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Lo que Occidente no ve: el plan estratégico que Putin ha revelado en su discurso
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Esteban Hernández

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Lo que Occidente no ve: el plan estratégico que Putin ha revelado en su discurso

La intervención ante su Parlamento ha sido larga, un punto tediosa y sin grandes novedades. O eso parece, porque ha descrito punto por punto cómo debe ser la reinvención de su país

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin, antes del discurso. (Reuters/Ramil Sitdikov)
El presidente ruso, Vladímir Putin, antes del discurso. (Reuters/Ramil Sitdikov)
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El rumbo de Rusia en el frente es un tanto errático. No queda muy clara la estrategia que está siguiendo Putin, y su ejército ha dado más síntomas de debilidad que de fortaleza. De momento, y aunque se anticipa una ofensiva rusa, la realidad continúa siendo la de batallas continuas para ganar pequeños enclaves. Al mismo tiempo, la presencia de Biden en Kiev indica que habrá un apoyo estadounidense continuo. El año transcurrido desde que se produjo la invasión arroja muchas incógnitas y pocas certezas.

En este escenario, el discurso de Putin ante la Asamblea Federal había levantado expectación. Sectores favorables a Rusia habían señalado que se producirían importantes anuncios, en forma de anexión de Osetia del sur y Abjasia y de una confederación con Bielorrusia, lo que señalaría una ambición bélica mucho mayor. Nada de eso ha estado presente, y tampoco ha incidido acerca de la situación en el frente, más allá de las típicas declaraciones acerca de que Rusia no será derrotada por Occidente, ya que es un país invencible. Sí ha recalcado que responderán en una situación de amenaza existencial (“si les proporcionan misiles de más largo alcance, más lejos tendremos que avanzar”) y ha anunciado la congelación de la participación rusa en el tratado de desarme nuclear Start III, culpando a EEUU de utilizarlo para sus fines y preguntándose qué van a hacer Francia y Gran Bretaña.

Por lo demás, más o menos lo de costumbre. El inicio de su intervención ha consistido en una repetición abreviada sobre las causas de la guerra, ha señalado que su patria está defendiéndose de los enemigos exteriores, ha criticado al orden internacional fraguado por Estados Unidos y al mundo woke, que está conduciendo a Occidente a la catástrofe espiritual; nada que no hubiera expuesto insistentemente en otras ocasiones.

La reinvención de Rusia

Sin embargo, el discurso, que ha alcanzado casi las dos horas, ha dejado varios elementos que son dignos de atención, los relativos a la reinvención que Rusia tiene que llevar a cabo. Ha planteado la guerra desde la necesidad de asentar el frente interno, porque “quieren desestabilizar Rusia desde dentro” y ha subrayado la inutilidad de las sanciones para ese propósito, recordando que las previsiones económicas fracasaron al anunciar una debacle para su país y que Europa está viviendo momentos difíciles.

Para ese propósito de refuerzo del país, hay un elemento que le estorba, el de sus viejas élites. Ha enviado un explícito recado a los oligarcas, a los que necesita doblar el brazo para que haya orden interior, y les ha recomendado que cambien de pensamiento y de dirección. Ha recordado los años de caos en los 90, cuando expertos de Occidente acudieron a Rusia para reorganizar su economía, que acabó orientada hacia la exportación de materias primas: el país acabó vendiendo bosques, metales, petróleo y gas. Eso, subrayó Putin, produjo que no se invirtiera a largo plazo y que los sectores de valor añadido se desarrollasen de manera muy lenta.

El disciplinamiento de las élites es esencial para el orden político y Putin ha mostrado el camino que ha elegido: les ha echado al pueblo encima

El dinero que ganaron sus élites con esa economía no fue destinado a crear producción, empleos y nueva tecnología, sino que se empleó en comprar residencias y yates fuera de Rusia. Los ricos pasaban mucho tiempo lejos de su país, compraban productos de lujo y sus hijos estudiaban en universidades foráneas. Pero esa época idílica se les ha terminado: Occidente se ha quedado con su dinero y están entrampados en batallas legales, “que no tendrán éxito”, para recuperarlo. Pero esto, ha advertido Putin, no le causa ninguna pena a la población rusa, que vio cómo se cerraban las fábricas mientras las nuevas élites se hacían millonarias. Ahora tienen que elegir entre seguir conectados a unos países a los que su capital y su estatus les dan igual, o invertir en Rusia para abrir nuevas fábricas e industrias y cambiar la vida de sus ciudadanos. Ha contrapuesto estas élites a los “combatientes de los negocios”, a esos empresarios que ponen su capital para el desarrollo de la patria, de los que ha afirmado que son el futuro y la fuente de bienestar del país de Rusia. El disciplinamiento de las élites es esencial para el orden político, y Putin ha mostrado cuál es el camino que ha elegido al echarles al pueblo encima.

Foto: Putin, durante el discurso. (EFE/EPA/Dimitry Astakhov)

Todo ese dinero, asegura Putin, debe ponerse al servicio de Rusia. Y el Estado ayudará en ese propósito mediante alivios fiscales y reducción de la burocracia. El objetivo es claro: que Rusia crezca de “forma soberana e independiente”. “Tenemos un planteamiento estratégico que nos permitirá alcanzar un nuevo nivel”, ha señalado expresamente Putin. Las ayudas al sector privado, el desarrollo de la ciencia y de la tecnología y de las industrias nacionales irán acompañadas de apoyos para el aumento de la demanda interna: hay opción gracias a los nichos que han dejado las empresas occidentales que se han marchado.

