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El barrio de Rentería en el que se decide el futuro de Podemos
La campaña vasca está mostrando algunos giros llamativos. Hay menos nacionalismo, más mensajes económicos y sociales y una fuerza que ha cambiado todo, Elkarrekin Podemos
Las elecciones vascas conforman en esta ocasión un pequeño laboratorio. Lo son en asuntos coyunturales ligados con la política nacional (¿apoyará el PNV a Rajoy una vez pasadas las elecciones autonómicas?, ¿cuáles serán las consecuencias internas para Podemos de los resultados en Euskadi?, ¿unas malas cifras para el PSOE influirán en el futuro de Sánchez o en un cambio de postura de los socialistas?), pero también reflejan elementos que superan el corto plazo.
El primero de ellos apunta a la forma en que están cambiando los modelos dominantes en la política. Por ejemplo, son unas elecciones en las que, por primera vez, un territorio nacionalista comienza a mostrar cierto cansancio de las propuestas centradas en lo identitario. La irrupción sorprendente de Podemos en las últimas elecciones generales, donde se convirtieron en la primera fuerza política en Euskadi, tiene mucho que ver con este cambio. En un terreno de juego donde las reglas estaban muy marcadas, apareció una fuerza que no seguía el eje nacionalista, que apostaba por lo social y que conectó con una parte importante de la población. Generó mucha preocupación entre sus competidores, y especialmente en el PNV, que no entendía cómo una fuerza marginal había podido arrebatarles la primera posición. Eso ha provocado diversos movimientos. Entre ellos:
Una campaña postidentitaria
Los mensajes nacionalistas e independentistas siguen estando presentes, pero la campaña tiene su eje en los asuntos materiales, y la salida de la crisis concentra muchas más propuestas que la tensión con Madrid. Prueba de esto es que el PSOE se ha atrevido a difundir un vídeo polémico en el que describe cómo la Administración vasca está discriminando a quienes no hablen en euskera, un asunto que en otros instantes les habría salido muy caro.
Nuevos argumentos para el nacionalismo
Tampoco el PNV insiste demasiado en los mensajes nacionalistas, pero cuando lo hace es a partir de nuevas perspectivas. No se trata de reivindicar los derechos culturales, ni de apoyarse en sus diferencias para exigir el fin del dominio español, sino que ha recogido las variantes típicas del populismo y las ha aplicado al nacionalismo. Del mismo modo que Le Pen o Farage argumentan que a Francia o al Reino Unido les iría mejor sin la UE, el PNV lo hace con España. Como ha asegurado su presidente, Andoni Ortuzar: “El Estado español es una carga para Euskadi. Nos iría mejor sin ellos. Si fuéramos solos, las agencias de calificación nos darían una AAA”.
Un enemigo común
El vídeo que la ETB filmó en casa de Pili Zabala, la candidata de Podemos para ocupar la Lehendakaritza, se convirtió en uno de los momentos más intensos de la campaña. La vivienda de Zabala está situada en un barrio de clase alta de Zarautz, lo que dio munición a sus rivales para atacar a la candidata. Es un aspecto anecdótico, porque Zabala compró la casa con una indemnización que obtuvo por un accidente de tráfico, y porque cualquier persona de cualquier clase social está legitimada para defender las ideas que le venga en gana (en otro caso, ningún López o Pérez podría militar en el PNV o en Bildu), pero generó bastante ruido. El suficiente como para pasar por alto la notable displicencia y el trato casi infantil que el presentador masculino de la ETB brindó a Zabala durante la entrevista. Por decirlo más rápidamente, la televisión vasca está dominada por el PNV, el partido más interesado en que los resultados de Podemos sean malos. Prefieren con mucho que Bildu sea la segunda fuerza antes que Podemos, porque ya saben cómo entenderse con ellos, y eso se está dejando sentir en el trato mediático.
En otros territorios, Podemos ha optado por ir de la mano con fuerzas nacionalistas (Marea, Compromís, En Comú Podem); aquí no, y les ha ido muy bien
La animadversión política de Bildu respecto de Podemos también es grande. No se trata de que, como sostienen algunas tesis, haya antiguos votantes 'abertzales' que se hayan pasado a Podemos, sino de que estos les han robado espacio difundiendo ideas muy similares, en cuanto a su visión social. Si se elimina el elemento independentista, la visión de la gestión pública de ambas formaciones se parece mucho. Y sin embargo, las nuevas generaciones parecen escuchar mucho más a Podemos. De ahí que Bildu esté haciendo mucho más énfasis en elementos sociales en esta campaña. En otros territorios y en circunstancias similares, Podemos ha optado por ir de la mano con fuerzas nacionalistas (Mareas, Compromís, En Comú Podem) con las que podía compartir un ideario social; aquí no, y les ha ido muy bien.
El laboratorio de la izquierda que viene
Como bien señala el periodista de 'El Diario Vasco' Alberto Surio, hay un barrio en Rentería, Beraun, cuyos resultados serán simbólicamente importantes. Fue construido en los años setenta, se pobló de inmigrantes llegados de otras partes de España, y sus habitantes pertenecen a la clase trabajadora. Ha sido un feudo del partido socialista durante años, aunque un porcentaje significativo de sus votos iban a parar a los 'abertzales', pero en las dos últimas elecciones generales ganó Podemos.
Lugares como Beraun son esenciales para Podemos, ya que en ellos se juega buena parte de su futuro
En Beraun confluyen los tres tipos de izquierda que aparecen por España, el centro izquierda sistémico, los independentistas y los podemitas. En Euskadi, y por primera vez en un territorio dominado políticamente por los nacionalismos periféricos, Podemos pudo imponerse con claridad a una y otra, emergió como fuerza autónoma, no dependiente de alianzas, y se ganó un votante propio. Por eso es tan importante para Podemos su suerte en el País Vasco. Un buen resultado (ser segundos tras PNV, por ejemplo) probaría que su fórmula vale por sí misma y que no funciona solo a base de aglutinar el mayor número de socios. Unos malos resultados en un terreno que les es favorable sería una señal evidente de que están perdiendo fuelle. Por eso lugares como Beraun son esenciales para Podemos, ya que en ellos se juega buena parte de su futuro.
Lo que viene
Sin embargo, no tiene pinta de que los próximos tiempos vayan a ser buenos: la mala planificación política, las derivas internas y, sobre todo, la falta de sintonía real con una mayoría ciudadana, producto de una mala comprensión de los problemas de la gente, hace que tengan muchas papeletas para dilapidar el caudal de ilusión generado. Tampoco ayuda que sus cuadros directivos no sean especialmente brillantes ni el amateurismo en el que se suelen mover. Ayer visitó Bilbao Errejón. Su acto en el Palacio Euskalduna comenzaba a las 18:30 y el partido de la Europa League del Athletic, a las 19:00.
Mi apuesta es clara: van camino de convertirse en un partido políticamente poco relevante, como lo han sido en la investidura de Rajoy. Pero esa es mi opinión. Las urnas irán diciendo.
Las elecciones vascas conforman en esta ocasión un pequeño laboratorio. Lo son en asuntos coyunturales ligados con la política nacional (¿apoyará el PNV a Rajoy una vez pasadas las elecciones autonómicas?, ¿cuáles serán las consecuencias internas para Podemos de los resultados en Euskadi?, ¿unas malas cifras para el PSOE influirán en el futuro de Sánchez o en un cambio de postura de los socialistas?), pero también reflejan elementos que superan el corto plazo.