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Por qué Europa puede perder la guerra de Ucrania, la gane quien la gane
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Esteban Hernández

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Por qué Europa puede perder la guerra de Ucrania, la gane quien la gane

La buena situación económica de Rusia puede llevar a Putin a ser más atrevido y a intentar golpear a Occidente en su parte más débil, la europea. Nuestras debilidades estratégicas llevan a que una guerra larga nos perjudique

Foto: Vladímir Putin, en una reunión en el Kremlin. (Reuters/Sergey Guneev)
Vladímir Putin, en una reunión en el Kremlin. (Reuters/Sergey Guneev)
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La situación bélica en Ucrania parece relativamente estabilizada, con el foco centrado en el Donbás. La idea dominante es que el ímpetu de Putin se ha visto frenado por la resistencia ucraniana, que le ha obligado a hacer frente a dificultades que no había imaginado. Moscú se habría visto forzada a abandonar sus ambiciones de tomar Kiev y derribar al régimen de Zelenski, y, se habría replegado hacia Lugansk y Donetsk. El apoyo de la OTAN estaría siendo efectivo, lo que conduce hacia una invasión mucho más complicada y larga. Putin lo tendrá cada vez más difícil para mostrar algún triunfo que le permita salvar la cara frente a sus ciudadanos.

La OTAN, además, insiste, por boca de su secretario general, Jens Stoltenberg, en que la organización está preparada para ayudar a Ucrania a largo plazo en lo que será una guerra de desgaste, tanto en lo que se refiere a entregar nuevas armas como a mantener operativo el material entregado y ofrecer la munición, el combustible y los refuerzos precisos. La idea de que la guerra puede tardar bastante tiempo en resolverse está cada vez más presente en el horizonte.

Un doble problema

Esta situación plantea un problema serio para Europa, porque cuanto más tarde en terminar la guerra, mayor amenaza existe de crisis económica profunda, y porque un conflicto enquistado puede fomentar una escalada en el que los escenarios sean bélicamente peligrosos. Stoltenberg señalaba ayer que, además de la ayuda a Ucrania, la organización deberá jugar un papel importante a la hora de evitar esa escalada. Pero lo cierto es que eso también supone que los países que la conforman no crucen líneas rojas que hagan creer a Putin que ha llegado la hora de utilizar armas más dañinas.

Acabar con Rusia como potencia sería el objetivo. Para lograrlo, una guerra que se enquiste sería la solución más apropiada

Las élites estadounidenses muestran también alguna divergencia sobre cómo enfrentarse a la cuestión ucraniana. Había parte de ellas muy decididas a acabar con el poder ruso dando un golpe en el tablero, y son las más proclives ahora a enviar a Ucrania toda clase de ayuda, en la proporción que sea, para debilitar al régimen de Putin y enviar un aviso de que su papel en el tablero global va a ser muy reducido. Acabar con Rusia como potencia sería el objetivo. Para lograrlo, una guerra que se enquiste sería apropiada, en la medida en que las sanciones y el coste del conflicto minarían profundamente la economía rusa, y la declinante aceptación en el interior del país, así como un refuerzo de las capacidades militares ucranianas, llevarían a Putin a una derrota, o a una situación cercana a ella.

Este mismo sector estadounidense es más complaciente con China en lo que se refiere al comercio. Hay expertos que insisten en la necesidad de conservar buena parte de la globalización, también reduciendo los aranceles para los productos chinos, y abogan por conservar parte de las relaciones con Pekín. Parecen pensar que con una Rusia débil, la amenaza China ya no sería tan grande y que, por tanto, buena parte de lo existente hasta ahora podría salvarse. Hay sectores innegociables, como los referidos a la tecnología, a la inteligencia artificial y a la computación cuántica, en los que las conexiones deben cortarse radicalmente, del mismo modo que se debe evitar la expansión china, por ejemplo con el 5G, pero no ven demasiado problema en que los lazos financieros o con sectores no críticos se conserven.