Una reorientación profunda

La idea de fondo es orientar el país hacia una economía productiva, que le es precisa, después del vaciamiento y la orientación hacia el exterior de anteriores décadas, porque está en un momento existencial. La ausencia de músculo en muchas áreas, y más con las dificultades de acceso a suministro exteriores, tiene que ser compensada mediante una vitalidad a que permita crear nuevas empresas rápidamente. Ha mencionado el papel de las pymes en ese objetivo, el término emprendimiento ha aparecido en diferentes ocasiones, ha hecho hincapié en la importancia de la educación y de la formación para el futuro y en el papel negativo de la burocracia: Putin ha utilizado conceptos típicos de la economía de mercado para subrayar que esta carrera económica es una carrera patriótica. Ha apelado, en el mismo sentido, a los pequeños ahorradores para que destinen su dinero a fondos productivos que creen actividad en Rusia y cuyos beneficios no se marchen fuera. La Rusia que pretende Putin será muy distinta.

Ha puesto énfasis en el mar de Azov ("vuelve a ser nuestro mar") y en los corredores logísticos hacia Irán, Pakistán y Oriente Medio

Por último, ha fijado un nuevo eje. El anuncio de inversiones en infraestructuras tiene que ver con nuevos corredores logísticos, como el de los ferrocarriles que conecten partes asiáticas de su territorio y que tengan salida hacia Mongolia y China. También ha puesto énfasis en los puertos del mar Negro y del mar de Azov (que “vuelve a ser nuestro mar”), para ese propósito, y en los corredores hacia Irán, Pakistán y Oriente Medio. No se ha olvidado de mencionar la ruta del Ártico. Es resumen, ha señalado cómo su economía se va a orientar hacia Asia, allí donde ha encontrado socios que están aumentando el número de intercambios comerciales independientes de las monedas occidentales, de las que señala que están perdiendo su carácter universal.

Foto: Miembros del Ejército ucraniano disparan un Howitzer M777. (Reuters/Gleb Garanich)

Si sumamos todos estos factores, veremos que contienen un plan para su país, orientado por la necesidad, y ya completamente desvinculado de Occidente. La cuestión es si podrá llevarlo a cabo, cuánto tiempo necesitará para ello, y la fuerza y la capacidad de resistencia de las que dispone para llevarlo a efecto. Si lo consigue, es decir, si se fortalece productivamente, reorienta su economía y conecta con Asia, el mundo va a ser muy diferente.

Incluso Putin lo ve

No sabemos cómo va a terminar la invasión, pero puede ocurrir que Rusia no gane en el frente bélico y se recomponga en lo interno. Por decirlo con otras palabras, Putin ha dado por descontado en su discurso que terminarán de tomar tarde o temprano las cuatro provincias anexionadas (Donetsk, Lugantsk, Zaporiyia y Jersón), que ya ha disciplinado políticamente a su sociedad y la ha colocado bajo la bandera del patriotismo, y ahora pasa a la siguiente fase, la de reorganizar económicamente Rusia. Si eso sucede, las consecuencias serán notables.

Foto: Imagen de 'Zar Accidental'. (Cedida)

Hay que insistir, en esta época en que parece únicamente que las guerras se ganan con armas y con valores, en la importancia de la economía. Máxime cuando las confrontaciones bélicas hoy están mediadas por la posibilidad de los enfrentamientos nucleares, lo que las otorga una naturaleza distinta. Por eso debe insistirse en que el frente interno tiene más importancia que nunca, y que quizá ahí es donde Putin esté librando su batalla más importante. De ser así, quedaría al descubierto la falta de previsión occidental. Se insiste de continuo en la necesidad de derrotar a Putin, pero hay que entender que no es solo Rusia, sino que estamos ante un cambio de eje: Asia es hoy el centro de las preocupaciones estadounidenses y quizá mañana lo sea Eurasia, que es el sueño de Putin. Y mientras tanto, en lugar de pensar cómo fortalecernos como europeos, actuamos como si con enviar armas y poner sanciones bastara.

No sé cómo acabará esto, ni tengo pronóstico, pero sí sé que la respuesta interna es tan importante o más que la externa. Y el fortalecimiento de nuestras economías, de nuestras sociedades, de nuestra producción y de nuestro nivel de vida será esencial, lo que conlleva un cambio de mentalidad de nuestros dirigentes políticos y económicos. Mientras que unos afirman que hay que dar a Ucrania lo que pida, otros que hay que ayudarlos, pero dejando la puerta abierta a las negociaciones y otros afirman que hay que promover activamente la paz, nadie está pensando cómo afianzarnos de cara a lo que viene. Y esa es la pregunta esencial. Incluso Putin lo ha visto.

El rumbo de Rusia en el frente es un tanto errático. No queda muy clara la estrategia que está siguiendo Putin, y su ejército ha dado más síntomas de debilidad que de fortaleza. De momento, y aunque se anticipa una ofensiva rusa, la realidad continúa siendo la de batallas continuas para ganar pequeños enclaves. Al mismo tiempo, la presencia de Biden en Kiev indica que habrá un apoyo estadounidense continuo. El año transcurrido desde que se produjo la invasión arroja muchas incógnitas y pocas certezas.

Conflicto de Ucrania Vladimir Putin
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