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Sánchez pone en marcha la maquinaria: "Junts debe hacer bien las cuentas"
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Esteban Hernández

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Sánchez pone en marcha la maquinaria: "Junts debe hacer bien las cuentas"

El anuncio del acuerdo entre PSOE y Sumar supone que Sánchez ha decidido tomar las riendas y marcar el debate. Tenía que construir una narrativa clara y se estaba quedando sin tiempo

Foto: El PSOE y Sumar firman un acuerdo para un Gobierno progresista de coalición. (Europa Press/Eduardo Parra)
El PSOE y Sumar firman un acuerdo para un Gobierno progresista de coalición. (Europa Press/Eduardo Parra)
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El tiempo se estaba agotando para el PSOE. Y no por la fecha límite de la investidura, sino porque tiene que construir antes una narrativa clara y comprensible que le sirva tanto para el caso en que haya acuerdo como para una ruptura (improbable, si se repara únicamente en los elementos objetivos) que nos lleve a nuevas elecciones. Esa narrativa requiere desarrollo y concreción y no es algo que pueda realizarse bruscamente. Hasta ahora, ha habido un único elemento de debate, la amnistía, y es un asunto espinoso que otorga ventaja discursiva a las derechas. Que la discusión pública continúe centrada en Puigdemont no les resulta especialmente conveniente a los socialistas. Tampoco el PP puede seguir enzarzado en un antisanchismo reforzado con la amnistía, pero esa es otra historia.

La presentación del acuerdo con Sumar ha significado, en primer lugar, que Sánchez ha puesto en marcha la maquinaria y que entramos en una nueva fase, lo que hace pensar en que la investidura está más cerca. En primera instancia, el presidente en funciones no ha modificado ni un ápice el mensaje que envió desde la celebración de las elecciones, y lo ha repetido con la rotundidad habitual: habrá Gobierno de coalición y será para cuatro años. Apenas mencionó la alianza entre la derecha y la extrema derecha, que habría tenido que sacar a relucir desde ya si tuviera la repetición electoral en mente, y la referencia expresa que ha realizado no estaba encarnada en Feijóo, sino en Ayuso, a quien ha afeado su respaldo a Milei. Aviso para navegantes.

Algo más que un anuncio

En todo caso, esa narrativa que era necesaria encontró este martes un primer desarrollo. Un acuerdo con Díaz se daba por descontado, solo faltaba que el lazo más sencillo no fuera anudado correctamente. La manera en que tuvo lugar el anuncio, con una intervención de Yolanda Díaz en la que subrayó las medidas más relevantes que ambos partidos habían acordado, y otra extensa de Pedro Sánchez en la que explicó el marco en que esas medidas se encuadraban, señaló que se trataba de contar algo más que el hecho de que PSOE y Sumar están juntos en esto.

"Esto es lo que les molesta a algunos. Una agenda tendente a corregir las desigualdades y erradicar los privilegios. No la amnistía"

Lo que presentaron este martes, más que un acuerdo, fue casi un programa de investidura. Sánchez insistió en el balance de lo realizado durante el Gobierno anterior y señaló los caminos por los que avanzará esta legislatura. Las 230 medidas que conforman el acuerdo “están sostenidas por el aval de la ciencia”, “contienen aspiraciones recogidas en nuestra Constitución”, suponen “un avance hacia el pleno empleo y la modernización del tejido productivo” y “son compartidas por la inmensa mayoría de nuestro país”. Subrayó que su propósito es “alcanzar las cotas más altas de bienestar” a través de la mejora en la eficiencia de la Administración, el impulso a la vivienda, la apuesta por la transición ecológica y el combate contra la violencia machista y los discursos de odio. En definitiva, Sánchez volvió al marco que con más ahínco impulsó antes de las elecciones: la lucha entre el progreso y la reacción. Ni una palabra de la amnistía.

Probablemente, quien mejor explicó el propósito último de la intervención del presidente en funciones fue Óscar Puente: “Esto es lo que les molesta a algunos. Una agenda tendente a corregir las desigualdades y erradicar los privilegios. No la amnistía”.

Un programa con doble utilidad

El PSOE necesita construir un discurso en el que la amnistía no sea el punto central, sino uno necesario para que su programa de renovación y modernidad se desarrolle. Necesita justificar las posibles medidas que tome para satisfacer a Junts como una parte precisa para impulsar una acción de progreso. Nada peor para los socialistas que dar la impresión de que todo va únicamente de ambición de poder. El acuerdo con Sumar les sirve para señalar la agenda social y la de transformación como aspecto esencial de ese programa, y supone fijar un punto de partida político que pueda oponerse a lo que la otra parte del espectro político propone.

“Si Junts sabe hacer los números, debería disipar cualquier tentación de repetición electoral”

A partir de ahí, la fijación de posiciones políticas que Sánchez y Sumar han realizado este martes les puede servir para justificar la investidura con Junts, pero también como programa en caso de repetición de elecciones. En todo caso, este anuncio implica que el proceso de investidura ha comenzado, y que el PSOE ha iniciado la cuenta atrás.

El resultado de la misma parece más dudoso. En condiciones normales, todos los partidos de la coalición cuentan con más incentivos para nombrar presidente a Sánchez que para ir a nuevas elecciones. El resultado más probable es un ligero aumento de escaños, pero no suficiente para gobernar, para el lado derecho. En consecuencia, señalan en la Moncloa, si Junts sabe hacer los números, debería disipar cualquier tentación de repetición electoral, porque jugarse todo a una carta tendría reproche social en el ámbito independentista (salvo hiperventilados). Sin embargo, Junts es especialista en cambios de rumbo en el último instante y en salirse de lo que las condiciones objetivas señalan como razonable.

El tiempo se estaba agotando para el PSOE. Y no por la fecha límite de la investidura, sino porque tiene que construir antes una narrativa clara y comprensible que le sirva tanto para el caso en que haya acuerdo como para una ruptura (improbable, si se repara únicamente en los elementos objetivos) que nos lleve a nuevas elecciones. Esa narrativa requiere desarrollo y concreción y no es algo que pueda realizarse bruscamente. Hasta ahora, ha habido un único elemento de debate, la amnistía, y es un asunto espinoso que otorga ventaja discursiva a las derechas. Que la discusión pública continúe centrada en Puigdemont no les resulta especialmente conveniente a los socialistas. Tampoco el PP puede seguir enzarzado en un antisanchismo reforzado con la amnistía, pero esa es otra historia.

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