partidos emergentes, incluso no diferenciándose en sus propuestas, todo volverá en un tiempo razonable a su cauce. Puede ser, pero lo cierto es que Podemos están sacando partido precisamente de esa actitud. La política como conflicto, entendida en el sentido descritopor Íñigo Errejón, parece hoy mucho más efectiva.

En La Sexta debieron dar saltos de alegría cuando vieron las cifras de audiencia cosechadas con la entrevista del pasado sábado a Pablo Iglesias. Fue una larga conversación, con momentos tensos, con reflexiones interesantes, en la que supimos que Juan Carlos Monedero será candidato a la alcaldía de Madrid, y en la que quedó retratada la estrategia que seguirá Podemos en los próximos meses.

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