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El liderazgo débil de Feijóo y el plan idóneo para Sánchez
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Esteban Hernández

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El liderazgo débil de Feijóo y el plan idóneo para Sánchez

Los rivales del PP, a izquierda y derecha, perciben un momento complicado para el líder popular. La investidura será una prueba de fuego, que puede venir bien a la hoja de ruta que Sánchez tiene en mente

Foto: Pedro Sánchez y Núñez Feijóo, en el Congreso. (EFE/Mariscal)
Pedro Sánchez y Núñez Feijóo, en el Congreso. (EFE/Mariscal)
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La propuesta de Núñez Feijóo al PSOE, realizada el miércoles pasado, que incluía un acuerdo de renovación de áreas cruciales del Estado vinculadas a un Gobierno popular reducido a dos años, ha generado en los socialistas muchas más sonrisas que aceptación. La manera de desdeñar la proposición, y las declaraciones posteriores, no señalan simplemente una división profunda en la política española que imposibilita los consensos, sino la sensación de superioridad de Sánchez frente a un Feijóo al que percibe tocado.

En el PSOE, la conclusión que extraen de la propuesta es que "el PP y Feijóo no terminan de interiorizar el resultado electoral. Por eso dan bandazos y proponen cosas muy poco reflexionadas. No puedes buscar el acuerdo con un partido al que prometiste derogar, y al que has insultado sin parar toda la legislatura, negando incluso la legitimidad del Gobierno. El PP está mostrando lo que hay. Sin trampa ni cartón. Están en el día 22 de julio y en las encuestas. No han asumido lo que votaron los españoles".

La trampa de la investidura

Los tiempos que vienen para Feijóo serán difíciles, salvo que consiguiera ser investido. Desde Moncloa se ha insistido repetidamente en la falta de capacidad del líder gallego. La política nacional le viene grande, concluyen, y la desorientación que los populares muestran es fruto de los déficits en la gestión de su presidente.

"Alejandro Fernández está criticando a Feijóo porque obedece a Díaz Ayuso, que se ha quedado detrás con la escopeta cargada"

La investidura de finales de mes es un terreno empantanado para todos los participantes, pero especialmente para Feijóo. Tiene que mostrar solvencia y liderazgo más allá de atacar a los socialistas por sus pactos, no tanto para convencer a los grupos de que le voten, como para afianzarse entre los suyos. Si la sensación de estar dando bandazos continúa, su liderazgo será mucho más contestado, afirman desde el lado socialista. En Vox también señalan tensiones internas en los populares: "Alejandro Fernández le está criticando porque está obedeciendo a Isabel Díaz Ayuso, que se ha quedado detrás con la escopeta cargada".

Los socialistas esperan que esa sensación de desgaste de Feijóo se acentúe con la investidura, y que se constaten en ella su soledad y su falta de argumentos. Será entonces el momento de Sánchez, cuando se perciba como la única alternativa, tanto para el resto de los partidos como para la sociedad, se cierren las negociaciones, y vaya a la investidura. Más allá del contenido concreto de los posibles acuerdos, el elemento de convicción último será la sensación de que no hay otro camino, de que la repetición de elecciones sería peor para todos los partidos que apoyan al bloque progresista, y que el acuerdo que tienen en la mesa es lo mejor que pueden conseguir.

El programa de Sánchez

Si esto fuera así, Sánchez podría desarrollar su programa idóneo: conseguir que la fecha de su investidura fuera en torno al 12 de octubre, preferiblemente la semana anterior del festivo que la posterior, de manera que se despejase el juramento de la Constitución por parte de la princesa de Asturias, que se celebrará el 31 de octubre, y que el nuevo Gobierno pueda comenzar a negociar el presupuesto en noviembre. Calviño afirmó el pasado jueves que la prórroga del actual presupuesto podría llevarse a cabo sin problemas y que, por tanto, no sería indispensable la aprobación de uno nuevo, pero con la inflación y las exigencias europeas respecto del déficit público, sería conveniente su actualización. A finales de año se llegaría, pues, con Pedro Sánchez como presidente de turno de la Unión Europea, y con dos meses libre para ejercer el cargo. Sería un elemento simbólico potente al que Sánchez querría sacar partido: acabaría el año de manera triunfal.

Si Feijóo se muestra en la investidura débil, las dudas en el partido y en su electorado serán grandes

Si el plan socialista pudiera llevarse a efecto, supondría además una herida añadida para el PP: después de un mes de negociaciones, los populares fracasan en su investidura, mientras Sánchez, apenas diez días después, logra la aprobación de las Cortes. La cercanía temporal visualizaría de forma clara las diferencias en la aceptación entre ambos partidos.

Feijóo, en el caso de que no alcance una muy improbable investidura, necesitaría un desempeño muy solvente en el pleno, sobre todo para dar la sensación entre los suyos de que hay líder, y de que la oposición queda en buenas manos. Si se muestra débil o poco convincente, las dudas en el ámbito conservador, en el partido y en su electorado, serán más grandes. Por más que los tiempos en política sean cada vez más cortos, y todo se olvide pronto, comenzar un nuevo tiempo desde abajo dificulta un buen recorrido.

La propuesta de Núñez Feijóo al PSOE, realizada el miércoles pasado, que incluía un acuerdo de renovación de áreas cruciales del Estado vinculadas a un Gobierno popular reducido a dos años, ha generado en los socialistas muchas más sonrisas que aceptación. La manera de desdeñar la proposición, y las declaraciones posteriores, no señalan simplemente una división profunda en la política española que imposibilita los consensos, sino la sensación de superioridad de Sánchez frente a un Feijóo al que percibe tocado.

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