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Un pacto de Estado necesario que no llegará
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Melchor Miralles

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Un pacto de Estado necesario que no llegará

Desde que se consumó la debacle socialista en las urnas municipales y autonómicas, los decibelios de la batalla entre PP y PSOE a costa de las

Desde que se consumó la debacle socialista en las urnas municipales y autonómicas, los decibelios de la batalla entre PP y PSOE a costa de las cuentas públicas de ayuntamientos, comunidades y Estado están al límite. Bruselas entra de nuevo en escena y sugiere que subamos los impuestos al consumo. Bildu, envalentonados a su estilo, van de amenaza en amenaza hasta la victoria final. En Valencia, Camps anuncia un contrato multimillonario para la Fórmula 1. En Castilla La Mancha, las trituradoras de papel están ardiendo y va Marcelino Iglesias y dice que se trata de documentos personales; si es así, ¿por qué no se los llevan a sus casas?, y, además, ¿qué hacían tantos documentos personales en los despachos?, ¿a qué se dedicaban esos altos cargos? El Gobierno prepara un decretazo light que va a cabrear más aún a todas las partes. Las cajas siguen en apuros. Los del 15-M empiezan a parecer una caricatura... y los cuarteles generales de los partidos preparan ya el Debate del estado de la Nación para el 28 y 29 de este mes. Lo único evidente es que el estado es lamentable, que la Nación está hecha unos zorros y que los paganos de este desastre somos todos.

Ante este panorama, creo de verdad que el Debate de fin de mes, habitualmente poco útil, podría servir este año, si nuestros políticos tuvieran altura de miras para alcanzar un gran pacto de Estado (con mayúscula); abandonar actitudes escatimosas y tomar decisiones que nos permitan salir de esta esclerosis; ganarle la batalla a la crisis tomando decisiones sensatas para salir de ella; comenzar a ganarle de verdad la batalla al desempleo; adoptar medidas drásticas para el control del déficit nacional, autonómico y local; afrontar una reforma del mercado laboral que todos saben imprescindible; poner patas arriba nuestro sistema financiero; colocar las primeras piedras de la regeneración democrática; adoptar medidas concretas practicas y de obligado cumplimiento en la lucha contra la corrupción y el despilfarro...

Un gran pacto de Estado para sacar a España del agujero y espantar del todo el fantasma de una intervención supondría además un espaldarazo ante la opinión pública a una casta política cuyo desprestigio no cesa

No va a suceder, pero no está de más, creo yo, reclamarlo por más que quede como una voz en el desierto. Le podría permitir al presidente José Luis Rodríguez Zapatero afrontar el final de su legislatura con una limpieza de su imagen insuperablemente deteriorada. Le sería útil a Alfredo para afrontar la carrera electoral alejado de su papel de conspirador y permanente derrotado en sus batallas internas. El PP podría alardear de haber aparcado esa imagen de cri-ti-ca-lo-to-do-pa-se-lo-que-pa-se en beneficio del interés general y daría un paso rentable para ellos con la vista puesta en las cuentas que previsiblemente tendrán que gestionar a partir de 2012, como muy tarde. Rajoy reforzaría su imagen de hombre sensato y podría darle un empujón a una imagen que no termina de consolidarse. Los partidos minoritarios tendrían la oportunidad de jugar un papel relevante en una cuestión de interés general y podrían sumarse a una foto útil que los ciudadanos agradecerían. Un gran pacto de Estado para sacar a España del agujero y espantar del todo el fantasma de una intervención supondría además un espaldarazo ante la opinión pública a una casta política cuyo desprestigio no cesa.

Pero no. El Gobierno y el PSOE, tienen claro que no adelantan las elecciones ni por el forro porque andan encelados en tratar de armar una candidatura en torno a Alfredo que haga posible una derrota que no sea por mayoría absoluta del PP y ya andan negociando con PNV y CiU un posible Gobierno tripartito, persiguiendo equivocadamente un final de ETA que no se va a producir, desgraciadamente, y tratando ahora de hacer creer que todo el problema de España está en esas autonomías que gobernará mayoritariamente el PP, a quienes va a colocar todas las chinitas que encuentre en el camino. Los populares empiezan a tener dudas de que la victoria vaya a ser por mayoría absoluta, aunque las encuestas así lo digan. Saben que si es así podrían no poder gobernar aunque sean la lista más votada y están en el discurso de que al enemigo ni agua, y a por ellos que son pocos y cobardes. Los nacionalistas están a lo suyo, como siempre, tratando de buscar su sitio, negociando con unos y otros, colocando una vela a Dios y otra al diablo. IU buscando aún su sitio para salir de la marginalidad. UPyD como esperanza blanca, tratando de consolidar en las Generales los buenos datos de algunas autonomías y ayuntamientos.

Y nosotros, los ciudadanos, a verlas venir. Por más que sea evidente, más allá de las ideologías, que hay un desencanto generalizado, que hay coincidencia en que es necesario hacer algo, que podríamos empezar a ganarle la batalla a la crisis y ganaríamos nueve meses que se presentan tediosos en esta política del "y tu más" y del "quítate tú que me pongo yo" que tanto hastío genera y que tanta desafección hacia los políticos provoca. Es su responsabilidad. Ellos sabrán lo que hacen. Yo tengo claro que es en las grandes crisis, en los grandes momentos, cuando son necesarios los grandes políticos capaces de anteponer los intereses generales a los particulares o partidistas. Es en las grandes crisis cuando se consagran los políticos que pueden pasar a la Historia. Pues eso. Que seguiremos igual, y por lo tanto, peor.

Desde que se consumó la debacle socialista en las urnas municipales y autonómicas, los decibelios de la batalla entre PP y PSOE a costa de las cuentas públicas de ayuntamientos, comunidades y Estado están al límite. Bruselas entra de nuevo en escena y sugiere que subamos los impuestos al consumo. Bildu, envalentonados a su estilo, van de amenaza en amenaza hasta la victoria final. En Valencia, Camps anuncia un contrato multimillonario para la Fórmula 1. En Castilla La Mancha, las trituradoras de papel están ardiendo y va Marcelino Iglesias y dice que se trata de documentos personales; si es así, ¿por qué no se los llevan a sus casas?, y, además, ¿qué hacían tantos documentos personales en los despachos?, ¿a qué se dedicaban esos altos cargos? El Gobierno prepara un decretazo light que va a cabrear más aún a todas las partes. Las cajas siguen en apuros. Los del 15-M empiezan a parecer una caricatura... y los cuarteles generales de los partidos preparan ya el Debate del estado de la Nación para el 28 y 29 de este mes. Lo único evidente es que el estado es lamentable, que la Nación está hecha unos zorros y que los paganos de este desastre somos todos.

Deuda Comunidades Autónomas Francisco Camps