La otra perspectiva

Hay otra visión dentro de las élites estadounidenses, que apareció con el primer Trump, que entendía que la amenaza real era China, y que atraer a Rusia a la esfera estadounidense, o al menos impedir que se aliara decididamente con Pekín y con Teherán, sería conveniente para conservar la hegemonía de EEUU. También pensaba que había que dar marcha atrás en la globalización de una manera decidida, y que los aranceles con China eran un arma que se debía utilizar de forma contundente.

Con la invasión de Ucrania, ganaron los primeros de forma clara, y los segundos desaparecieron del mapa, pero conforme pase el tiempo y el conflicto se enquiste, quizá sea difícil evitar que resurjan.

El 'NYT' sugería una salida temprana para el conflicto bélico, aun cuando Ucrania tuviera que ceder parte de su territorio

Y más aún en la medida, y algo así sugería un reciente editorial del ‘New York Times’, que el daño que producirá un conflicto largo a la economía occidental, en forma de inflación, falta de suministros, crisis alimentaria y demás, será apreciable. Europa sufrirá esos males en mayor medida, desde luego, pero tampoco EEUU está libre de ellos. El 'NYT' sugería una salida temprana para el conflicto bélico, aun cuando Ucrania tuviera que ceder parte de su territorio.

Los planes rusos

La postura del 'NYT' es relevante en la medida en que expresa una visión que empieza a difundirse en unos EEUU que tendrán las elecciones del 'midterm' este año, pero también porque cada vez se especula más con una posible solución al conflicto instigada por Rusia. Putin, una vez dominados Lugansk y Donetsk, propondría la paz a cambio de la incorporación la Federación rusa de ambas regiones y de los territorios que las unen con Crimea, y de la fijación de condiciones para que Ucrania no albergue armas nucleares y conserve la neutralidad. Si no se alcanzase un acuerdo en esos términos, Putin avanzaría por Odesa hacia Transnistria, y cerraría la salida al mar a Ucrania, y entonces volvería a negociar la paz.

Rusia podría golpear a Occidente en su punto más débil, Europa, debilitándonos mediante una prolongación interesada del conflicto

Es muy complicado conocer los propósitos rusos, así como la capacidad que tendría de llevar a cabo esa ocupación y, si fuera así, en cuánto tiempo, pero cada vez más se apunta a una necesaria cesión ucraniana desde diferentes sectores, y en esa dirección señalaba el ‘NYT’.

Pero no solo importa cómo se resuelva la invasión de Ucrania, sino en qué momento. Porque también existe la posibilidad de que Rusia, viéndose reforzada al no ser golpeada económicamente por las sanciones, y ante la enorme dificultad europea para desconectarse del gas ruso, al menos hasta el invierno, entienda que una guerra de desgaste le viene bien.

Para Europa, un conflicto dilatado sería un problema económico serio, y hay que entender que si bien hay una guerra real y cruenta en marcha, también la hay económica. Y, en ese sentido, Rusia querría golpear a Occidente en su punto más débil, Europa, y debilitarla mediante una prolongación interesada del conflicto. Las debilidades geoestratégicas europeas están siendo aprovechadas para llevarnos a una situación muy complicada. La guerra se ganará en este terreno, porque no es solo un conflicto territorial, sino que forma parte de una relación más compleja en la lucha por la hegemonía futura entre EEUU y China, y está por ver que en esa contienda el perdedor no sea Europa. La UE debería tomar conciencia, más allá de su relación con Rusia, y comprender el momento histórico, que nos estaría obligando a tomar un camino económico muy diferente. Sin eso, perderemos la guerra, la gane quien la gane.

La situación bélica en Ucrania parece relativamente estabilizada, con el foco centrado en el Donbás. La idea dominante es que el ímpetu de Putin se ha visto frenado por la resistencia ucraniana, que le ha obligado a hacer frente a dificultades que no había imaginado. Moscú se habría visto forzada a abandonar sus ambiciones de tomar Kiev y derribar al régimen de Zelenski, y, se habría replegado hacia Lugansk y Donetsk. El apoyo de la OTAN estaría siendo efectivo, lo que conduce hacia una invasión mucho más complicada y larga. Putin lo tendrá cada vez más difícil para mostrar algún triunfo que le permita salvar la cara frente a sus ciudadanos.

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